Hernรกn Bravo Varela
La documentaciรณn de los procesos
Ciudad de Mรฉxico, Ediciones Era, 2019, 64 pp.
Un hombre sentado en medio del desierto revisa su propia vida. No percibe la diferencia entre presente, pasado y futuro: los recuerdos y el porvenir giran alrededor de รฉl simultรกneamente, se traspasan, se combinan, aunque nunca deja de suceder lo mismo. Cada acciรณn conlleva una reacciรณn, pero es difรญcil precisar quรฉ sucede primero y quรฉ despuรฉs: acaso todo orden sea ilusorio. Este hombre es Dr. Manhattan en la novela grรกfica Watchmen (1987) de Alan Moore y Dave Gibbons, y su omnisciencia privada (solo puede ver los fragmentos de su propia historia) nos recuerda que cada lรญnea es una sucesiรณn de puntos, que el presente estรก condicionado por los acontecimientos que lo rodean. En el predicamento de este personaje podrรญamos localizar una de las grandes ambiciones de la literatura, y sobre todo de la poesรญa: escribir un presente desde la capacidad reflexiva de la memoria conservando, al mismo tiempo, la urgencia del impulso que nos ha llevado a esto.
La documentaciรณn de los procesos, de Hernรกn Bravo Varela, exhibe esta ambiciรณn al diseccionar un conjunto de experiencias por medio de la escritura. El resultado no dista mucho de la percepciรณn fragmentada del Dr. Manhattan, pues el libro se pasea en diferentes temporalidades, voces distintas y situaciones contrastantes para generar una estructura no lineal, donde constructos imperantes en los libros de poesรญa mexicana reciente (con vocaciรณn de narrativa) como โprincipioโ, โdesarrolloโ y โdesenlaceโ quedan suspendidos en un mar de indeterminaciรณn, dentro del cual se pueden distinguir situaciones de erotismo, de nostalgia y de contemplaciรณn naturalista moduladas por un verso libre, a veces telegrรกfico o entrecortado, que parecen negar sus propias resoluciones. Nos muestra, en diferentes momentos, un recuento de la juventud, la historia de un vรญnculo amoroso equรญvoco, y el proceso de una enfermedad; su estructura, sin embargo, impide que se trate de algo especรญficamente: siendo que se propone a sรญ mismo como โdocumentaciรณnโ, el poemario utiliza los lugares de la experiencia como mรณviles para generar una reflexiรณn sobre la escritura misma, sus espacios y la imposibilidad de fijar en ella โlo realโ. Partiendo del postulado del arte contemporรกneo en el cual los materiales no contienen la obra, sino que esta consiste en todo su proceso de creaciรณn, aquรญ la experiencia funciona como un mรณvil para fijarse en las estructuras, en lo intersticial, como el verdadero motivo de la escritura poรฉtica.
Este poemario pertenece a una estirpe de libros que buscan problematizar la escritura desde sรญ misma, y los recursos que utiliza remiten a Wallace Stevens (por abordar un objeto desde todos los รกngulos posibles), a Olvido Garcรญa Valdรฉs (por integrar el discurso teรณrico con la intensidad lรญrica), a Gerardo Deniz (por su concepciรณn del poema como espacio de juego) y, someramente, a David Huerta, cuya influencia en la prosodia de Bravo Varela, asรญ como en su construcciรณn de imรกgenes, es innegable. Tambiรฉn recuerda a Marosa di Giorgio, cuya atenciรณn a la imagen y a la memoria, asรญ como el pulso de su verso, se filtran en varios momentos. La reuniรณn de estas voces en la poesรญa de Bravo Varela, puestas en el contexto de la prรกctica curatorial a la que alude el tรญtulo, sirve como mรณvil para la pregunta eje del libro: ยฟquรฉ distingue al poema del proceso de su escritura?
Todas estas caracterรญsticas abundan, al mismo tiempo que generan variaciones, sobre las propuestas que exhibe la obra anterior de Bravo Varela. Si en Hasta aquรญ (2014) el poeta separaba los dos horizontes de su prรกctica, el lirismo formalista y la reflexiรณn teรณrica, en poemas y juguetonas โnotas explicativasโ de los mismos, La documentaciรณn de los procesos parece bordear su afluente ensayรญstico: en lugar de explicarse a sรญ mismo, de marcar algรบn propรณsito o caudal para lo que nos presenta, el libro exige que nos involucremos con el contenido, que indaguemos las relaciones entre cada imagen y construyamos sus significados posibles desde nuestra intimidad lectora. Esto se presenta desde el epรญgrafe de Juan Rodolfo Wilcock, sustraรญdo de La sinagoga de los iconoclastas, donde ofrece que โestos juegos […] consisten en describir el aspecto de un objeto, referir un acontecimiento, comentarlo, formular hipรณtesis […]โ; por lo tanto, los โjuegosโ poรฉticos que proceden al epรญgrafe deben ser leรญdos en tanto esbozos, formas de abordar una experiencia que nunca podrรก encontrarse dentro de los poemas, sino que solamente corresponde a nuestra lectura de los mismos. Donde Wallace Stevens dijo โNo puedo convocar un mundo entero, / no obstante lo remiendo como puedoโ, Bravo Varela niega incluso la posibilidad de remendarlo, porque es imposible resolver la distancia entre el poema y su detonante en la experiencia: โEntonces, aunque no haga falta ni sentido, / sabremos que hubo algo. Antes.โ Vistos como trace derridiana o como puntas de un iceberg, los poemas desafรญan la interpretaciรณn.
