Destellos de tragedia y comedia

ยฟQuรฉ es lo que hace que un texto, sin importar su fecha de publicaciรณn y lugar de procedencia, se convierta en un clรกsico? De la Historia de la guerra del Peloponeso a El leopardo de las nieves, cinco jรณvenes escritores reflexionan sobre aquellas lecturas que los transformaron y les han hecho ver el presente con otros ojos.
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Pocos libros me han regalado tantas horas de esplendor y exuberancia como Dominaciones y potestades (1951), la รบltima obra de George Santayana (Madrid, 1863-Roma, 1952). El autor contaba con 81 aรฑos cuando escribiรณ esta โ€œconsideraciรณn materialista de la polรญticaโ€, saludada por el fenomenรณlogo Alfred Schรผtz como una obra maestra de la edad tardรญa, a la altura de Las leyes, de Platรณn, y Fausto, de Goethe.

Su tรญtulo, tomado de la angelologรญa paulina, remite a dos formas que asume el poder. Si resulta desfavorable para el desarrollo vital, es dominaciรณn; si permite que la vida crezca y dรฉ fruto sin agostarse, es potestad. โ€œTodas las dominaciones implican un ejercicio de poder; pero, a mi entender, no todas las potestades son dominaciรณn.โ€ Segรบn esta lรณgica, un mismo gobierno puede ejercer una potestad benรฉfica sobre una regiรณn o clase y, al mismo tiempo, suponer una onerosa dominaciรณn sobre otra regiรณn o clase.

Suele pasar inadvertido un aspecto muy estimulante de Dominaciones y potestades: la separaciรณn de la vida humana en tres estadios. En primer lugar, un orden generativo fragua la psique, posibilitando el desarrollo de la vida; en segundo lugar, el orden militante engendra la guerra, el comercio y el arte; por รบltimo, bajo el orden racional las vidas ganan en seguridad y en libertad, pudiendo dedicarse a la satisfacciรณn de sus vocaciones.

Afirmaba su biรณgrafo John McCormick que dicha estructura era azarosa. Puedo afirmar que se equivocaba. Por lo pronto, se trataba de un esquema de cuรฑo aristotรฉlico similar al propuesto por el estagirita en su Polรญtica. Tampoco era nuevo para Santayana, que en La vida de la razรณn (1905) ya habรญa escindido la sociedad en tres รณrdenes: un estadio natural basado en la supervivencia, un estadio libre que alumbraba sentimientos como la camaraderรญa y un estadio ideal que promovรญa el arte y la ciencia en concordancia con los mรกs altos ideales. Lo relevante, a mi juicio, es que en este caso la divisiรณn permitรญa a Santayana sugerir un diagnรณstico de la sociedad contemporรกnea.

Recordรฉ el โ€œBabel de idealesโ€ que, en Vientos de doctrina (1913), hacรญa tambalear unos principios europeos que nunca fueron estables, y de cuyo bamboleo solo se salvaban el aristocratismo y el comunismo. Tambiรฉn se me vino a las mientes el drama mundial que, a pique de consumarse la catรกstrofe, describรญa Santayana en Alternativas al liberalismo (1934): al no encontrar ningรบn elemento de adherencia social, los individuos se echaban en brazos de la propaganda. ยฟAcaso la tragedia europea se debรญa a la incapacidad de mudar Dominaciones por Potestades? ยฟPodรญa entenderse el conflicto como un orden militante sin superar?

Si Vientos de doctrina ofrecรญa acerbas crรญticas al intervencionismo, en Dominaciones y potestades Santayana dejaba en manos del Estado un buen nรบmero de cuestiones materiales, al tiempo que proclamaba su โ€œliberalismo radicalโ€. ยฟParadoja? El filรณsofo se oponรญa a toda tentativa estatal de imponer una idea del Bien, ocurrencia propia de โ€œprotestantes enlevitados, con virtudes protegidas por la suerte y mediante la educaciรณnโ€. Como se leรญa en Platonismo y vida espiritual (1926), โ€œque lo bueno debe ser relativo a las naturalezas y simplemente su ideal innato, latente o realizado, resulta esencial. De otro modo, el tรฉrmino โ€˜buenoโ€™ serรญa un tรฉrmino vacรญoโ€.

No era fรกcil desenredar esta madeja. Santayana habรญa conminado al lector a no buscar en la obra preceptos polรญticos, sino โ€œdestellos de tragedia y comediaโ€. Su interpretaciรณn materialista de la moral hacรญa de esta una mera expresiรณn de la naturaleza. De ahรญ que, en รบltimo tรฉrmino, no mediase un gran trecho entre las construcciones polรญticas y los instintos naturales. โ€œSi los impulsos humanos convulsionan la sociedad, son las necesidades humanas las que la construyen.โ€ Sea como fuere, decidรญ seguir tirando del hilo.

