La danza con los demonios

Diamantes

Esther Singer Kreitman

Traducción por Traducción de Jorge Ferrer

Acantilado

Barcelona, 2024, 600 pp.

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Guedalyahu Berman es el patriarca de una familia judía, comerciante exitoso de diamantes, controlador y algo indolente con las tradiciones religiosas a las que solo atiende por cumplir; humilla a Rójel, su esposa, a la menor provocación y se apena de su hijo mayor, David, quien es ante sus ojos un bueno para nada. Por esta razón trata de encauzar al más pequeño, Jacques, para que no se vuelva una vergüenza de la familia. Su gran amor es Jeanette, su hermosa hija, a quien cumple todos sus caprichos y venera por su encanto y su carácter impetuoso. Además de miserable, Berman es un judío perverso y severo que tuvo una infancia muy difícil con un padre siempre enfermo, postrado y de humildad extrema, una madre que de pronto se vio obligada a trabajar de manera ardua para sacar adelante a su familia, renegar de su marido improductivo y acusada maliciosamente por sus vecinos del pueblo de ser una bruja que, a la luz de la luna, de madrugada, realizaba conjuros y fechorías cuando la infeliz mujer solo buscaba un poco de sosiego en su vida miserable.

Diamantes es una novela de baja temperatura, precisa y bella aun con sus tragedias existenciales y penurias físicas. Ambientada pocos años antes de la Primera Guerra Mundial, se adentra en el destino de miles de judíos polacos que abandonaron sus pueblos para ir a París, Bruselas, Amberes o Londres. Con sus esperanzas desvalidas y más vacilaciones que certezas llegaron a distintas ciudades con el objetivo inicial de sobrevivir; con sus escasos bultos de ropa miserable y recuerdos gastados arrastraron sus libros sagrados, retazos de fe y recuerdos enmohecidos, sus muertos, sus angustias y deseos sombríos en busca de lugares donde el asedio al judío fuera menos implacable o, con suerte, no existiera.

Esther Singer Kreitman (Biłgoraj, Zarato de Polonia, 1891-Londres, 1954) fue la mayor de la dinastía Singer, una narradora polaca cuyo camino literario siempre fue cuesta arriba por los estigmas de la época: su padre no quería para ella una vida de crecimiento intelectual, sino la sumisión y los deberes religiosos y domésticos; sus hermanos, conscientes de su impetuosidad y talento no apoyaron su carrera literaria más allá del cariño familiar; el mayor de ellos, Israel Yehoshua, autor de las famosas Los hermanos Ashkenazi y La familia Karnowsky, huyó de su casa muy joven para dedicarse de lleno a la literatura y alejarse del misticismo abnegado de su padre, del sacrificio religioso que se respiraba en casa, más cercano a la miseria que a la sabiduría sagrada. Isaac Bashevis, el consagrado de los tres hermanos y Premio Nobel de Literatura en 1978, veía en su hermana un espíritu vehemente, pero hasta ahí.

Es indudable que había en los Singer una capacidad notable para contar historias intensas, anécdotas y vivencias llenas de colorido, voluptuosidad y contrastes místicos; fogosas para acentuar los temperamentos de sus peregrinos, errabundos y religiosos, aun en las temperaturas más heladas; con efectiva templanza y notable pluma para desmenuzar las vidas de sus elegidos, los tres autores describieron suplicios, tragedias, travesías delirantes, incluso amores terribles, añoranzas llenas de candor y humoradas.

La suerte de las familias que retrata Israel Yehoshua, sus truhanes y trotamundos extiende sutiles lazos de sangre con los memorables personajes de Isaac Bashevis en Enemigos. Una historia de amorEl mago de Lublin o en su póstuma y maravillosa Keyle la Pelirroja, y la mayor de la dinastía no se queda atrás en sus novelas, pues con su depurada claridad narrativa y conclusiones mesuradas y contundentes, por momentos insospechadas y atrevidas, asombran por su elocuencia; así, Esther Singer Kreitman despliega en las dos novelas que se conocen en castellano –Diamantes y La danza de los demonios– un dramatismo sutil, un manejo prudente y de gran expresividad de las desventuras que estrangulan a sus personajes hundidos en el cambio de siglo y en el horror de la guerra inminente.

