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Derechos humanos y pobreza

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La Declaraciรณn Universal de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos postula โ€œel reconocimiento de la dignidad intrรญnseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humanaโ€. Los derechos fundamentales de los seres humanos son polรญticos, jurรญdicos, econรณmicos, sociales, intelectuales. Las personas pobres disfrutan de muchos menos de estos derechos que las personas que no lo son. La pobreza propicia la privaciรณn sistemรกtica y grave de los derechos humanos y, a la vez, la falta de derechos hace mucho mรกs difรญcil mejorar los ingresos que uno obtiene y salir de la pobreza, con lo que se crea un cรญrculo vicioso.

Ending Global Poverty: A Guide to What Works1 describe 16 trampas de la pobreza, cรญrculos viciosos como el mencionado, que mantienen a la gente en ese estado. Este libro indaga ocho โ€œclaves de aptitudโ€ que ayudan a la gente a salir de la pobreza extrema aun cuando la economรญa del paรญs estรฉ estancada. Estas claves son: la salud, la nutriciรณn, la enseรฑanza bรกsica, el crรฉdito y los seguros, el acceso a nuevas tecnologรญas, un medio ambiente estable y no degradado, la emancipaciรณn personal, y el fortalecimiento de la comunidad con el fin de garantizar una participaciรณn efectiva en el mundo. Varias de estas claves, en particular la emancipaciรณn personal y el fortalecimiento de la comunidad, reflejan la importancia decisiva de los derechos humanos en la eliminaciรณn de la pobreza extrema.

En algunos casos, los derechos se niegan a los pobres intencionadamente, como cuando algรบn funcionario corrupto impide el acceso a un determinado servicio pรบblico sin el pago previo de un soborno que no se puede permitir una persona pobre. En otros casos, los pobres carecen de derechos debido a inequidades sistemรกticas, como las leyes que regulan la tenencia de la tierra y les impiden ser propietarios, o las polรญticas de instrucciรณn que ubican las escuelas lejos de sus casas. Los mรฉtodos para garantizar los derechos difieren segรบn el tipo de caso, pero de cualquier manera es esencial garantizarlos para permitir a la gente salir de la pobreza.

Las Naciones Unidas y otras organizaciones trabajan cada vez mรกs en el desarrollo econรณmico desde el punto de vista de los derechos humanos, y con ello reconocen su importante funciรณn. Este enfoque aplica los conceptos y el marco de los derechos humanos a los objetivos y actividades del desarrollo, y asocia expresamente las actividades de desarrollo a la protecciรณn de los derechos humanos, lo cual ha adquirido popularidad en los รบltimos aรฑos y ha ayudado a situar en primera lรญnea las necesidades fundamentales de la gente. Pero la ejecuciรณn de estos planes todavรญa deja mucho que desear, y muchas organizaciones humanitarias han prestado relativamente poca atenciรณn a los derechos humanos, a pesar de la estrecha relaciรณn que mantienen con la pobreza.

En unos casos esto es asรญ por titubear durante muchos aรฑos al exigir cuentas a los gobiernos receptores de ayuda. En otros, las instituciones y las personas que dan ayuda para el desarrollo no tienen las cualidades, la orientaciรณn o la formaciรณn necesarias. A su vez, las instituciones que se ocupan de los derechos humanos, como Amnistรญa Internacional y Human Rights Watch, por lo general carecen de la capacidad de gestiรณn para ocuparse de la pobreza. Como seรฑala Paul Farmer, mรฉdico precursor de los servicios de salud para la poblaciรณn pobre de Haitรญ: โ€œlos defensores de los derechos humanos, desde hace muchas dรฉcadas, se concentran estrictamente en los derechos polรญticos y civiles, con toda razรณn, pero ahora cabe preguntarse cรณmo se podrรญa ampliar esta perspectiva. En Haitรญ, mis pacientes ya pueden votar, pero no reciben atenciรณn mรฉdica ni tienen agua potableโ€.

En otros casos, los nexos entre pobreza y derechos no son evidentes para quienes no viven en la pobreza. Hace algunos aรฑos, el Banco Mundial llevรณ a cabo un estudio titulado Voices of the Poor, para el que entrevistaron a veinte mil personas pobres de todo el mundo. Una de sus conclusiones mรกs asombrosas es que la gente pobre a menudo menciona su sensaciรณn de impotencia y falta de derechos. Los problemas que citan los pobres suelen sorprender a los que no lo son: el crimen o la corrupciรณn local, las actitudes del personal sanitario, los horarios escolares, el ser ridiculizados al expresarse sobre las condiciones sociales opresivas, los maridos que roban propiedades a sus esposas.
     

