ยฟQuรฉ homenajes merecen los escritores? Carmen Martรญn Gaite, que hubiera cumplido 96 aรฑos el pasado 8 de diciembre, tuvo el honor en vida de que el Ayuntamiento de Leganรฉs le dedicara una calle y celebrรณ tan contenta el bautismo de la vรญa comiendo con varios amigos en el Museo Thyssen de Madrid. Tambiรฉn recibiรณ su nombre pรณstumamente un edificio de la Universidad Carlos III, que alberga una estupenda biblioteca. La calle cobrรณ inesperada fama porque allรญ estaba el piso en el que el comando terrorista responsable del atentado del 11 de marzo de 2004 se volรณ. En cuanto al edificio universitario, algunos de los amigos con los que comiรณ aquel dรญa de celebraciรณn tuvieron que soportar perplejos los abucheos y el escrache de un nutrido grupo de estudiantes durante su inauguraciรณn, en noviembre de 2013, cuando arreciaba la crisis econรณmica y social, para brindar de manera clandestina con un vino caliente en un semisรณtano por la memoria de la escritora. En fin, los homenajes nunca se sabe cรณmo acaban y es tradicional el elogio fรบnebre que acaba convirtiรฉndose en un memorial de agravios del difunto.
De todos modos, ha sido sorprendente la reticencia de las instituciones madrileรฑas a homenajear a una autora tan amplia y evidentemente querida como Almudena Grandes, gata por los cuatro costados, ciudadana de Chamberรญ y fiel sufridora colchonera. Sus innumerables lectores necesariamente cubren un espectro inmenso y transversal, que trasciende las ideas y los valores que ella nunca ocultรณ. Para muchos que no necesariamente coincidรญan por completo con esos principios, esos reparos suponen un empobrecimiento de una cierta idea de Espaรฑa.
ยฟQuรฉ es una naciรณn? Un reciente y muy recomendable libro recoge varios textos de Eric Hobsbawm sobre el nacionalismo, y recupera varias posibles respuestas, entre otras las consabidas del plebiscito cotidiano de Renen o la comunidad imaginada de Benedict Anderson. Pero se puede ir mรกs allรก, y buscar la idea mรกs abierta y amable de Barack Obama cuando habla del patriotismo estadounidense. Cabe tildarle de ingenuo, pero merece al menos que se atienda su reclamo: reconoce los errores e injusticias que recorren la historia de Estados Unidos, pero tambiรฉn reclama que una naciรณn es la historia que sus ciudadanos se cuentan a sรญ mismos, y aunque la realidad no siempre estรฉ a la altura, que exista esa naciรณn posible, esa idea contra la que comparar el paรญs verdaderamente existente, legitima la fe en que se puede alcanzar un paรญs mejor y el esfuerzo por conseguirlo. Asรญ, una naciรณn tambiรฉn es la proyecciรณn de los intereses y las ilusiones de quienes la componen, todas esas naciones posibles cuentan. Espaรฑa no es solo el paรญs que retratan con mayor o menor justicia sus crรญticos, tambiรฉn es la suma de los proyectos con que sueรฑan sus ciudadanos, igual que Estados Unidos tambiรฉn es el paรญs con el que sueรฑa Obama.
Almudena Grandes serรก aรฑorada por muchas cosas por los que la conocieron y quisieron: su generosidad, su cercanรญa, el manto protector que ofrecรญa, su alegrรญa y su franqueza, la seriedad con que se tomaba el oficio de escritor. Pero incluso los que no la conocieron han perdido una Espaรฑa posible, ni mejor ni peor, o mejor dicho, mรกs allรก de que fuera mejor o peor, mรกs o menos deseable, era innegablemente una idea de Espaรฑa. Para un madrileรฑo en Barcelona, que alguien tan innegable y orgullosamente de Madrid, que por evidente ni siquiera necesitaba reivindicar su madrileรฑidad, tuviera esa presencia y ese รฉxito era una fuente de serenidad. Espaรฑa tambiรฉn es la Espaรฑa de Almudena Grandes
Es triste confirmar una vez mรกs que hace casi cincuenta aรฑos negociaciones y pactos mรกs complejos eran posibles y Carrillo, por ejemplo, que era claramente comunista, y claramente habรญa tenido responsabilidades graves en la Guerra Civil, compartรญa ponencia constitucional con Fraga Iribarne. Y se ponรญan de acuerdo. Lo hacรญan, claro, porque por mรกs que les separaba el pasado, atisbaban un horizonte compartido, un proyecto comรบn ilusionante. Eso es lo que hemos perdido y no hemos empezado siquiera a reconstruir. Ademรกs de la calle que tendrรก y de la imborrable estampa de tantos lectores alzando sus libros en el cementerio civil de Madrid, el mejor homenaje que cabrรญa hacerle a Almudena Grandes serรญa recuperar esa naciรณn posible que mire al futuro y en que quepamos todos, sin que nadie tenga que renunciar a sus ideas. ~
Miguel Aguilar (Madrid, 1976) es director editorial de Debate, Taurus y Literatura Random House.