Dormir es desconectarse. Dormitar es oscilar entre el sueรฑo y la realidad. Sobre esta experiencia, hay un soneto de Jorge Guillรฉn en Cรกntico (Buenos Aires: Sudamericana, 1950, p. 280):
Cierro los ojos
Une rose dans les tรฉnรจbres.
Mallarmรฉ
Cierro los ojos y el negror me advierte
que no es negror, y alumbra unos destellos
para darme a entender que sรญ son ellos
el fondo en algazara de la suerte.
Incรณgnita nocturna ya tan fuerte
que consigue ante mรญ romper sus sellos
y sacar del abismo los mรกs bellos
resplandores hostiles a la muerte.
Cierro los ojos. Y persiste un mundo
grande que me deslumbra asรญ, vacรญo
de su profundidad tumultuosa.
Mi certidumbre en la tiniebla fundo.
Tenebroso el relรกmpago es mรกs mรญo.
En lo negro se yergue hasta una rosa.
Como si fuera una caja china (con moรฑo mallarmeano), Ulalume Gonzรกlez de Leรณn descubriรณ un sonetillo dentro del soneto de Guillรฉn:
Cierro los ojos, me advierte
el negror con sus destellos
que no es negror y son ellos
fondo feliz de la suerte.
Incรณgnita ya tan fuerte
que ante mรญ rompe sus sellos
y hostiliza asรญ sus bellos
resplandores a la muerte.
Cierro los ojos: un mundo
dura y deslumbra, vacรญo
de su hondura tumultuosa.
En sombra lo cierto fundo:
un relรกmpago mรกs mรญo.
Se yergue en sombra una rosa.
Lo mรกs llamativo de este descubrimiento (despuรฉs del asombro que produce la hazaรฑa) es la distinta mรบsica que hay en las mismas palabras, segรบn el contexto sonoro (soneto, sonetillo). Tambiรฉn es notable que supera al original. El sonetillo resulta mรกs conciso y mallarmeano que el soneto.
Su audacia invita a la emulaciรณn. ยฟNo habrรก una tercera caja china? El sonetillo sale del soneto eliminando tres sรญlabas por verso. ยฟPor quรฉ no extremar la concisiรณn, eliminando cuatro versos para que emerja una dรฉcima?
Cierro los ojos. Me advierte
el negror unos destellos
para entender que son ellos
algazara de la suerte.
Incรณgnita ya tan fuerte
que se yergue en una rosa.
Profundidad tumultuosa
que consigue romper sellos,
sacar del abismo bellos
resplandores a la muerte.
Pero esta dรฉcima se queda corta ante otra que compuso Guillรฉn para decir lo mismo con palabras distintas (p. 235):
Beato sillรณn
ยกBeato sillรณn! La casa
corrobora su presencia
con la vaga intermitencia
de su invocaciรณn en masa
a la memoria. No pasa
nada. Los ojos no ven:
saben. El mundo estรก bien
hecho. El instante lo exalta
a marea, de tan alta,
de tan alta, sin vaivรฉn.
Lamento no haber localizado la frase de Mallarmรฉ, ni en sus ลuvres complรจtes (Parรญs: Gallimard, Bibliothรจque de la Plรฉiade, 1974), ni en la web, donde sรญ aparece, pero como tรญtulo de un libro y un coloquio. Si algรบn lector lo sabe, se lo agradecerรฉ. ~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.