     Perspectiva de los derechos humanos
     Aplicar la perspectiva de los derechos humanos al anรกlisis de la pobreza permite entender mejor la interrelaciรณn entre ambos, y elaborar programas y polรญticas mรกs eficaces. El vigoroso nexo que los une rebela la necesidad de integrar medidas para reducir la pobreza y acciones que aseguren e incrementen los derechos humanos. Esta integraciรณn se puede llevar a cabo en muchos sectores, y algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) y programas pรบblicos ya han puesto en marcha innovadores programas en este sentido.
     En los รบltimos aรฑos, el suministro de microcrรฉditos se ha convertido en una importante estrategia para combatir la pobreza. Muchas familias se enfrentan a un cรญrculo vicioso en el que la pobreza les impide tener capital de trabajo para invertir, lo que a su vez perpetรบa su pobreza. El suministro de crรฉditos pequeรฑos puede ayudar a romper este cรญrculo vicioso. Pero, ยฟbasta la microfinanciaciรณn? ยฟEs suficiente proporcionar un fondo de operaciones sin atender las limitaciones en materia de derechos humanos, que constriรฑen las oportunidades de las familias pobres y reducen su libertad?
     En Bangladesh, la capacidad de las mujeres para responder con energรญa a las violaciones de los derechos humanos, tales como agresiones con รกcido u otras formas de violencia intrafamiliar, es limitada porque no conocen sus derechos y carecen de asistencia legal. Ante esto, la ONG BRAC, tambiรฉn precursora de los proyectos de microfinanciaciรณn, capacita personal jurรญdico que, a su vez, informa y da apoyo a mujeres que participan en programas de microcrรฉdito. Esto permite a estas mujeres aprovechar la protecciรณn que les brinda la ley.
     Al preguntarle a la gente pobre del medio rural quรฉ es lo mรกs importante para ellos, aquello que producirรญa el cambio mรกs grande y positivo en su vida, a menudo responden que ser propietarios de tierra suficiente para ganarse la vida, y tenerla en condiciones seguras. Esta falta de seguridad es un enorme problema en la regiรณn del sur de Asia, densamente poblada, asรญ como en Amรฉrica Latina y รfrica. Como dice un nigeriano entrevistado para el estudio Voices of the Poor : โ€œTodos nuestros problemas se derivan de la falta de tierrasโ€.
     Un estudio de las Naciones Unidas concluyรณ que por lo menos quinientos millones de personas, o cien millones de hogares, viven de la explotaciรณn de tierras agrรญcolas que no son de su propiedad, porque son jornaleros, aparceros, arrendatarios o โ€œparacaidistasโ€. La Declaraciรณn de las Naciones Unidas establece que el derecho a la propiedad y a un nivel de vida adecuado son derechos humanos.
     La seguridad de tener una tierra permitirรญa a los trabajadores agrรญcolas o a los โ€œparacaidistasโ€ urbanos, resolver a la vez su pobreza y su falta de derechos jurรญdicos. Observadores independientes han elogiado el Instituto Libertad y Democracia, dirigido por Hernando de Soto en Perรบ, por el apoyo que proporciona a familias pobres para que adquieran tierras y regularicen los tรญtulos de los predios ocupados por โ€œparacaidistasโ€. Estas medidas pueden crear beneficios que trascienden la obtenciรณn de mejores ingresos. Cuando los agricultores pueden ejercer el derecho a tener tierras, tienen mรกs incentivos para tratarlas como recurso a largo plazo, reducir la degradaciรณn ambiental e incrementar la productividad. Al dar tรญtulos de propiedad a los โ€œparacaidistasโ€, รฉstos pueden salir de los barrios bajos donde viven a buscar empleo sin temor a perder sus viviendas. Ademรกs, la propiedad permite a las personas pobres utilizar la tierra como garantรญa para obtener crรฉditos con que iniciar actividades empresariales.
     Aun cuando hay propiedad de las tierras, la aplicaciรณn arbitraria de la ley, aunada a la corrupciรณn, puede gravar a los pobres impidiรฉndoles el acceso a servicios pรบblicos elementales. Por ejemplo, muchos no tienen documentos de identificaciรณn necesarios para disfrutar de los beneficios a los que tienen derecho, y en muchos casos obtener esos documentos exige un esfuerzo agotador, mucho tiempo o pago de sobornos. Estas situaciones violan los derechos establecidos en la Declaraciรณn de las Naciones Unidas respecto a la igualdad de acceso a los servicios pรบblicos y a la igualdad de trato ante la ley, sin discriminaciรณn de ningรบn tipo.
