Campo de chicle

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Los chicles del asfalto reproducen el mapa de las incorruptibles constelaciones. Borges dijo eso respecto a las manchas de la piel. Lo grande es lo pequeƱo y todo es lo mismo a otra escala. QuizĆ” se ha aplicado poco o nada a la literatura ā€“o sea, a las redes socialesā€“ lo fractal. O quizĆ” la literatura es la manifestaciĆ³n de lo fractal. Es el tĆ­pico desvarĆ­o que se te ocurre planchando una tanda de camisas, siempre hay una mĆ”s rebelde que otra. O esperando el bus de los minutos eternos. La eternidad se mide en tiempo de celular. La frase de Borges se ha hecho a su vez incorruptible; mĆ”s que las constelaciones.

La goma de mascar incrustada en el suelo puede frenar la velocidad de rotaciĆ³n de la tierra. FricciĆ³n cosmolĆ³gica. ĀæQuĆ© estĆ” ocurriendo en cada universo particular individual? Cada cual crea su lĆ­nea de tiempo, su vida quizĆ”, y a veces se roza o se enreda con las lĆ­neas de los demĆ”s, sobre todo en metro, en bus, en tranvĆ­a y planchando camisas. Pero las manchas de los chicles ya no tienen relieve, son color incrustado. Entonces ya no hay fricciĆ³n, o es solo visual (fotones), que no es poco. El amanecer es cosa de fotones. Sabes que tu vida estĆ” siendo intensa cuando no te acuerdas de hacer fotos. O no te urge hacer fotos. O bien: tu vida se hace intensa cuando te haces una foto.

ĀæCada cual genera su lĆ­nea de tiempo/espacio o va montado en ella? Esa es la creencia y la duda de hoy: lĆ­neas fugitivas, mĆ³viles crepitando, dedos veloces, a veces una sonrisa, a veces solo nervios anaerobios. A la vida rural, ahora trendyficada, se le supone una falta de intimidad, todos los datos son comunes, la transparencia del convivio. Pero tambiĆ©n en las densidades urbanas se comparte el anonimato de los cuerpos apretujados en los trenes, buses, metros, resquicios, colas, filas, semĆ”foros, bares, espacios intermedios, mĆ”quinas expendedoras, taxis, tiempos de espera en grupo. Hay quien sobrevive con sĆ”ndwiches + alguna mirada que cae por error. Reconocer que alguien tiene una vida como la mĆ­a, que la vive con la misma intensidad (intensa trivialidad) que yo la mĆ­a, consumirĆ­a toda la energĆ­a que requiereā€¦ la gestiĆ³n de mi vida. Cuando se prescribe (a otros) el ā€œponte en su lugarā€ o ā€œponte en mi lugarā€ no se tiene en cuenta el consumo de energĆ­a. Pero el ego, como el Estado, lo aprovecha todo, especialmente el altruismo. Pensar que esa persona atribulada que espera el bus o el metro tiene una vida (y puede salvarme la mĆ­a, o quizĆ” la ha salvado ya) es un esfuerzo titĆ”nico. Ese serĆ­a el inicio de la igualdad bĆ”sica universal.

Las manchas de chicle ya no tienen relieve, se han fundido o fusionado con la materia de las baldosas o del asfalto, son decoraciĆ³n, taracea, quizĆ” arqueologĆ­a gastronĆ³mica o industrial. Un escĆ”ner de tiempo podrĆ­a reconstruir los pensamientos que recogiĆ³ cada chicle del asfalto mientras era mascado. El chicle contiene el alma fosilizada. Dos palabras que trajo la fĆ­sica aĆŗn esperan ser aprovechadas (comercializadas) en otros Ć”mbitos: superposiciĆ³n y entrelazamiento, como planchar camisas. Dos partĆ­culas entrelazadas hacen lo mismo, quizĆ” son lo mismo, aunque estĆ©n a mil aƱos luz. ĀæNo es eso el amor?

AsĆ­ vamos tirando, flechas del tiempo. O flechas en el tiempo. En una preposiciĆ³n te juegas el universo, contigo dentro y fuera a la vez. Naves en llamas en OriĆ³n. Todo es trivial hasta que lo enfocas y lo relacionas con la galaxia. Entonces, Āæes posible que el cosmos te estĆ© enviando un mensaje por minuto y que ademĆ”s sea gratis? ĀæCĆ³mo saberlo? Hay que seguirle la pista un poco a esas sensaciones, fulguraciones sĆŗbitas que contienen avances de futuro, los presagios y premoniciones y augurios de siempre: abre un pollo a ver quĆ© sacas, ademĆ”s de plĆ”stico.

El mapa de la goma de mascar. Hoy admitimos la alquimia y disfrutamos de sus efectos, pero la palabra sigue prohibida.

Sin darme cuenta escribo del sentido del universo (aunque es difĆ­cil escribir de otra cosa, es el tema por defecto, el que se usa para examinar a los robots novicios).

De si vamos o venimos, de si vamos o nos llevan, quĆ© pregunta para un lunes (esta lĆ­nea siempre cae en lunes). Las conversaciones se amontonan: la nasa o la nsa calcula que un 20% de los mensajes no escuchados rebota en los trozos de chatarra espacial y por eso forma frases que a veces brillan al resol. Las lunas de usted le orbitan ahora con mĆ”s intensidad. El Ćŗnico objeto de este microtexto es insertar cĆ³digo beneficioso al albur de los albures y proveerle a usted de un minueto lleno de alegrĆ­as inanes.

Hay tantos chicles incrustados en el suelo que quizĆ” habrĆ­a que recalcularlo todo, Āæcree usted en el bosĆ³n de Higgs? ĀæVotarĆ­a por ampliar el acelerador de partĆ­culas si contrataran a un familiar suyo? ĀæQuĆ© partĆ­culas acelera el pensamiento? ĀæQuĆ© hilo hay que cortar para que se afloje un dedo y caiga un vaso? Hay tantos chicles que el fmi pide una escuela de cartĆ³grafos especializados. Si se juntara todo el chicle del mundo saldrĆ­an cinco Himalayas contando desde la cota cero.

Y si el campo de Higgs fuera un chicle. La ciencia, cuando no da con la fĆ³rmula matemĆ”tica, busca metĆ”foras. Y cuando acierta la fĆ³rmula, tambiĆ©n. Las supercuerdas no dan mĆ”s de sĆ­. Hay que probar a ver si el universo es un chicle, eso permitirĆ­a que el espacio-tiempo se doblara con mĆ”s comodidad. ~

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(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la pƔgina gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).


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