Objetos sexuales

Por su capacidad de conjuntar la erudiciรณn con el lirismo, muchos consideran a Eliot Weinberger como una de las voces mรกs singulares de la prosa estadounidense y un renovador del ensayo literario. Recuperamos este texto sobre el deseo en la naturaleza y la poesรญa de Safo que apareciรณ en el nรบmero 239 de Vuelta, de octubre de 1996. Esta secciรณn ofrece un rescate mensual de la revista dirigida por Octavio Paz.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

A los pinzones rayados les gustan los machos de patas rojas y las hembras de patas negras, pero rechazan a los de patas verdes y a las de patas azules. La hembra del pavo australiano es atraรญda por el macho que le construye el nido mรกs grande, pues es muy exigente: los nidos pueden llegar a pesar dos toneladas. La del pรกjaro glorieta queda prendada del macho que puede procurarle las raras plumas azules del ave del paraรญso โ€œRey de Sajoniaโ€ para adornar su tocador. La hembra de la golondrina de mar prefiere al macho que le ofrece mรกs pescados.

A los gupis les gusta que los gupis tengan un color anaranjado brillante; a los peces โ€œperritoโ€ de las charcas del desierto, que sus congรฉneres sean azules; a los calamares, que la piel de los calamares cambie de color. El reyezuelo mira el interior de la garganta, la hembra del cangrejo violinista solo mira la enorme pinza, ya azul, que se agita desde la playa. El grajo acepta al macho que pueda entonar mรกs de un canto. La hembra del urogallo siempre elige al que mejor baila, aunque este se haya apareado con otras treinta aquel dรญa. La carpa cuenta las protuberancias en el cuerpo del macho. A la hembra del pavo real, como todos sabemos, le gustan las colas llamativas. A las golondrinas, las viudas dominicanas y al pรกjaro cantor verde malaquita les gusta que los machos tengan cola larga; la agachadiza prefiere la mรกs blanca. La gallineta roja de la selva se fija en los ojos y la cresta y poco le importan las plumas. La cucaracha ve al macho hacer planchas.

El urogallo negro se aparea con todo lo que parezca vagamente una hembra de la especie, incluso un modelo de madera. A los chimpancรฉs les atrae el trasero mรกs turgente y rosado. Los bonobos โ€“suerte de chimpancรฉs pigmeosโ€“ simplemente copulan todo el tiempo. La hembra de la tortuga prefiere al macho que le da un tope en la cabeza; la coneja, al que orina sobre ella y le muestra su cola esponjosa.

Safo no ha llegado hasta nosotros mรกs que en los trozos de papiro empleados para envolver momias; con todo, han perdurado algunos lineamientos de su deseo. Ella busca โ€“parafraseando la traducciรณn de Davenportโ€“ a una mujer esbelta como arbolillo, con manos delgadas y muรฑecas como la rosa silvestre. Ojos atrevidos o brillantes y risueรฑos, pies hermosos y algo, perdido en las lagunas, acaso piel, mรกs blanca que la leche, mucho mรกs blanca que un huevo.

Le gustan los pechos de violeta y la suavidad de las violetas, cรณmo fluyen los largos pliegues de un vestido, el pelo atado con hilo rojo y una corona de flores y eneldo en el cabello ensortijado. La voz debe ser mรกs melodiosa que un arpa, mรกs armoniosa que las liras; una voz deleitable, con palabras de miel. Y un olor โ€“si bien ya no se sabe cuรกl con exactitudโ€“. Le atrae una muchacha rural demasiado rรบstica para arreglar su atuendo o las mujeres cubiertas de densa lana รกspera, con paรฑoletas pรบrpura, de vestido rojo, tรบnicas color de durazno, con calzado asiรกtico de piel de ciervo o de cuero con diseรฑos lidios sobre los dedos de los pies. Esa niรฑa estรก recogiendo una flor que acaba de abrir, mรกs tersa que un vestido fino, mรกs tierna que una rosa, grรกcil, digna, cortรฉs, mรกs dorada que el oro, como una manzana, como el jacinto de la montaรฑa.

Para Safo los lugares de uniรณn son el manzanar, donde los caballos ronzan las flores silvestres, o los cojines de mullidos lechos. Beber nรฉctar en copas de oro, trenzar guirnaldas de rosas y violetas en el cabello, los falos de cuero y los aceites aromรกticos son los rituales del cortejo. Se queda dormida en los pechos de una amiga, (laguna) suavizada con lรฉgamo. Su deseo es como el viento en los bosques montaรฑosos. Los celos causan que la lengua se pegue a su boca seca y un fuego tenue se disemine bajo su piel.

El bacalao golpea, el cangrejo roza, el mosquito arrulla, el vencejo chasca, el colibrรญ de cola de raqueta arma un alboroto con ella, las araรฑas macho llevan el ritmo en la telaraรฑa de la hembra. La hembra del canario debe oรญr el canto de su pareja a fin de que los ovarios se desarrollen; cuanto mรกs canta, mรกs aprisa crecen. El equidna macho aturde a la hembra con un leve veneno de su espolรณn. Los cocodrilos y los visones se violan sin mรกs.

Los hongos cuentan con decenas de miles de sexos; las lombrices de tierra son hermafroditas; la lama tiene trece gรฉneros, todos los cuales se cruzan entre sรญ de diferente manera. La lapa es macho cuando flota en el mar, despuรฉs es hembra al adherirse a la roca. Ciertos rotรญferos son siempre hembra; reponen su fondo genรฉtico comรบn cuando devoran a sus hermanas muertas. Todos los machos del ratรณn marsupial australiano mueren de fatiga en la รฉpoca de celo.

El fragmento mรกs vรญvido de Safo, pues no precisa de un verso que lo anteceda o lo siga, dice รญntegramente, en traducciรณn de Davenport: โ€œHaces que arda.โ€ ~

Traducciรณn del inglรฉs de Aurelio Major.

+ posts


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: