Hace medio siglo la epidemia de la teorรญa literaria que vivieron las humanidades produjo un doble movimiento intelectual de repliegue autodefensivo y de ofensiva hegemonizadora. Mientras historiadores y crรญticos literarios del hispanismo peninsular sintieron la agresiรณn de un saber en fase de definiciรณn y especializaciรณn, los nuevos autores de una teorรญa fuerte y autosuficiente colonizaban un espacio intelectual nuevo. En mi impresiรณn de no experto pero muy curioso de los avatares de la teorรญa, la conquista de su espacio de saber se produjo en forma vertical antes que horizontal. La teorรญa literaria encontrรณ su zona de crecimiento en la frontera con la filosofรญa, el pensamiento y un orden abstracto fundado en conceptos y reconceptualizaciones que iban expulsando lentamente a la literatura como primera justificaciรณn de la teorรญa y alcanzaban a la vez una forma de autonomรญa que consagraban nuevos o renovados departamentos universitarios y nuevos nombres de un star system acadรฉmico que a menudo trascendรญa el รกmbito de la especialidad y alcanzaba una evidente influencia cultural.
Michel Foucault o Jacques Derrida son seguramente los casos paradigmรกticos de este fenรณmeno global. El efecto indeseado fue un descrรฉdito abrumador sobre mรฉtodos y enfoques de la historia crรญtica de la literatura y la cultura y su fundamento positivista, como si la nueva teorรญa llevase aparejado el desdรฉn por el anรกlisis de procesos histรณricos con propuestas de interpretaciรณn imaginativa y renovadora, basada en un competente conocimiento factual de la actividad cultural. Esta nueva teorรญa, que a veces se asignaba a sรญ misma una suerte de mayรบscula reconsagradora y valรญa simplemente por la Teorรญa, atrajo a muchas e inquietas cabezas, primero desde las derivaciones del estructuralismo y en seguida con la semiรณtica como llave para interpretarlo todo (pero casi nunca con la gracia de Umberto Eco ni de Roland Barthes). Progresivamente llegaron nuevos productos al mercado acadรฉmico de la teorรญa, que tuvo siempre un pie plantado en Estados Unidos y sus hรกbitos congรฉnitos de perpetua renovaciรณn. Nacรญa con la vocaciรณn de renovar el utillaje, el instrumental, el lenguaje y la retรณrica analรญtica, pero menos para complementar otros mรฉtodos que para suplantarlos o incluso obviarlos sin mรกs: el reproche clรกsico del hispanismo norteamericano al espaรฑol aduce que es untheorized y de ahรญ su casi integral ausencia en los congresos, trabajos, autoridades, etc. Los estudios culturales vivieron un parecido recorrido de consagraciรณn y les espera o les estรก llegando ya una nueva ola dispuesta a relevarlos en los departamentos de materias humanรญsticas en las universidades mรกs poderosas de Estados Unidos. El cรณdigo secreto para estar o no estar tiene hoy su propio santoral, por descontado, y su invocaciรณn oportuna es el nuevo requisito de paso obligado en un departamento (como puede ser todo lo contrario en otro departamento).
Estas apresuradas notas intempestivas nacen de la lectura intrigante de un libro raro en cualquier รกrea del campo intelectual. Alberto Moreiras ha vivido su peripecia acadรฉmica entre Estados Unidos y Europa con una etapa central brillante y vistosa en la Universidad de Duke entre 1992 y 2005. Hoy publica en la editorial Escolar y Mayo, vinculada a la producciรณn teรณrica y polรญtica del entorno de Podemos con Josรฉ Luis Villacaรฑas al frente, una suerte de ensayo confesional, programรกtico y autocrรญtico sobre su recorrido en el รกrea de la teorรญa latinoamericanista, incluidas dos conversaciones a varias voces (una de ellas incluye al propio Villacaรฑas): Marranismo e inscripciรณn, o el abandono de la conciencia desdichada. El subtรญtulo es tan explรญcito como hermรฉtico es a menudo su contenido. La escritura del libro tiene algo de redenciรณn de una depresiรณn causada por un cambio de estatus en el sistema acadรฉmico norteamericano y, mรกs exactamente, tras la ruptura de un grupo de trabajo teรณrico en marcha en su etapa de Duke. Hasta entonces, habรญa disfrutado durante aรฑos de un lugar hegemรณnico y una significativa representatividad de las corrientes renovadoras de la teorรญa y la reflexiรณn polรญtica, respaldadas tambiรฉn por una red de profesores e investigadores afines o cรณmplices… hasta que algunos de ellos dejaron de serlo, y hacia 2005 presentรณ su renuncia en Duke. A nadie se le ocurriรณ retenerle ni contraofertar para que no se marchase al Reino Unido, como sucede a menudo con profesores relevantes (y se fue a Aberdeen, en Escocia).