Por su estructura formal y la disposiciรณn de elementos que lo conforman, La documentaciรณn de los procesos da para mucho en calidad de objeto de estudio: es una obra poliรฉdrica por necesidad, cuya hechura indeterminada permite una gran variedad de salidas, de lecturas y de posibilidades para un lector entrenado, sea en la academia literaria, en la historia del arte o en el estudio de lo retรณrico. Sin embargo, esto conlleva un gran riesgo para los poemas que contiene. A lo largo de sus pรกginas, el libro presenta secciones memorables, como el poema de la pรกgina 16, que refiere a un cuerpo danzante con precisiรณn y cadencia desde el inicio hasta el final de un movimiento, o el de la 45, que yuxtapone a la naturaleza en forma de una paloma con la tensiรณn de un cuerpo sufriente. Sin embargo, la intensidad de escritos como estos se ve interrumpida por momentos en que el propรณsito de la obra gana sobre su ejecuciรณn, como en las pรกginas 38 y 39, al centro del libro, donde se encuentran varios discursos (el viaje de los amantes, la naturaleza cristalizada en aves, las imรกgenes catรณlicas) en una escritura crรญptica que parece apuntar hacia algo, pero se detiene antes de decirlo.
Como levantando una piedra sin lanzarla, el poemario bordea sus momentos mรกs intensos con otros que parecieran servir como atenuantes, formas de evitar la concentraciรณn temรกtica. El mismo autor parece estar consciente de ello: en la pรกgina 36 leemos: โPor quรฉ / mi intimidad es tan cuidadosa / que la tengo en mi vestidor junto con los ahorros, / los รกlbumes y el testamento.โ Si la poesรญa, como todo en el lenguaje, es eco, marca de algo que no estรก, La documentaciรณn de los procesos da testimonio, a fin de cuentas, de la tensiรณn entre querer y no querer decir. Ciertamente evita los lugares comunes, el pathos al que es fรกcil acudir para generar golpes de efecto, y la agotadora bรบsqueda de โclaridadโ que exige una cultura literaria dependiente de estรญmulos y premios; pero tambiรฉn interrumpe su propรณsito, al presentar versos como callejones sin salida que no sostienen la unidad formal de la obra, y poemas como el de la pรกgina 46 (โยฟQuรฉ con la piedra, perro?โ), que atentan contra la solidez de la propuesta del libro al no corresponder con alguno de los tres nรบcleos a los que recurre continuamente.
Si, tomando el ejemplo del Dr. Manhattan, la existencia se concibe como una continuidad cerrada, aunque infinita por la cantidad de minucias que se pueden sustraer de cada vivencia, el libro de Bravo Varela no termina de exprimir los espacios de memoria a los que alude. Pierde la concentraciรณn en numerosas ocasiones, favoreciendo imรกgenes laberรญnticas que se perciben colocadas para aumentar la impresiรณn de no linealidad y de exploraciรณn en el texto, lo que provoca momentos distantes y frรญos. A pesar de esto, el libro aborda un reto particular para nuestra literatura: ยฟes posible escribir un libro que funcione teรณricamente sin la necesidad de โteorizarโ en el mismo?, ยฟcรณmo ir en bรบsqueda de โla experiencia poรฉticaโ sin caer en lugares comunes, espacios desgastados y recursos formales que solo reciclan el discurso?, y, a fin de cuentas, ยฟquรฉ sacamos de nosotros mismos al escribir?
La documentaciรณn de los procesos, en fin, marca una nueva etapa para el oriundo de la Ciudad de Mรฉxico. A lo largo de su obra como poeta, ensayista y traductor, trasluce una bรบsqueda de las intensidades del lenguaje, de sus lรญmites, de los espacios parentรฉticos donde algo significa una cosa o la otra. Sin embargo, su trabajo lรญrico siempre ha desembocado en una vertiente mรกs bien ensayรญstica: abundar en guiรฑos, vueltas referenciales y juegos epigramรกticos, que otorga una textura muy especial a su trabajo, tambiรฉn sirve como una forma de distanciamiento no siempre efectiva. Celebro que este nuevo libro indique una voluntad por complejizar las estrategias textuales que abundan en la ya vasta obra del escritor, al abandonar el juego metatextual en pos de la compresiรณn y el sujeto lรญrico indeterminado. Quizรกs al mirar mรกs de cerca, al incluir un yo mรกs firme en la documentaciรณn de su proceso, Hernรกn Bravo Varela podrรญa llegar a conclusiones nuevas y estimulantes. ~
(Naucalpan, 1994) escribe poemas y ensayos. Su primer libro, Fracciรณn continua, fue publicado por el FOEM en 2022.