Principiemos con una relaciรณn filolรณgica. Acudamos al inevitable monstruo don Joan Corominas. Gruta, dice Corominas, tomado del napolitano grutta, y este del latรญn vulgar crupta (latรญn culto crypta), โbรณveda subterrรกnea, criptaโ, derivado del griego kryptein, โocultarโ. Figura en 1433, Santillana. (Seรฑala Corominas, por cierto, que no ha sido gruta voz de uso vulgar en Espaรฑa, sino de lรฉxico noble de vena cultural โGรณngora y demรกsโ; en cambio estรก en la lengua judeoespaรฑola no por cultura de los sefardรญes, sino por contacto de estos con el italiano y el francรฉs. En Mรฉxico, quien sabe por quรฉ, sรญ es palabra vulgar.) Ahora, grotesco aparece como grutesco en 1550 (Lope de Rueda, el otro Lope) y como brutesco (Cervantes, Quevedo). Del italiano grottesco, โdicho propiamente de un adorno caprichoso que remeda lo tosco de las grutas, con menudas conchas (como dice Cervantes) y varios animales que en ellas se crรญan, y mรกs tarde con figuras de quimeras y follajes, de donde viene luego lo de โextravagante, ridรญculoโโ.
El Diccionario de autoridades trae la voz grutesco, โespecie de adorno
en la arquitectura y pintura, compuesto de varias hojas, peรฑascos y otras cosas, como caracoles y otros insectos. Llamose asรญ por haberse hallado esta moda en las grutas antiguas de Roma [entre otras, la Casa Dorada de Nerรณn]โ.
El resultado de todo lo anterior fue que Watt jamรกs llegรณ a saber cรณmo habรญa podido entrar en casa de Mr. Knott.
Pero los sentidos de las palabras cambian, se enriquecen o empobrecen, se modifican. Si cometiera la imprudencia de decirle a una mujer โse ve usted grotescaโ, ella no entenderรญa que le quiero decir โestรก usted prolijamente adornada con plantas, animales y otras cosasโ. Yo faltarรญa a las reglas de urbanidad y ella se sentirรญa, en la mayor parte de los casos, ofendida. Entonces, ยฟquรฉ sentido tiene para nosotros la voz grotesco? ยฟQuรฉ es lo grotesco?
Veamos el pasaje de Beckett. ยฟQuรฉ es lo primero que nos atrae del escrito? Yo creo que una cierta ambigรผedad: nos cuenta una serie de horrores y desgracias, pero lo hace en tal forma que su efecto es irresistiblemente cรณmico. El alma del lector vacila entre reacciones diferentes; uno se pregunta: ยฟcรณmo puede ser posible que me estรฉ riendo de esto? Sucede que comprendemos dos cosas diferentes al mismo tiempo. Sรญ, lo grotesco es siempre conflicto, guerra de significados. โLa naturaleza indefinida, no resuelta del conflicto grotesco es importante: nos ayuda a separar lo grotesco de otros modos o categorรญas literariasโ, dice Thompson en su librito sobre el asunto.
Pero no es suficiente la ambigรผedad para aislar la categorรญa de lo grotesco; la ironรญa o la paradoja, por ejemplo, son tambiรฉn anfibolรณgicas pero casi nunca grotescas. El texto de Beckett ofrece otra caracterรญstica: la desmesura, la exageraciรณn. Tantas desgracias de la familia Lynch son demasiadas, es imposible tanto infortunio. Lo grotesco, ademรกs de ambiguo, ha de ser exagerado. Ahora bien, cuando se incurre en este gรฉnero de desmesuras suceden dos cosas. La primera es que se cae en una suerte de monstruosidad, de anormalidad. Un apacible conejo, por ejemplo, se vuelve monstruoso con solo pensarlo de cuatro metros de alzada; tambiรฉn un elefante de la talla de una mosca. La exageraciรณn que conduce a la anormalidad es otra de las notas definitorias de lo grotesco. La familia Lynch es monstruosa.
La segunda consecuencia de la desmesura, del atiborrar, del exagerar es la extravagancia. ยฟPara quรฉ hace usted esto?, ยฟquรฉ razรณn tiene?, son las preguntas habituales frente a la extravagancia. Lo estrafalario, lo excรฉntrico es siempre innecesario. Un anciano que se desplaza en la calle tocado con tres sombreros superpuestos es un extravagante. El pasaje de Beckett, por desmesurado y monstruoso, es extravagante. ~
(Ciudad de Mรฉxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadรฉmico, autor de algunas de las pรกginas mรกs luminosas de la literatura mexicana.