Nosotros no le decimos al pueblo: cree. Le decimos: lee.
Fidel Castro Ruz
En la Cuba prerrevolucionaria existรญa un ecosistema editorial diverso, con imprentas privadas, periรณdicos y revistas de calidad, ademรกs de un considerable acervo bibliogrรกfico ubicado principalmente en bibliotecas particulares. Como cuenta Rafael Rojas en Historia mรญnima de la Revoluciรณn cubana, ese universo cambiรณ, a partir de 1959, por la intervenciรณn del Estado socialista.
En El estante vacรญo Rojas explica cรณmo desde 1959, lo que se lee en Cuba lo determina el Estado por ser el รบnico propietario de bienes pรบblicos culturales: imprentas, editoriales, libros, ferias. Son las editoriales estatales, con mayor o menor flexibilidad ideolรณgica, segรบn los tiempos, las que determinan la oferta para el lector. Pese a ello, el hecho de que el Estado sea el รบnico editor en Cuba no equivale a que la producciรณn editorial de la isla sea escasa
((Segรบn el Observatorio Cubano del Libro y la Literatura, entre 1967 y 2015 se publicaron un total de 77,206 tรญtulos, de ellos 18,901 corresponden al Instituto Cubano del Libro, 6,182 al Sistema de Ediciones Territoriales y 52,123 a las editoriales externas, totalizando 1,545,716,333 ejemplares. Por su parte, los gรฉneros mรกs demandados son literatura infantil, policiaco, libros de cocina, autoayuda, novela, testimonio, diccionarios y ensayo de acuerdo con Yanet Blanco Fernรกndez y Yamilรฉ Ferrรกn Fernรกndez en โLa industria editorial del libro en Cuba: una reflexiรณn sistรฉmicaโ, Alcance. Revista Cubana de Informaciรณn y Comunicaciรณn, vol. 8, nรบm. 19, enero-abril de 2019.
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ni a que no exista una รกvida comunidad de lectores.
Segรบn datos de 2019, existen en el paรญs 172 editoriales: 141 asociadas a instituciones, ocho pertenecientes al Instituto Cubano del Libro y veintitrรฉs a los Sistemas de Ediciones Territoriales, que incluyen a los centros provinciales del libro y la literatura y a la Asociaciรณn Hermanos Saรญz.
Para Rojas la peculiaridad del caso cubano no es solo la existencia de un Estado al que pertenecen todas las editoriales del paรญs, sino que ese Estado posee una ideologรญa hacia la que debe gravitar el campo intelectual. Un Estado editor que se involucrรณ en la construcciรณn del hombre nuevo bajo un proceso de โilustraciรณn socialistaโ que, paradรณjicamente, limitรณ no solo la circulaciรณn de publicaciones e ideas provenientes del liberalismo contemporรกneo, sino, incluso, del marxismo crรญtico. Por tanto, con su vocaciรณn hegemรณnica, el Estado cubano elige los autores, los tรญtulos, las temรกticas, y controla los mecanismos editoriales para publicar tambiรฉn lo mejor sobre sรญ mismo.
Pese a ello, el campo de las letras y ediciones cubanas se ha pluralizado en la รบltima dรฉcada, gracias a la presiรณn de segmentos crรญticos del campo intelectual y las posibilidades abiertas con el uso de las nuevas tecnologรญas. Han aparecido nuevas editoriales independientes, con equipos repartidos entre la isla y la diรกspora, cuyo catรกlogo se une a la diversidad de obras y autores cubanos publicados en editoriales de Iberoamรฉrica y Estados Unidos. Se trata de un universo en expansiรณn, pero aรบn limitado en su difusiรณn โen formato impreso y foros legalmente autorizadosโ dentro de la isla.
Mientras que en Latinoamรฉrica las editoriales independientes se ubican al margen de los grandes grupos editoriales porque mantienen la total autonomรญa sobre la formaciรณn de su catรกlogo y privilegian la calidad en detrimento de la rentabilidad, en el caso cubano no se pueden concebir de la misma manera. En primer lugar, por la magra presencia del mercado y la inexistencia de grandes grupos comerciales privados. En segundo lugar porque, al no haber en la isla el marco democrรกtico presente en Latinoamรฉrica, queda fuera de la ecuaciรณn la autonomรญa frente a los aparatos ideolรณgicos y de control del Estado editor, asรญ como la lealtad al mismo.
De manera que el tรฉrmino โindependienteโ se presenta como sinรณnimo de โinexistenteโ para el Estado editor. Toda independencia es inexistente al pasar por un filtro de polรญtica estatal, por encima de la obtenciรณn de subsidios. Un caso emblemรกtico es el de Ruth Editorial, independiente de subsidios estatales, pero supeditada al Instituto Cubano del Libro para la comercializaciรณn de sus libros a travรฉs de su plataforma en lรญnea e ideolรณgicamente afรญn al Estado cubano, desde su perspectiva de izquierda latinoamericana.
