Otis: la cereza sobre un pastel demasiado blando

El paso del huracán cimbró a un puerto que lleva décadas tratando de regresar a su época dorada. Las ciudades no se regeneran rápido ni de modo natural. Mientras que el pronóstico del gobierno federal es reabrir el turismo el próximo año, otros opinan que será necesario por lo menos un lustro para reconstruir lo que ya se encontraba en estado crítico.
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Memorias de una superviviente de Doris Lessing y Vida y época de Michael K de J. M. Coetzee son dos ejemplos de diáspora y supervivencia en ciudades derruidas. No se sabe qué pasó antes, solo vemos a personas que huyen o resisten en medio de la desolación, falta de víveres, sin electricidad y sin saber si adonde lleguen estará igual o peor. El peligro de quedarse o el riesgo de irse y enfrentar los peligros de caminar en la carretera. Eso pienso ahora mientras imagino el lugar donde nací y crecí.

Uno de los lugares más famosos de la tierra. Envuelto en el celofán de su vida anterior, de su juventud gloriosa como un bailarín de ballet que la gente imagina eterno, grácil y hermoso a pesar de su avanzada edad y su evidente deterioro.

Las ciudades son personas que envejecen muy rápido. No se regeneran naturalmente.

En Acapulco sí se sabe qué pasó para llegar a esto. Fueron años de goteo sobre la piedra. La pobreza extrema de muchos de sus habitantes (casi 127 mil de acuerdo con el Coneval), la enorme distancia del Acapulco cotidiano: los que viven al día, con sus jornadas de escuela, de orden, de rutina familiar, de sus maestros y sus fiestas sindicales, de mujeres arregladas los jueves comiendo pozole en diversos puntos del puerto (la verdadera actividad local). Y el Acapulco hecho a semejanza de los pudientes, los que viven en la ciudad burbuja, en esferas o departamentos de lujo con aire acondicionado, vigilancia, empleados que viven en la otra periferia, en colonias hechas a conveniencia por la cercanía de las fuentes de empleo.

En 1959, con la revolución en Cuba, una de las premisas era que se había acabado el prostíbulo de Estados Unidos. Pero Cuba no era el único, Acapulco llevaba para entonces un par de décadas como el balneario favorito de varias estrellas de Hollywood y distintos personajes de poder. Un escenario ideal: un bar eterno, prostíbulo predilecto donde agentes de trata incluyen niños y niñas. Acapulco, Cancún, Los Cabos y otros muchos paraísos tropicales son también los paraísos de la trata infantil.

María Luisa Puga, que vivió en Gran Vía Tropical (a menos de dos kilómetros de mi casa en Caleta) en los años cincuenta, ya hablaba de dos cosas que encuentro fascinantes: el sitio como tal y el carácter de los acapulqueños, mezcla exótica de sangre oriental, española e indígena.

Pienso en esto para entender lo que vendrá: la violencia o la servidumbre. Quizá ambas mezcladas. Guerrero, por su naturaleza, espera siempre el rescate del gobierno. Años de entrenamiento priista. Cada elección había tinacos, bultos de cemento, techos de lámina, camisetas blancas con el logo del PRI y el nombre del candidato en turno. La gente se organizaba para recibir hasta un terreno o vivienda improvisada en las barrancas. Ahí tenían vista al mar.

Pero los viejos meseros aún suspiran recordando viejos tiempos, cuando recibían propinas en dólares, cuando llegaban gringas y europeas buscando amantes morenos y jóvenes. Pero yo, desde chica, solo recuerdo el recuerdo de otros. Yo no logré identificar el cambio de la clientela: desde los ochenta, Acapulco es la alberca atiborrada de millones de familias mexicanas de la clase trabajadora de la Ciudad de México y el Edomex. Ese cambio se notó en la calidad de los servicios, hoteles baratísimos, comida local hecha para ese turista que no tenía dólares. Turistas de Oxxo: hielera de unicel, cervezas en la playa. Lo que lograba esto: los restauranteros daban permiso de que bebieran ahí a cambio de la comida. Y claro, la comida costaba el triple. Una lógica comercial extraña, pero que funciona.

Trato de organizar la información que tengo porque es demasiada. Demasiados testimonios, datos duros, predicciones.