Un conflicto con Walter Mignolo en torno a 1998, aludido en una apretadรญsima nota de las pp. 83-84, abre una suerte de lucha fratricida entre latinoamericanistas cuyo resultado mรกs escandaloso puede definirlo otra pรกgina de Moreiras, escrita en clave irรณnica: โCreรญas que eras deconstruccionista y te convierten en un neoconservador, pensabas que eras comunista y no eres sino un neoliberal, sospechabas que no eras nada pero te encuentras encasillado y clasificado, te imaginabas vivo y estรกs muerto, y no se puede hacer un carajo al respecto.โ Desde entonces, sus ideas y anรกlisis sobre la subalternidad en clave poshegemรณnica como crรญtica abierta a la teorรญa y a la polรญtica a la vez van a tener las horas contadas en Duke, o van a desaparecer de las citas, de los papers, de los paneles, de los congresos, de los debates: ha cambiado la consigna, ha cambiado la teorรญa, ha cambiado la hegemonรญa.
El relato de la vรญctima hace crujir las bisagras de las puertas de nuestras universidades al son de las mejores norteamericanas, al menos cuando un Moreiras daรฑado deplora que algunos acadรฉmicos, antes que intelectuales, โson sepultureros de la intelectualidad. Ejercen su funciรณn crรญtica disparando contra todo pato que se aparte del vuelo de la bandada. Controlan la vida acadรฉmica en funciรณn de su nรบmero, con amplia ayuda de la administraciรณn โuna especie de ayuda estructural, sistรฉmica, que es la que les permite llevar siempre las de ganarโ. Ignoro quiรฉn tiene razรณn en este conflicto, pero sรญ sรฉ que el relato es calcado al mรกs habitual en buena parte de nuestras universidades, de acuerdo con la experiencia de muchos de quienes trabajamos en ellas.
No oculto que muchos de los planteamientos y algunos de los debates sobre los que pivota el libro se me escapan por incompetencia profesional. A veces no entiendo lo que escribe Moreiras y a veces no entiendo ni las preguntas que los interlocutores, en un par de capรญtulos, le hacen en relaciรณn con su trayectoria. La flaqueza es mรญa sin duda, por insuficiente familiaridad con el cรณdigo privativo de una escuela de pensamiento, mรกs filosรณfica y teรณrica que crรญtica o literaria, y eso me invalida como interlocutor competente de un lenguaje y unos conceptos predefinidos por Moreiras, entre otros. Es verdad que quizรก tampoco toda la culpa sea mรญa si a veces la โconfusiรณn generalโ parece casi predeterminada, como afirma el propio Moreiras a propรณsito de dos autores, โquizรกs porque hay recompensas ocultas en la confusiรณn misma, que nos permite proliferar nuestra toma de posiciones dentro de unas determinaciones conceptuales ambiguas y de constelaciones difusas de simpatรญas y antipatรญas, sobre todo en el terreno polรญticoโ.
Lo que sรญ resulta nรญtidamente inteligible incluso para mรญ es la dimensiรณn personal de una crisis profesional vivida tras un episodio acadรฉmico que arruinรณ los sรณlidos equilibrios conquistados tras muchos aรฑos de profesiรณn. Un congreso acadรฉmico puede ser la espoleta que determina el fin de una hegemonรญa teรณrica en la medida que el relevo incesante forma parte de la lรณgica mercantil de los departamentos con mayor capacidad de liderazgo en la academia norteamericana. El mercado necesita abastecerse con novedades destinadas a un control del medio profesional que no tiene nada de metรกfora abstracta o lenguaje figurado: ese control se ejerce a travรฉs de los concursos, las conferencias magistrales, las jornadas de expertos y los seminarios con determinados perfiles acadรฉmicos. La nueva teorรญa o el nuevo mรฉtodo de turno va conquistando materialmente las posiciones clave del mercado norteamericano y eso exige una adaptaciรณn de los potenciales candidatos a esas plazas, tanto si han vivido un proceso consistente de asimilaciรณn de la nueva teorรญa como si simplemente conocen las reglas del juego y se adaptan a ellas para no ser automรกticamente excluidos de plazas relevantes: โhay pavor en nuestro medio profesional โhacia las represalias, a no ser contratado, a no ser invitado, a no ser publicado, a no conseguir permanenciaโ, escribe Moreiras.
