Los talones clavados en el entrepiso, sus pies
cada vez mรกs grandes sienten una permanencia.
A solas o acompaรฑada si los recuerdos la invaden,
estรก sobre ese suelo donde naciรณ y sin raรญces,
en ese suelo donde ahora percibe un calor
extremo en sus extremidades. Una pendiente
empinada es el silencio, cuesta arriba, trabada
en el mismo sitio desde hace dรญas. No come, dormita
de pie, necesita que algo crezca entre ella y
ese sitio. Sitiarse a sรญ misma, achicarse hasta ser
un grano mรกs de esa arena que debe de estar al
fondo de la cerรกmica que cubre el suelo. Los
huesos deben de alargarse para que salgan de su
cuerpo y atrapen la pertenencia. Deshabitada y
desgajada no da un paso mรกs. Suspendida, atirantada,
suplica una raรญz. Los huesos sin pertenencia
se hacen filosos, buscan su origen, la
inseguridad los hace buscar la luz y entrar en
lo sรณlido de nuevo, con peso y una imagen de
sรญ. Dรญas y noches. Entumecida, frรกgil, busca lo
arbรณreo de su ser, para enterrarse ahรญ mismo.
Esquinas separadas por su miedo. Miedo dividido
en rincones. Tarareo de la sangre. Un hueso
que duele en el talรณn. Talรณn de Aquiles que la
deja sin andar. Que la vuelve permanente en el
umbral anรณnimo a donde ha llegado. ~
LO MรS LEรDO