Gracias a esa destreza literaria el personaje de Berman aparece como un controlador taimado al que nada lo detiene para lograr sus propósitos, un tirano para su familia, un respetado hombre de negocios para su círculo cercano de judíos que lo odia y lo admira, un prepotente para sus enemigos. Berman se mueve con seguridad en el mundo de la compraventa de diamantes en aquella Berna previa a la Gran Guerra, muerde y remuerde su pasado de penurias, lo que lo convierte en un hombre rencoroso y, aunque paradójicamente ama a sus hijos, en especial a su pequeña a quien consiente su locuacidad juvenil, no tiene la sensibilidad ni paciencia de encauzar al mayor, David, quien se relacionará con la inolvidable Guítele, una bella judía polaca que también escapó del asedio y la miseria de su barrio natal. Con ella tiene un hijo al que no puede mantener, al que abandona a su suerte cuando deben buscar refugio en Inglaterra ante la llegada del conflicto bélico.

Guítele tendrá un papel vital en la historia al tiempo que representa la ilusión y el destino trágico del inmigrante; con más ilusión que amor se enreda con un revolucionario estúpido e idealista obsesionado por el comunismo, pero incapaz de hacerse responsable de sus actos inmediatos, su manutención, y tampoco ayuda a la muchacha que sedujo con sus vanas pretensiones sociales. Así, podrán mantener Guítele y David un amor reposado, gris, sin expectativas.

Con la llegada de la guerra la vida vuelve a sacudir a todas las familias, los hombres preparan su equipaje con algo de comida, objetos valiosos que puedan transportar, sus ropas y abrigos; dejan sus casas y sus historias. Las mujeres suplican a Dios que la crueldad acabe pronto mientras transportan sus plegarias, mendrugos y sedas viejas; los mercaderes de diamantes llevan consigo sus negocios, sus angustias y su avaricia a otras ciudades.

Ante la muerte tan cerca y consciente de su ineptitud, David decide enrolarse en el ejército, su hermana opta por la fiesta y los días de vino y rosas hasta quedar embarazada, su abnegada madre ahonda en sus amarguras y Berman, salvajemente práctico, casa a su hija, repudia con dolor las decisiones de su David y organiza la marcha de su familia a Londres.

Sabemos que Esther Singer Kreitman aceptó el matrimonio para alejarse del yugo familiar, y aunque suponemos que no fue feliz, lo cierto es que para ella significó un acto de extraña liberación, solo así pudo dedicarse a escribir, como sus hermanos. En esas circunstancias, su entorno en un barrio polaco le dio mucha tela de donde cortar, atmósferas sagradas, anécdotas de bandidos, rameras, conversos y estafadores; el alejamiento de las aldeas natales, los recuerdos de una infancia llena de pobreza entibiada por la idea de Dios. El sello distintivo de esta escritora es la claridad, la paciencia para armar historias entrañables donde no se exagera el dolor y la candidez de sus seres humanos se aprecia hasta en sus individuos miserables.

Diamantes, publicada por primera vez en español en 2024, es una novela bien desplegada y elocuente, donde el frío de sus escenarios penetra en el razonamiento con timidez y los momentos de amor e ilusión se muestran con exactitud para hablarnos con agudeza de la condición humana. Conocida por la traducción de La danza de los demonios, con Diamantes Esther Singer Kreitman confirma con un fulgor descriptivo tímido, tenue, memorable, que sus largos años de silencio y de aguantar el menosprecio familiar forjaron apreciables historias de judíos errantes con sus aciertos y desprecios, sus yerros e iluminaciones. La pluma de esta escritora no se contentó con detallar aspectos de la vida de sus semejantes, dibuja también con sus colores frágiles las plazas y las calles cubiertas por hollín y nieve, rescata el pasado de sus patriarcas marcado por la penuria y el sacrificio, al tiempo que integra lo convulso de la historia, de su historia, las confrontaciones bélicas y el espanto natural de hombres y mujeres ante la guerra con un tono contenido y un retrato puntual y brillante para hacer de Diamantes una novela sencilla y memorable. ~


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