La respuesta estaba diseminada por unas cuantas obras de su corpus. Al leer lo que escribiรณ en El egotismo en la filosofรญa alemana (1915) al calor de la Gran Guerra, comencรฉ a intuirla. A su juicio, el enfrentamiento polรญtico entre Inglaterra y Alemania respondรญa a una dicotomรญa cultural expresada en tรฉrminos de libertad. La libertad alemana, como producto de la Kultur, se expresaba nacionalmente y se transmitรญa a travรฉs de la educaciรณn, mientras que la culture inglesa no era mรกs que refinamiento y gusto privado. Si la primera conformaba moralmente al individuo, la segunda presuponรญa una libertad liberal basada en la no injerencia. Para Santayana, ninguna de las dos servรญa para formar individuos libres. Solo la libertad de los clรกsicos, obediente a la naturaleza de cada uno, podrรญa lograrlo.

Quien no arrisca no aprisca. Al releer el tercer libro de Dominaciones y potestades, un anรกlisis de Estados Unidos como democracia restringida, entendรญ el verdadero tema del libro: el gobierno del individuo. Para el filรณsofo madrileรฑo, la democracia estadounidense solo ofrecรญa una โ€œlibertad canalizadaโ€, similar al agua que corre de un grifo. No bastaba con eliminar las servidumbres, sino que el buen gobierno debรญa estimular โ€œlas facultades latentes de cada hombreโ€; de lo contrario, la igualdad y la libertad no serรญan mรกs que promesas vanas.

En uno de sus Diรกlogos en el limbo (1925), un extranjero, trasunto del propio Santayana, discutรญa con Sรณcrates. Allรญ se hacรญa obvia la oposiciรณn entre el autogobierno, nociรณn tan querida por los griegos, y el gobierno del pueblo; cuando el colectivo se limita a promulgar รณrdenes que los individuos han de obedecer en su conjunto, so pretexto de respetar su libertad, el individuo formal se vacรญa de contenido. Buen ejemplo es Oliver Alden, protagonista de la novela El รบltimo puritano (1935), cuya perdiciรณn se iniciaba al desatender su propia naturaleza. En expresiรณn del autor, โ€œvivimos por metabolismoโ€. Mala idea serรญa buscar una libertad in vacuo, pues solo podemos hallarla en la โ€œsecreta sensibilidad de nuestro propio organismoโ€. 

ยฟAcaso la libertad es, por decirlo con Hegel, conciencia de la necesidad? En el caso de Santayana se tratarรญa, mรกs bien, de una conciencia del propio organismo. Su liberalismo ancho, generoso y tolerante se oponรญa al filisteรญsmo bostoniano que en su juventud pasaba por liberal. En el tรญtulo que Santayana barajรณ para su novela, El รบltimo puritano, โ€œรบltimoโ€ habรญa de entenderse como โ€œdefinitivoโ€. Atenazado por el puritanismo, Oliver prefiguraba la psique militante de Dominaciones y potestades; Mario, por contra, representaba la psique racional que, de manera armoniosa, se afianza en su materialidad, trocando las coacciones en mercedes. Yerran quienes tratan de โ€œdestruir los poderes dirigentes con objeto de gozar la virtudโ€, confundiendo la libertad propia con la anarquรญa vital. No se trata de ser anรกrquicos, sino de ser, precisamente โ€œรญntima, exacta e irremediablemente gobiernoโ€. 

Sobra decir que Dominaciones y potestades no es un libro fรกcil. A su difรญcil recepciรณn contribuyรณ lo incรณmodo que el autor resultaba al rรฉgimen franquista. Al fin y al cabo, Santayana lo publicรณ cuando mรกs candente estaba el debate sobre su โ€œespaรฑolidadโ€. En 1949, la cรกtedra Ramiro de Maeztu organizรณ una ponencia de Luis Farrรฉ en la Biblioteca Nacional titulada โ€œEl espaรฑolismo de Jorge Santayanaโ€. Asimismo, abc dedicรณ una serie de artรญculos al tema a principios de los aรฑos cincuenta; en uno de ellos, Carlos Fernรกndez Shaw negaba que el desarraigo existencial del autor constituyese un exilio.

Pinchaban en hueso. Permanecรญa inรฉdito un texto de Santayana titulado Filosofรญa del viaje, que no se publicรณ hasta 1964. En รฉl podรญa leerse que โ€œel exiliado, para ser feliz, tiene que nacer de nuevo, debe cambiar su clima moral y el paisaje interior de su menteโ€. Tambiรฉn hubo que esperar a su muerte para leer un poema que rezaba: โ€œYo he cantado a los cielos: mi exilio me hizo libre / Y de uno a otro mundo por todos me llevรณ.โ€ Mรกs claro, agua.

