Botón de muestra (de alguna joven poesía mexicana)

A manera del ejercicio que hace cuarenta años se llevó a cabo con la Asamblea de poetas jóvenes de México, la presente selección ofrece un seductor vistazo a lo que hoy en día están escribiendo los poetas menores de 35 años.
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Cuando la poeta y ensayista Malva Flores me invitó a realizar una breve muestra de poesía joven que se escribe en México, acepté de inmediato debido a que esta solicitud representaba la oportunidad de continuar el diálogo con el trabajo de mis colegas, el cual inicié hace tiempo (por ejemplo: en 2016, publiqué una serie de reseñas críticas en Nexos Periódico de Poesía sobre libros de Aurelia Cortés Peyron, Diana Garza Islas, Hernán Bravo Varela y Sara Uribe, poetas de manufactura impecable). Sin embargo, reconozco también que pensé en la imposibilidad del cumplimiento cabal de la tarea encomendada por varias razones. La primera es el hecho indiscutible de que cualquier antología está predeterminada por la arbitrariedad. La segunda es una cuestión azarosa que se escapa de las manos de cualquiera (o, al menos, de las mías): la imposibilidad de leerlo todo. Estoy segura de que alguien más escribió un poema que pudo haber formado parte de esta compilación y no lo he conocido todavía. A pesar de la crisis editorial que surgió debido a la pandemia y la carestía de papel, hay esfuerzos notables por seguir publicando libros de poesía en editoriales grandes, medianas, pequeñas y micro (desde el Fondo de Cultura Económica y universidades como la Autónoma de Nuevo León, pasando por Almadía y Antílope para llegar a Página Salmón). La tercera razón es el rango de edad elegido, un requisito que debe distanciarse de un proyecto futuro de selección de poetas menores de treinta años (a manera de la Asamblea de poetas jóvenes de México de 1980, iniciativa de Gabriel Zaid). La cuarta es el espacio proporcionado que, al ser un apretado corsé, constriñe el cuerpo poético de un país tan vasto y diverso como el nuestro: ocho poemas no son suficientes en estas páginas impresas.

{{Me hubiera encantado incluir prácticas artísticas interdisciplinarias como las que se encuentran en la poesía}}

Me topé con poemas tan estimulantes que fue una verdadera pena no poder incluirlos. Por este motivo, considero importante escuchar las otras voces que faltan en este florilegio. Mi intención es despertar la curiosidad y fomentar el interés en las personas que lean estas páginas para buscar a más poetas. Busco seducir antes que acotar. Ese es mi único objetivo.

Aquí aparecen ocho poemas de ocho poetas cuya edad oscila entre los treinta y los treinta y cinco años:

{{Este repertorio se terminó de completar a inicios de noviembre de 2023, por lo que las y los poetas seleccionados debían ser menores de 36 años al 31 de octubre del año en curso.}}

Alan Valdez (Chihuahua, Chihuahua, 1992), Iveth Luna Flores (Apodaca, Nuevo León, 1988), Karloz Atl (Ciudad de México, 1988), Mayco Osiris Ruiz (Xalapa, Veracruz, 1988), Nadia López García (Tlaxiaco, Oaxaca, 1992), Orlando Mondragón (Ciudad Altamirano, Guerrero, 1993), Yolanda Segura (Querétaro, Querétaro, 1989) y Xel-Ha López Méndez (Guadalajara, Jalisco, 1991). Considero que, entre los treinta y 35 años, al escribir poesía nos adentramos en nuestro interior (como aconseja Rainer Maria Rilke en Cartas a un joven poeta). Y es cuando creemos que sabemos hasta dónde queremos llegar en nuestra escritura. Sin embargo, eso no es completamente cierto (¿qué lo es en la poesía?). Lo que llegamos a discernir es lo que no podemos hacer porque es probable que ya conozcamos más nuestros defectos que nuestras virtudes como poetas. Aún así, perseveramos. Las y los poetas que menciono a continuación son tenaces y tienen talento.

Alan Valdez, que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2020 por La pérdida de voluntad en el agua, suele reflexionar sobre las fronteras de sí mismo y la otredad dentro de su propio proceso de escritura. El poeta busca entender el silencio “y permitir que el mundo muestre sus formas primero”.

{{A cada poeta le pregunté personalmente por su poética.}}

 En el ejercicio autobiográfico de ese libro, Valdez cuestiona los mecanismos de la memoria que pueden convertirse en azares del olvido o afianzarse en recuerdos: “la única forma que tenemos para resistir al cambio y al tiempo es la memoria. Débil, frágil y hasta aleatoria, pero es la única forma que tenemos para contener el paso, el cambio”.