La perversiรณn del mecanismo salta a la vista pero no es nuevo sino congรฉnito. El descubrimiento tardรญo de Moreiras y la causa de su propio libro es haberse sentido vรญctima en un determinado momento de una de esas fases de inflexiรณn en las que las tornas cambian y las figuras hegemรณnicas dejan de serlo. El ostracismo se convierte en una consecuencia sobrevenida alucinante y dolorosa, tras una larga etapa de excelentes rendimientos acadรฉmicos y profesionales que se disiparรกn como por ensalmo y arte de magia. La depresiรณn descrita por Moreiras ha sido para mรญ una suerte de resorte de comprensiรณn de algunos de los mecanismos intelectualmente corruptores de un sistema en cuyo funcionamiento prevalecen los mecanismos mรกs refrescantes y creativos.
Resulta casi angustioso que un catedrรกtico de estudios hispรกnicos nacido en 1956 solo ahora, tras treinta aรฑos de ejercicio, haya llegado a la conclusiรณn de que la universidad como instituciรณn no es โamiga del pensamientoโ (aunque se lo pareciรณ durante muchos aรฑos). Tras esta crisis ha llegado por fin la hora de escribir libros en libertad, cuando โya no me siento vinculado a ningรบn campo profesional reconocible institucionalmente, y asรญ no escribirรฉ ya nunca mรกs por relativa obligaciรณnโ. Me asombra y me descoloca la confidencia, como seguramente habrรก de hacerlo en el puรฑado de colegas que hemos escrito los libros que hemos querido, y sospecho que desde un sello, horma, escuela o corriente crรญtica muy desdibujada y apenas โreconocible institucionalmenteโ. Pero ese puรฑado significativo de acadรฉmicos espaรฑoles ni ha ignorando la teorรญa ni la ha despreciado ni la ha considerado excrecencias sofocantes del ensimismamiento de los campus norteamericanos. Sin duda tampoco la han adoptado como ideologรญas gremiales excluyentes o incluso de debida obediencia disciplinar (o, peor aรบn, discipular).
La mejor noticia es que esa etapa de pensamiento en libertad le ha permitido a Moreiras desarrollar por libre un concepto teรณrico, infrapolรญtica, asociado a otro, poshegemonรญa, y ambos centran su inminente nuevo libro Piel de lobo. Ensayos de infrapolรญtica y posthegemonรญa, en prensa en Biblioteca Nueva. Lo que adelanta aquรญ de ambos conceptos resulta paradรณjicamente, o yo lo leo asรญ, una confesiรณn de desengaรฑo sobre la autosuficiencia de una Teorรญa arrogantemente dotada de superpoderes analรญticos. Y me parece valiosa por lo que tiene de experiencia honrada para uso de jรณvenes profesores y estudiantes avanzados. Leo en su abandono de la conciencia desdichada una celebraciรณn de la pluralidad mestiza de la mirada crรญtica e ilustrada, cauce central del pensamiento humanรญstico y su congรฉnita diversidad de enfoques y teorรญas: elaborado, matizado, alerta, crรญtico y sensible tambiรฉn a la dimensiรณn social y polรญtica de cualquier acto cultural. Mientras la poshegemonรญa consiste en asumir que el โentendimiento de lo social y del mundoโ exige rehuir โel apresamiento en estructuras polรญticas o de pensamientoโ que son โestructuralmente incapaces de dar cuenta del mundoโ, por su parte la infrapolรญtica actรบa asignรกndose la potestad de leer polรญticamente textos literarios que disfrazan esa dimensiรณn pero la contienen (cita como ejemplo โLa loterรญa en Babiloniaโ, de Jorge Luis Borges).
