Cuatro padrenuestros

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Leo Las niƱas, de Pilar Palomero, y no me gusta nada. AsĆ­ que lo vuelvo a intentar al dĆ­a siguiente, tras la entrega de los Premios Goya: se lleva cuatro. Algo me habrĆ© perdido: tanta gente que aprecio y/o admiro no puede estar equivocada. A la segunda vez ya me gusta. La entiendo, me hago a su ritmo. Quiero ser normal. Me pregunto por quĆ© no me ha gustado a la primera. Estaba embrutecido de ver las tres entregas del Doctor Mabuse (1922, 1933, 1960), El vampiro de Dusseldorf (1931) y MetrĆ³polis (1927), de Fritz Lang, con guiones de Thea von Hartbou, que fue su segunda mujer. Son endiabladas en sentido literal, el doctor Mabuse es el diablo, se palpa la presiĆ³n de los nazis: antes de que asomaran, durante y despuĆ©s. Y ahora. Sin premeditarlo me hice una miniserie atroz. A Mabuse, al final de la primera entrega, se le aparecen sus vĆ­ctimas en el sĆ³tano inmundo donde unos esclavos ciegos cuentan billetes falsos. La condesa ā€“los felices veinteā€“ le dice al temible doctor: ā€œTenemos la sangre cansada, necesitamos sensaciones muy especiales para poder soportar la vidaā€, y Ć©l le responde: ā€œTiene usted razĆ³n, condesa, en este mundo nada es interesante por mucho tiempoā€¦ excepto una cosa: jugar con las personas y sus destinos.ā€ TambiĆ©n tengo a medias Los espĆ­as (1928), la misma opresiĆ³n del mal. Fritz Lang declarĆ³ que el tema de su obra ā€œes la lucha del individuo contra las circunstanciasā€. PodrĆ­a ser la tarea de Celia, la protagonista de Las niƱas, y de su madre: adaptarse a las circunstancias (que parecen modernas, posmodernas, y son acaso medievales). Lang huyĆ³ tres veces de sus circunstancias: de la Primera Guerra Mundial, de los nazis y de la Guerra FrĆ­a en usa. Tal vez matĆ³ a su primera mujer, Elisabeth Rosenthal, que le sorprendiĆ³ con su amante y guionista, Thea von Hartbou. Su cine torturado, el diablo por todo. QuizĆ” ese ciclo improvisado, brutal, con decorados de pesadilla, me impidiĆ³ apreciar Las niƱas, que tambiĆ©n se ven oprimidas por las circunstancias. ā€œSanto Dios, ĀæquĆ© poder estĆ” detrĆ”s de esto?ā€, se preguntan en Los espĆ­as. TambiĆ©n he sucumbido varias veces a la implacable Chantaje en Broadway (Sweet smell of succes, Alexander Mackendrick, 1957): Burt Lancaster es un columnista que tiene un programa de televisiĆ³n y usa su influencia para, con ayuda de un malvado Tony Curtis, arruinar el noviazgo de su hermana con un guitarrista de jazz: si no la han visto o la han semiolvidado es una obra maestra (estĆ” en Filmin por 1,95ā‚¬, en Amazon y en mil sitios mĆ”s). La fotografĆ­a ā€“James Wong Howeā€“ de Nueva York en blanco y negro te pone en la misma ciudad, y la maldad de Tony Curtis y Lancaster roza el ictus. El vampiro de Dusseldorf (encarnado por Peter Lorre) fue un asesino en serie y violador de niƱas que se bebĆ­a la sangre de sus vĆ­ctimas, arterrorizĆ³ a Alemania y fue ejecutado. En la pelĆ­cula lo atrapan y lo juzgan los propios delincuentes en las catacumbas. Todo Lang es pavoroso. Dice Peter Lorre ante el patio de Monipodio que le condena: ā€œYo quiero escapar, detrĆ”s de mĆ­ corren los fantasmas de las criaturas y siempre estĆ”n ahĆ­, siempre.ā€ Las vĆ­ctimas se le aparecen, igual que al primer Mabuse. La muerte de la primera mujer de Fritz Lang, de un tiro en el pecho, no se aclarĆ³: tardaron mucho en llamar a la policĆ­a, avisaron antes al productor, el expediente desapareciĆ³. La vida va al cine. Han puesto en Amazon Prime la obra maestra de Fernando FernĆ”n GĆ³mez, censurada y extraviada durante cincuenta aƱos, El mundo sigue (1963), restaurada y reestrenada en cines en 2015. ĀæCĆ³mo no verla? La estoy viendo mientras intento teclear bajo cifras mareantes: las circunstancias de hoy. EscribiĆ³ Albert Camus en El hombre rebelde algo asĆ­: ni siquiera podemos elegir los problemas. QuĆ© lujo, elegir los problemas, las circunstancias, el mundo sigue. FernĆ”n GĆ³mez cierra con este trallazo una serie de tres. No puedes dejar de verla. Las circunstancias espaƱolas, la previa del prĆ³logo de Las niƱas: todo ha mejorado.

Entonces, en medio de esta trepidaciĆ³n, he encontrado la calma para ver Las niƱas sin saltos, sin darle a la flecha, enemiga del cine domĆ©stico (alguna de Mabuse la he visto en YouTube a velocidad 1,5).

Las niƱas es la fuerza del silencio y la elipsis, por eso no te puedes despistar. En esta segunda visiĆ³n me doy cuenta de los detalles que me he perdido en la primera (quĆ© hallarĆ© en la tercera). Cuando la madre, Natalia de Molina, se quita el anillo al llegar a la casa del pueblo. En la primera vuelta creĆ­ que Las niƱas contiene tres padrenuestros, pero en la segunda sesiĆ³n he contado cuatro: quizĆ” es la Ćŗnica pelĆ­cula que muestra eso, cuatro padrenuestros rezados completos. ĀæO solo los he visto yo? QuizĆ” tiene que ver con la ardua financiaciĆ³n, las dificultades para rodar, quizĆ” es una promesa. Dice la letra de la preciosa canciĆ³n ā€œLunas de papelā€, de Carlos Naya, interpretada por el coro infantil Amici Musicae: ā€œLlegan vientos desde el sur, traen susurros de un tiempo mejor. Se oye un canto en la vereda, vuelve a casa el labrador.ā€

La canciĆ³n nos lleva (aquella inolvidable serie de Juan MarsĆ© en El PaĆ­s, que anticipaba los seis grados de separaciĆ³n) a Luna de papel, de Peter Bogdanovich, 1973, en la que Ryan Oā€™Neal, estafador que vende biblias a viudas durante la DepresiĆ³n del 29 y la Ley Seca, se hace cargo de la hija de una antigua amante: la niƱa es Madeline Kahn. Escribe Luis Alegre de Las niƱas: ā€œCon talento y una inmensa delicadeza, Pilar [Palomero] funde la crĆ³nica de la educaciĆ³n sentimental y moral de su generaciĆ³n con el retrato de los claroscuros de un paĆ­s ilusionante y decepcionante a la vez.ā€

Cuatro padrenuestros, cuatro Goyas. ~

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(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la pƔgina gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).


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