El modelo de polรญtica editorial cubano, sin cambiar desde el punto de vista legal y administrativo durante medio siglo, se ha visto moderadamente desafiado en los รบltimos aรฑos por la apariciรณn de editoriales independientes que aprovechan el carรกcter crecientemente trasnacional de la comunidad de autores y lectores cubanos, las herramientas y redes digitales, asรญ como la conexiรณn con el mercado global. La producciรณn y ediciรณn de autores cubanos fuera de Cuba, desde Europa hasta Estados Unidos,
((La ediciรณn en manos de cubanos se ha concentrado tradicionalmente en Estados Unidos y Espaรฑa. En las ciudades estadounidenses cobraron vida las hoy desaparecidas Ediciones Universal, Editorial Plaza Mayor, Linden Lane Press, Editorial Contra Viento y Marea, Ediciones Solar, Senda Nueva de Ediciones y La Torre de Papel; en Madrid, Colibrรญ y Editorial Playor. En la actualidad destacan, entre otras, Verbum, Aduana Vieja y Betania (Espaรฑa); Almenara, Hypermedia y Tรฉrmino Editorial (Estados Unidos) y Rialta (Mรฉxico).
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es ejemplo de ello.
Segรบn Ladislao Aguado, Royma Caรฑas y Carlos Aguilera, pretender que existe una editorial independiente exclusivamente โcubanaโ es un absurdo, porque el tรฉrmino remite a una instancia nacional, y muchas de las editoriales independientes estรกn fuera de la isla, por lo que serรญan de los paรญses que las acogen. Sin embargo, las temรกticas, autores, libros y buena parte del pรบblico de estas editoriales independientes refieren constantemente a Cuba. Por tanto, no son otras editoriales espaรฑolas, holandesas, estadounidenses o mexicanas. Simplemente son, como explica el escritor y editor de Hypermedia Ladislao Aguado, editoriales cubanas fuera del territorio nacional.
Estas editoriales independientes en el exilio carecen, en buena medida, de acceso a la masa de lectores nacionales cubanos; ademรกs estรกn sujetas, como entidad fiscal, a las leyes tributarias y de polรญtica de libros de los paรญses donde se encuentran. Lo que las coloca en una suerte de limbo. Hypermedia o Rialta no participan en el mercado nacional de ferias, bibliotecas y presentaciones que se puedan utilizar para difundir sus obras. Los lectores quedan secuestrados por el Estado y los independientes se mueven, al decir de Aguado, โcomo satรฉlites alrededor de un bรบnker impenetrableโ.
A la vez, los autores y editores cubanos que viven en la isla estรกn expuestos a leyes represivas como el Decreto 349, el cual limita las posibilidades de expresiรณn artรญstica y estigmatiza los medios independientes desde el gobierno. El cumplimiento de una polรญtica cultural que no permite el surgimiento de iniciativas emergentes o independientes, la precariedad econรณmica y la persecuciรณn a todo tipo de financiamiento extranjero a las comunidades culturales y civiles son dinรกmicas que perjudican a la industria editorial independiente. Estas editoriales sufren tambiรฉn obstรกculos legales y burocrรกticos, pues al carecer de personalidad jurรญdica y de reconocimiento estatal no pueden operar cuentas bancarias ni firmar contratos, reclutar personal, conectarse libremente a internet y obtener isbn cubano. El Estado ha expulsado simbรณlica y fรญsicamente a todas las opciones que no sean ellos mismos. Las editoriales independientes son proyectos animados por cubanos, con temas cubanos, pero no accesibles a todos los cubanos.
Al igual que el resto de las esferas de la cultura, el arte y la sociedad civil cubana, el sector editorial lucha por romper el cerco estatal que va desde la censura de determinadas pรกginas de internet, el decomiso de informaciรณn y materiales hasta la amenaza de cรกrcel. La producciรณn de miedo se manifiesta de muchas maneras, la peor de ellas: el bloqueo a cualquier opciรณn de pensar y contrastar la realidad.
Frente al monopolio estatal administrativo e ideolรณgico de la ediciรณn, producciรณn y circulaciรณn de libros, la independencia y la bibliodiversidad son criaturas de vida frรกgil y precaria. En esa encrucijada se pierden autores y obras, se limita la oferta bibliogrรกfica, se empobrece la esfera pรบblica y se debilitan el mundo intelectual y las ciencias sociales. Las editoriales independientes cubanas buscan erosionar ese patrรณn de polรญtica estatal dirigida, dan voz a autores censurados en Cuba y difunden investigaciones actuales, crรญticas y polรฉmicas, ausentes en la polรญtica del Estado editor. Plantan un reto, asediado pero resiliente, a dicha polรญtica.
La industria editorial y los lectores cubanos son quienes pierden: la polรญtica estatal del Estado editor es ineficiente y su contraparte no tiene suficiente poder para contrarrestarlo. No obstante, el campo de la ediciรณn independiente sigue vivo y activo, animando debates entre la isla y su diรกspora. De tal suerte, en la Cuba actual, como expresa el historiador y curador cubano Gerardo Mosquera: โel arte ha concentrado funciones de una sociedad civil casi inexistente, ejerciendo resistencia al autoritarismoโ.
((Gerardo Mosquera, โEl nuevo arte cubanoโ en Arte desde Amรฉrica Latina (y otros pulsos globales), Madrid, Ediciones Cรกtedra, 2020.
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Polรญtologa y Jurista. Es doctora en Historia y Estudios Regionales (UV). Investigadora posdoctoral en la ENES Leรณn de la UNAM y miembro de la Red de Politรณlogas.