((Obed Rosas, “Alan Valdez. La pérdida de voluntad en el agua, un reflejo poético de la memoria humana”, Sin Embargo, 16 de abril de 2022, disponible en sinembargo.mx.))

Iveth Luna Flores habla también desde un yo a partir de la siguiente premisa: “Quería escribir lo que […] no podía leer.”

{{Eduardo Salazar Elizondo, “Retrata la violencia en su poesía”, Debate, 13 de agosto de 2022, disponible en debate.com.mx.}}

 En sus poemas hay una exploración perspicaz de las dimensiones múltiples de la violencia, la cual inicia en las esferas más íntimas y se traslada a lo social porque el peor enemigo puede vivir en nuestra propia casa: “Alba dice a la mayor de siete años: / ve a la recámara / y haz lo que ordene tu padre / ¿comienzo con un verso contundente? / Alba escucha que la niña grita: / ¡no, papá, no por favor! / un verso que deje con la piel chinita: / ¡no, papá, no por favor!” Sus libros Comunidad terapéutica (Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes Vidal 2016) y Ya no tengo fuerza para ser civilizada (2022) son una mirada a, como Luna Flores lo expresa en su poética, “los filtros por donde pasan nuestros lenguajes: la economía, la clase, el territorio, la política y el género”.

Karloz Atl se define como alguien que habita “la poética náhuatl de un mestizo hijx de migrantes” y que manifiesta su obra “desde la escritura, la oralidad, el performance y el arte ritual”. Para Atl, la poesía es “un acto en la carne, que necesita aullarse”; por eso su principal línea de trabajo es la poesía en performance y la poesía sonora (spoken word). Presenciar Tlazohtlaxcatl/Tortilla de amor es una experiencia sensorial que nos invita a reinterpretar manifestaciones metafóricas como esta de la lluvia: “se empezaba a peinar la abuelita grises sus cabellos eléctricos con su peine / y afilaba en una piedra el abuelito el machete / cuando de repente comenzaba / in ihcuac cuacualaca quiahuitl / a nublarse / ihcuac ihza / a tronar / ihcuac moholinia ihcuac mozcalia el agua / se mueve / se despierta / revive”.

Mayco Osiris Ruiz, ganador del I Premio de Poesía Joven Alejandro Aura, conjuga madurez con frescura en El revés de esta luz, donde la grieta es la metáfora ideal para ahondar entre superficie y profundidad. A Osiris Ruiz le intriga lo que existe entre lo inasible y lo alcanzable: “A dónde me devuelvo, si todo tiene grietas, / si casi no distingo el ruido de tus huesos, / tu silueta empeñada en la contemplación / de un río que ya no existe, / de una casa en escombros / que pudo o no existir / más allá de las lindes de nuestra comprensión.” La indagación de Osiris Ruiz busca construir una poesía habitada y habitable a la vez “en donde cada palabra pesara lo que debe y pudiera decir […] Por eso escribo. Para intentar fundar lo que no alcanzo aun si nunca lo alcanzo. Mi certeza más grande es la porfía. No conozco otra ruta que el intento”.

En Dorsal (XVI Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón 2021), Nadia López García expone, a partir de una serie de duelos, las consecuencias del odio y de la ignorancia. Y disecciona lo fluctuante de la identidad al presentarnos a mujeres trans como Estrella: “Mi lengua lapida las palabras: Ícaro, / Mamá yo soy Estrella, / me llamo Estrella. / Abuela, escucho una voz dentro de mí / ¿hace mucho que nací, abuela? / Paola, también conocida como Rodrigo, / ¿habrá sentido dolor al morir?, / ¿habrá pensado que moriría?” López García escribió este libro “como un acto contra el olvido, al abrazo que no le di, a las palabras que nunca le pude decir, a mi voz silenciada como una niña”.

{{Azaneth Cruz, “Dorsal, un libro de poesía contra el olvido”, El Heraldo de México, 27 de diciembre de 2022, disponible en heraldodemexico.com.mx.}}

 Para ella la poesía funciona para “hacer memoria y contar las historias que han sido silenciadas”.