     En muchos paรญses existen leyes a travรฉs de las cuales se proporcionan a los pobres considerables beneficios pรบblicos, pero en la prรกctica el acceso a รฉstos se niega a travรฉs de estratos de corrupciรณn y burocracia que las personas pobres no saben atravesar, ni tienen tiempo, recursos o redes sociales para hacerlo.
     Como concluye el estudio Voices of the Poor, โ€œcon demasiada frecuencia, los pobres informan de que la ley y su cumplimiento no les permiten vivir mejor, sino que representan un obstรกculo. Declaran que es un problema librarse de las autoridades pรบblicas y de los criminales bien organizados, que los doblegan, los intimidan y les exigen el pago de sobornosโ€. Se requieren dos campos de acciรณn: una reglamentaciรณn mรกs fuerte y la administraciรณn efectiva de los servicios pรบblicos, asรญ como el fortalecimiento de las comunidades pobres para que exijan el acceso a รฉstos y pidan cuentas a los funcionarios cuando no se proporcionen adecuadamente.
     Un ejemplo de desempeรฑo acertado en ambos frentes es la Iniciativa Bamako. Aplicada en los รบltimos veinte aรฑos en Benรญn, Guinea y Malรญ, paรญses del รfrica occidental, con apoyo de UNICEF, la Organizaciรณn Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, la Iniciativa Bamako descentralizรณ la financiaciรณn de los servicios de salud para las comunidades rurales, a la vez que mejorรณ el control de calidad y la reglamentaciรณn de los servicios. Esta iniciativa promueve elementos como la creaciรณn de fondos rotatorios comunes para la compra de medicamentos, y servicios de evaluaciรณn a cargo de la comunidad, con una supervisiรณn mรกs rigurosa y tratamiento regulado. En 2004, la iniciativa se llevรณ a cabo en 1,326 comunidades, con resultados positivos en el รกmbito sanitario, como la reducciรณn de la mortandad infantil o los รญndices de vacunaciรณn.
     El fortalecimiento de la comunidad tambiรฉn puede contribuir a aumentar la demanda de servicios, como ocurre con los grupos de mujeres y los consejos en aldeas de la India. Estos grupos supervisan las visitas y el desempeรฑo de los funcionaros gubernamentales que suministran vacunas y exรกmenes prenatales, y les exigen mejorar el servicio cuando es necesario. Con el apoyo inicial de ciertas ONG, como CARE, estos grupos locales ayudan a que los principales proveedores de ayuda rindan cuentas a la poblaciรณn a cuyo servicio estรกn.
     Sin embargo, este tipo de actuaciones comunitarias puede no ser suficiente para afrontar crisis devastadoras, como la derivada del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Los estragos del SIDA en la salud, los medios de subsistencia y las estructuras sociales en muchos paรญses del รfrica subsahariana, agudizan tambiรฉn la vulnerabilidad de los derechos humanos. Los enfermos de SIDA a menudo estรกn estigmatizados, se les niega las necesidades bรกsicas y el apoyo de la familia, de los miembros de la comunidad, de los empleados pรบblicos o de las instituciones locales. Si bien las comunidades, los gobiernos y las intervenciones internacionales han ampliado considerablemente la atenciรณn mรฉdica a grupos de la poblaciรณn que antes no la recibรญan, muchas personas infectadas por el VIH siguen sin disponer de tratamientos que les salven la vida.
     Aรบn peor, el VIH/SIDA ha producido mรกs de doce millones de huรฉrfanos sรณlo en รfrica: prรกcticamente una generaciรณn. Tradicionalmente, la familia extensa cuida a los niรฑos que han perdido a sus padres, pero el enorme alcance de la crisis del VIH/SIDA estรก llevando esta tradiciรณn al lรญmite. Los analistas polรญticos indican que las condiciones son ahora propicias no sรณlo para abusar de los niรฑos y explotarlos, sino tambiรฉn para reclutarlos en los ejรฉrcitos guerrilleros, como sucede en las zonas proclives a los conflictos. Ademรกs de constituir violaciones moralmente repugnantes contra los derechos humanos, esto tambiรฉn pueden producir desestabilizaciรณn y desviar recursos, con consecuencias sociales y econรณmicas desoladoras para el desarrollo.