No me extiendo. Acapulco se divide en tres zonas: tradicional, dorada y diamante. Entre la primera y la última no hay nada en común, como dos países que hablan otro idioma, tienen otro paisaje aunque sea de agua. La arena, el oleaje es distinto. El color del mar.

En Punta Diamante-Brisas Guitarrón (donde tiene su casa Plácido Domingo) se quedaron unas veinticuatro horas sin luz porque su instalación es subterránea y no fue difícil conectarlos de nuevo. El resto de la ciudad es otra historia. Hoy que escribo, a trece días de Otis, más del 60% de las casas siguen sin luz y sin agua potable. Y sin comida.

La gente hace fila cuatro horas para la entrega de despensas en la Base Naval. Las tiendas departamentales (que fueron saqueadas en su totalidad los dos primeros días) comienzan a reabrir poco a poco. La gente camina kilómetros para poder tener señal y dar noticias o poder cargar sus teléfonos. Ya hay barricadas en varias colonias para exigir la reconexión de luz, agua potable. Algunos cargan como pueden garrafones de agua hacia sus cerros a 32 grados y con la humedad al 70%.

Ya hay instalados varios comedores comunitarios por parte del Estado, restaurantes y la ONG World Central Kitchen. Las fotos demuestran el futuro: gente de todas las edades bajo el sol inclemente con un plato o bandeja o bote de plástico para obtener comida o agua. Esperarán horas para eso.

En la página de Radio y Televisión de Guerrero voy siguiendo la información oficial, centros de acopio, albergues, atención médica.

Había rumores de que el ejército no dejaba pasar la ayuda, unos amigos de mi hermano que viven en Zihuatanejo, surfers, a los dos o tres días de Otis llevaron víveres en caravana y fueron interceptados en un retén en la carretera Zihuatanejo-Acapulco; les querían quitar los suministros. Ellos buscaban llegar a algún centro de acopio. No entendieron quiénes eran esas personas, pero se regresaron a esperar que las cosas estuvieran más despejadas.

Si estaban quitando o robando los víveres. Si revendían esos víveres. No lo supieron.

¿Cómo se hará la distribución? ¿Por cuánto tiempo estos centros de apoyo estarán instalados? ¿Será así a largo plazo? Es decir, ¿por los próximos años que tarde en echarse a andar? El plan optimista de AMLO: el trato que hizo con los hoteleros es que reabran en marzo de 2024. Pero Luis Enrique Herrera, presidente de la Coparmex Acapulco, así como el periodista Carlos Loret de Mola y Francisco Solares, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), coinciden en que llevará por lo menos cinco años. ¿Qué se hace entonces? ¿Formarse en la fila una vez al día, dos, por un plato de comida?

Para colmo, mientras la Marina entrega víveres ad infinitum, vendrán las elecciones el año entrante. Las pasadas ocurrieron en medio del escándalo de la designación de Félix Salgado Macedonio, acusado de violación, y la entrada de su hija como candidata. Evelyn Salgado, quien, hasta ahora, no ha dicho una palabra sobre la reconstrucción de Acapulco. Costumbres monárquicas en tierras de caciques, eso sí es nuevo.

Desde los setenta, Guerrero tiene una historia de hombres del poder absoluto: Rubén Figueroa como modelo excepcional de eso. Cómo fue la transición de los caciques clásicos a una mujer sin experiencia elegida por el partido solo porque su papá quedó fuera de la contienda es un misterio.

No hay tragedia sola. Es verdad. Acapulco está tomado por varios cárteles desde hace más de diez años. Lejos del paraíso, es un centro importante de tráfico, extorsión y cobro de piso. La violencia se ejerce en todos los niveles. Cabezas en hieleras, cuerpos destazados, negocios que abren para cerrar a los tres meses porque no pueden con las amenazas. Poco antes del Otis asesinaron a doce elementos de la policía a unos kilómetros del puerto.

Lo que no se había caído a tiros lo acabó la naturaleza. Violenta a su vez, quizá como respuesta, castigo bíblico. Si comienzan a llover ranas no me sorprendería. ~

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(Acapulco, 1975) es ensayista, poeta y traductora. Uno
de sus libros más recientes es Hombres de verdad (Turner, 2022)


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