Orlando Mondragón hace honor a su profesión como médico en su precisión estilística que trenza “emoción y pensamiento […] en un solo sistema”. Su poemario Epicedio al padre (IV Premio de Poesía Joven Alejandro Aura), donde hay un examen a su orientación sexual, es, según Mondragón, “un libro de juventud, una deuda”. Asimismo, sirvió para sanar una relación entre padre e hijo porque, al necesitar relacionarnos cercanamente, “esa necesidad del otro es la que finalmente nos restaura, nos devuelve la vida”:

{{Diana Massis, “Orlando Mondragón, el médico mexicano que transforma la muerte y la enfermedad en premiada poesía”, 21 de mayo de 2023, BBC News Mundo, disponible en bbc.com.}}

 “Recuerdo la primera vez / que mi padre se orinó en la cama: / un aroma de hierbas y vinagre / se agazapaba en el cuarto. / No quería que lo bañara. / No podía. / No había forma. / ¿Cómo dejarse desnudar por su hijo maricón? / Su hijo / que deseaba los cuerpos de los muchachos / en las canchas de futbol y las piscinas, / que sentía placer adivinando la apretada hinchazón / de las braguetas. / ¿Cómo dejarlo acercarse a él sin sentir todos los cuerpos / de los hombres tocados con lujuria, / todas sus manos?”

En este mismo camino pero con una dirección contraria, Yolanda Segura escribe desde el activismo feminista y la disidencia sexual: “esa vez en la marcha del día de la mujer: / con pucha o sin pucha lesbianas en la lucha, gritamos a coro y / con todas y una chica que iba con el novio volteó asustada y / le tomó la mano a él y / salió del contingente”. Además, hay un elemento de conciencia de clase en la poesía de Segura, que hace una crítica a la sociedad, su concepción de los cuerpos y el uso que hace de ellos. Como ella misma declaró en una entrevista: “La posibilidad de que me dedique a la escritura está sustentada por el trabajo silencioso de las mujeres de mi familia.”

((Francisca Palma, “Yolanda Segura: ‘La posibilidad de que me dedique a la escritura está sustentada por el trabajo silencioso de las mujeres de mi familia’”, La Raza Cómica, 25 de noviembre de 2022, disponible en razacomica.cl.))

Xel-Ha López Méndez entiende el poema como un ente vivo, gracias a su aproximación poética donde “juega con la ternura, la rabia y el asombro”. Hay referencias a la cultura pop y la poeta no escatima en el uso del lenguaje coloquial. Sin embargo, lo que parece simple resulta ser efectivo para delatar estados complejos como la soledad: “Marlon Brando en la casa ruborizaría el exceso de luz / nuestra madre es el exceso de luz / Si papá fuera una película, amar la tele cobraría sentido / todos los silencios cobrarían sentido: / todos los silencios son tres en una mesa cuadrada / fumaríamos juntos a través de su cigarro.”

Considero que las y los poetas de esta pequeña antología se han preguntado también (a manera de Rilke) si debemos escribir y responder afirmativamente. Son poetas que siguen intentando “ser el primer ser humano en decir lo que ve y experimenta y ama y pierde”, demuestran su vocación y resisten los embates del género literario más laborioso.

Esta es una mínima parte de la poesía mexicana de las primeras décadas del siglo XXI. Les invito a seguir leyendo lo que escriben las y los poetas jóvenes, quienes, parafraseando al gran Rilke, seguirán diciendo lo que ven, experimentan, aman y pierden en medio de la digitalización, el cambio climático, las crisis económicas, las pandemias y las guerras. En estos intersticios, Alan Valdez, Iveth Luna Flores, Karloz Atl, Mayco Osiris Ruiz, Nadia López García, Orlando Mondragón, Yolanda Segura y Xel-Ha López entretejen poemas estimulantes que, desde lo contemporáneo, también dialogan con la tradición. Tomemos al botón de muestra de un exquisito traje, confeccionado con varios patrones, y sigamos el hilo. ~

Los poemas de la selección pueden leerse haciendo clic en sus respectivos títulos:

La pérdida de voluntad en el agua (fragmento), por Alan Valdez

Poema a 1.5 interlineado, por Iveth Luna Flores

Tlazohtlaxcatl / Tortilla de amor (fragmentos), por Karloz Atl

El revés de esta luz (fragmento), por Mayco Osiris Ruiz

VII, por Nadia López García

Sin título, por Orlando Mondragón

G, por yolanda segura

Marlon Brando es tan guapo, por Xel-Ha López Méndez

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es escritora. Con su libro Teoría de cuerdas obtuvo el Premio Nacional de Literatura "Gilberto Owen" 2018. En su página web POETronica (poetronica.net) dialoga con poesía y multimedia.


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