Por supuesto, serรญa fรกcil ver en Santayana a un apologista de la libertad interior. Reducirlo a una suerte de cinismo errabundo irรญa en consonancia con la visiรณn chata de la libertad de los antiguos que todavรญa hoy perdura (a despecho de que, como bien sabemos desde Constant, esta iba estrechamente relacionada con la vida pรบblica). Pero su denuesto de la libertad de los modernos, incorporado en el carรกcter mรณvil y expansivo de la psique militante, no lleva a repliegue alguno. Dominaciones y potestades sirve, ante todo, de piedra de toque de su liberalismo. De su lectura se deduce que la tarea del Estado serรญa doble: defender la libertad vital de cada persona, por un lado, y favorecer el florecimiento armรณnico de su psique. Fallarรญa si le impusiese una idea de Bien; pero tambiรฉn fallarรญa si lo abandonase.

Espaรฑa, por cierto, sรญ habรญa tenido noticia de Soliloquios en Inglaterra (1922), polรฉmico ensayo que el franquismo eludiรณ como pudo. En รฉl se leรญa que โ€œla naciรณn espaรฑola cocina de un extremo a otro del aรฑo el mismo plato de garbanzos para comer; tiene una sola religiรณn, si es que tiene alguna; la parte devota de dicha naciรณn reza las mismas oraciones cincuenta o ciento cincuenta veces al dรญa, casi de carrerilla. […] Si un manjar es barato, nutritivo y sabroso el lunes, por fuerza ha de serlo tambiรฉn el martesโ€.

No es posible entender a Santayana sin esta lucha contra la costumbre. Tal fue la causa de que, despuรฉs de cuatro dรฉcadas viviendo en Massachussets (primero como estudiante de la Boston Latin School y luego como profesor en la Universidad de Harvard), abandonase Estados Unidos definitivamente. Una anรฉcdota de su retiro en Roma define esta larga brega. Durante su estancia en el convento de las Hermanas Azules, visitaba de vez en cuando la capilla, a instancias de sor รngela, la novicia que lo cuidรณ hasta su final. Un dรญa dejรณ de acudir. Ante la pregunta de la monja, Santayana contestรณ que no querรญa acostumbrarse.

No cabe duda de que la experiencia del exilio alejรณ a Santayana de sus pares; mรกs fรกcil que comunicarnos entre nosotros, escribiรณ en La vida de la razรณn (1905), serรญa โ€œsoliloquiar en armonรญaโ€. Pero quienes lo tachaban de โ€œpasadistaโ€, por usar la expresiรณn acuรฑada por Josรฉ Luis Aranguren, confundรญan distancia con indiferencia. Denodado fue el afรกn con que, desde su primera juventud, se mantuvo al margen de modas y cuadrillas, con vistas a asegurar su independencia. Esto no solo lo alejรณ de los cenรกculos intelectuales; tambiรฉn le granjeรณ los odios mรกs enconados de las dos Espaรฑas: la de la rabia y de la idea nunca la perdonรณ su desapego polรญtico, que el autor definรญa como โ€œdesasimiento filosรณficoโ€; la de cerrado y sacristรญa jamรกs tolerรณ el liberalismo de sus costumbres. 

Visto en su conjunto, el sistema de Santayana es el de un pensador total. Hay en รฉl tratados filosรณficos, estudios sobre arte, un Bildungsroman y hasta un extenso poema trรกgico. Despuรฉs de escribir la tesis bajo la direcciรณn de Josiah Royce y William James, muchos lo tomaron por un filรณsofo pragmรกtico; tras la publicaciรณn de El egotismo en la filosofรญa alemana, otros lo motejaron de naturalista; la apariciรณn de Escepticismo y fe animal (1923) le valiรณ ser visto como un escรฉptico. Quizรก todos tuvieran razรณn.

Dominaciones y potestades supone, por un lado, la destilaciรณn a baja temperatura de su pensamiento filosรณfico: su pragmatismo, su naturalismo y su escepticismo se aquilatan en esta obra. Por otro, la cumbre de una prosa que, durante mรกs de mil doscientas pรกginas, raya a enorme altura. El aticismo de Santayana hace que esta, aun siendo prรณdiga en metรกforas y en ocasiones compleja, mantenga la ligereza. Muy pocos filรณsofos han escrito tan bien.

De este grueso ensayo, complejo pero elucidario, puede decirse lo que Teju Cole escribiรณ acerca de la mejor novela de Naipaul: que, bajo su enorme longitud, cobija a quien lo lee. En tiempo de ensayos plรบmbeos y una ininteligible jerga acadรฉmica, la prosa de Dominaciones y potestades se lee regaladamente. Ademรกs de unos cuantos hallazgos filosรณficos, trae a presencia la condiciรณn literaria de la filosofรญa. Los buenos libros, ya se sabe, son de una fecundidad ubรฉrrima. ~

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Jorge Freire (Madrid, 1985) es escritor. Es autor de 'Los extraรฑados' (Libros del Asteroide, 2024).


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