     A largo plazo, las medidas mรกs atinadas para mejorar la salud y los medios de subsistencia de las personas afectadas por el VIH/SIDA pueden ser las que ayudan a garantizar los derechos humanos, como la protecciรณn contra enfermedades mortales y un โ€œnivel de vida adecuado […], la asistencia mรฉdica y los servicios sociales necesariosโ€ (Naciones Unidas). La AIDS Service Organization (TASO), una ONG de Uganda, utiliza personal sanitario para atender a unas noventa mil personas contagiadas de VIH, mediante asesoramiento psicolรณgico, atenciรณn mรฉdica bรกsica, apoyo nutricional y generaciรณn de ingresos. El รฉxito del mรฉtodo de TASO depende en gran parte del รฉnfasis que pone en dar atenciรณn completa mediante la afirmaciรณn y la garantรญa de los derechos humanos de los afectados por VIH/SIDA.
     El Proyecto Sonagachi, en Calcuta, tambiรฉn incorpora la promociรณn de los derechos humanos en la ayuda a personas con VIH/SIDA, pero en un grupo de poblaciรณn distinto al que atiende TASO: Sonagachi es el prostรญbulo mรกs grande de Calcuta. El proyecto, llevado a cabo conjuntamente por el gobierno, varias ONG y grupos de la comunidad, incluye clรญnicas de salud para dar a las trabajadoras del sexo materiales de prevenciรณn contra el VIH, microcrรฉditos y alfabetizaciรณn, asรญ como asesorรญa y apoyo jurรญdico. Cuando se iniciรณ, en 1992, el tres por ciento de las trabajadoras de Sonagachi utilizaba el preservativo; para 1999, esta cifra habรญa subido al noventa por ciento. En el mismo perรญodo, los รญndices de infecciรณn del vih en Sonagachi se mantuvieron estables en el cinco por ciento, a pesar del enorme incremento que hubo entre las trabajadoras sexuales del resto de la India. Ademรกs de repercutir directamente en el VIH/SIDA, el proyecto incrementa el respeto por sรญ mismas entre las participantes, y su capacidad de prevenir y responder ante la violencia, la corrupciรณn de la policรญa y otras violaciones de los derechos humanos.
     No sรณlo las personas infectadas por el VIH son objeto de estigma social. Los pobres en general a menudo son tratados como si no fueran humanos. Esto es frecuente, por ejemplo, entre las mujeres en algunas sociedades, las castas bajas en el sur de Asia, y los grupos minoritarios marginados en algunos paรญses. Esta falta de reconocimiento como seres humanos estรก en la raรญz de muchas violaciones contra los derechos universales, incluyendo el trรกfico de personas, las prรกcticas laborales explotadoras y muchas formas de discriminaciรณn, asรญ que puede decirse que ese reconocimiento es en cierto sentido el eje que conecta la pobreza con los derechos humanos.
     La interacciรณn entre los propietarios de las castas altas y los arrendatarios de las castas bajas en algunas zonas de la India ofrece un claro ejemplo. En algunos casos, aquellos tratan a รฉstos como individuos de menor valor intrรญnseco, lo que les permite entablar relaciones econรณmicas de explotaciรณn, que impiden a los arrendatarios salir de la pobreza. La misma falta de reconocimiento de la condiciรณn humana de los arrendatarios es la que propicia abusos sociales, como la humillaciรณn pรบblica o las agresiones sexuales. La pobreza, la baja condiciรณn social y la dependencia econรณmica que tienen con los propietarios impiden a los arrendatarios evitar o responder ante estos abusos. La desigualdad prรกctica ante la ley se suma a estos abusos, ya que los propietarios tienen el control de los sistemas polรญticos y jurรญdicos locales, lo cual limita la capacidad de las vรญctimas de recurrir a la ley y contribuye a perpetuar la explotaciรณn, volviรฉndola sistรฉmica. Si bien en algunas partes del paรญs se ha logrado reducir esta desigualdad, en muchos casos persisten los abusos.
     Como demuestra este ejemplo, los esfuerzos por reducir la pobreza serรกn insuficientes si no se tratan a la vez las cuestiones relacionadas con los derechos humanos y su dinรกmica. En el caso descrito del reconocimiento de la condiciรณn humana, esto significa: garantizar que los programas para combatir la pobreza se ejecuten en forma tal que contribuyan a la emancipaciรณn y a mejorar la condiciรณn de los sectores marginados, y complementar las medidas de lucha contra la pobreza con medidas para el reconocimiento y el respeto entre grupos a menudo deshumanizados y tratados con crueldad. Estas medidas pueden incorporarse en la escuela, en los servicios de salud, en ceremonias religiosas, en actividades de microfinanciaciรณn y en grupos de mujeres, asรญ como en los medios de comunicaciรณn y en otros instrumentos de cultura popular.
     El ejemplo mรกs conocido son las Misioneras de la Caridad, obra fundada por la Madre Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz. Las hermanas atienden a los moribundos y dan comida y techo a los indigentes, con el sencillo reconocimiento de la dignidad y el valor de todos como seres humanos, independientemente de su condiciรณn fรญsica, la etnia a la que pertenezcan o su circunstancia. Para las Misioneras de la Caridad, este reconocimiento hunde sus raรญces en la creencia religiosa, pero รฉsta no tiene por quรฉ ser el รบnico motor: las filosofรญas humanistas e igualitaristas pueden apoyar la dignidad humana con la misma solidez.
     Los derechos mรกs generales, como la libertad de prensa, tambiรฉn contribuyen a reducir el sufrimiento asociado con la pobreza. Amartya Sen, Premio Nobel de Economรญa, sostiene que el motivo por el cual no hay hambrunas en las democracias que funcionan bien es por el poder de la prensa libre. Esto podrรญa no ser una ley fรฉrrea de la economรญa (Malawi tiene una democracia que por lo menos funciona parcialmente desde 1993, a pesar de la recurrencia de las hambrunas en ese paรญs), pero la prensa libre puede representar una diferencia importante al llamar la atenciรณn sobre una crisis desde su inicio, y servir como incentivo a los polรญticos para responder ante la situaciรณn, ademรกs de movilizar a la sociedad y a la comunidad internacional para afrontarla, antes de que se convierta en una hambruna.
     En casi todo el mundo, los indรญgenas y las minorรญas soportan la mayor parte de las violaciones contra los derechos humanos. La falta de cumplimiento de los derechos jurรญdicos y la explotaciรณn de los indรญgenas de Estados Unidos y de los negros en el Hemisferio Occidental, asรญ como de personas que pertenecen a tribus, y de las castas bajas en el sur de Asia, y de las minorรญas รฉtnicas y lingรผรญsticas en los paรญses africanos, representan problemas crรณnicos. No es sorprendente que la pobreza sea mayor entre estos grupos. Ni Estados Unidos ni Mรฉxico estรกn exentos de este problema. A raรญz del huracรกn Katrina se advirtieron las dificultades estructurales que los negros pobres tenรญan a la hora de tener acceso a unos servicios pรบblicos que deberรญan estar a disposiciรณn de todos los ciudadanos. En Mรฉxico hay informes de graves violaciones de los derechos humanos, particularmente en Chiapas. La polรญtica de la pobreza debe incorporar las necesidades de derechos humanos y jurรญdicos, en especial cuando se da al mismo tiempo, juntos, la existencia de grupos รฉtnicos minoritarios y la pobreza.
     Un buen ejemplo de esta labor es la organizaciรณn guatemalteca Adivima, que trabaja en asociaciรณn con Rights Actions, un grupo de Estados Unidos dedicado a promover los derechos humanos. Adivima defiende los derechos humanos y, a la vez, realiza proyectos para ayudar a la poblaciรณn indรญgena a realizar actividades que les permitan obtener ingresos. La labor de estos grupos en pro de los indรญgenas achรญ de Guatemala fue crucial en la decisiรณn sin precedentes del Tribunal Interamericano de Derechos Humanos, que exigiรณ al gobierno de Guatemala compensar econรณmicamente a los sobrevivientes de la masacre de Rรญo Negro. En Mรฉxico, el Centro de los Derechos Humanos en Chiapas ha sido elogiado por los observadores, por la protecciรณn que brinda en materia de derechos humanos y por la ejecuciรณn de los derechos jurรญdicos de los indรญgenas pobres.
     Aunque puede contribuir a mejorar mucho las condiciones de vida y a reducir la pobreza, obtener mayores ingresos no puede garantizar la salida sostenible de la pobreza si los pobres no estรกn en condiciones de obtener instrucciรณn y atenciรณn sanitaria, si no pueden demandar los servicios bรกsicos del gobierno a los que tienen derecho por ley, si sรณlo pueden obtener ingresos de forma humillante. En pocas palabras: si sus derechos humanos y jurรญdicos fundamentales no se garantizan, se ejercen y se protegen. Afortunadamente, como indican algunos de los ejemplos expuestos, en muchas partes del mundo se estรกn tomando nuevas medidas para fortalecer los derechos humanos de los sectores pobres. Hay que acelerarlas e incrementarlas para avanzar significativamente en la lucha por erradicar la pobreza en el mundo. ~

     โ€“ Traducciรณn de Rosamarรญa Nรบรฑez

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