Desde luego ambas actitudes han sido prรกctica rutinaria de muchos de quienes han ejercido con cierto nivel de autoconciencia teรณrica la historia crรญtica de la cultura literaria. O cuando menos han tenido la pretensiรณn de entender mรกs allรก de la literalidad, en la ficciรณn narrativa o en la poesรญa, un significado adicional que es a menudo verdaderamente central: un acto interpretativo intencionado que aspira a dotar al texto de un sentido polรญtico del que carece a primera vista. Maestros de esa lectura los hay en el hispanismo en Espaรฑa y fuera de Espaรฑa โa menudo sin haber necesitado cursar sus noviciados en sucesivas escuelas teรณricasโ desde tiempo inmemorial, aunque no haya habido, o yo lo ignoro, una voluntad formal de teorizar una prรกctica crรญtica que en absoluto ha actuado desde la inocencia, la mera espontaneidad ni la pura intuiciรณn impresionista. Tambiรฉn desde luego el hispanismo espaรฑol estรก trufado de ramplones inventarios de hechos y datos sin la menor idea que les insufle vida ni el menor hallazgo interpretativo que los redima de ser banal erudiciรณn puntillosa (que a su vez ha generado sus propias vรญctimas discipulares, a menudo tan masoquistas como calculadoras).
De golpe la lealtad a determinado programa teรณrico se ha desvelado espuria, fantasmal, transitoria o simplemente cuestionable: โestamos muy lejos de esos ideologemas que en el fondo pertenecen a toda la estructuraciรณn contemporรกnea de la servidumbre voluntaria, de la hegemonรญa efectiva. Hemos empezado a reconocer que han sido opresivos en nuestras vidas, quizรกs eminentemente opresivos en nuestra existenciaโ. Ese es el sentido de la rebeldรญa de su marranismo democrรกtico como disidencia de un โpopulismo mesiรกnico-comunitarioโ, sin salir de una โestructuraciรณn populista, de una irrupciรณn democrรกtica sin la cual la democracia no es mรกs que administraciรณn antipopulista del estado de cosasโ.
Su libro puede leerse como una invitaciรณn a eludir el pensamiento de escuela por esterilizador y a menudo claustrofรณbico; entiendo una alarma escarmentada contra formulaciones holรญsticas o totalizadoras o absurdamente endogรกmicas en su cripticismo discursivo, contra la credulidad ante corrientes teรณricas que excluyen otras por definiciรณn y, sobre todo, predisponen negativamente contra otros modos de operar en el inabarcable campo de las metodologรญas y anรกlisis humanรญsticos. A ratos parece una encriptada llamada a la reeducaciรณn constante y autocrรญtica para que la autocrรญtica no te la hagan los otros, como se decรญa sarcรกsticamente en los entornos comunistas. Quizรก por eso mismo este volumen incluye tres anรกlisis escritos y concebidos desde parรกmetros crรญticos muy inusuales, que es una manera de decir brillantes, sobre Antonio Muรฑoz Molina, Javier Cercas y Javier Marรญas. No son Borges pero encarnan la nueva libertad infrapolรญtica y poshegemรณnica por parte de quien ha sido figura hegemรณnica en la teorรญa latinoamericanista, aunque ahora prefiera sentirse, mรกs descansadamente, menos institucionalizado, marrano.
Nuestros jรณvenes y competentes profesores, sin embargo, necesitan trabajo decente y lo necesitan ya. Saben privadamente que la profesiรณn militante de una escuela teรณrica y el ingreso en una secta tienen demasiadas semejanzas. Saben que pueden pagar un precio alto en tรฉrminos de enclaustramiento o incluso en tรฉrminos de falsas convicciones oportunistas para integrarse en un mercado profesional tan diferente del espaรฑol. Pero lo hacen, y se prestan a ello por necesidad y a menudo como emergencia vital, y por supuesto, miden muy bien, de cara a un casi forzoso futuro profesional en Estados Unidos, el uso de determinadas novedades teรณricas que funcionan como claves de acceso y contraseรฑas de complicidad tรกcita con la nueva hegemonรญa, sea la que sea: es un rito de paso que se aprende con la prรกctica.
Los demรกs solemos ver esa operaciรณn con resignado consentimiento por dos razones. La primera es que las condiciones de vasallaje en el sistema espaรฑol no imperan como antes pero subsisten con degradante buena salud; la segunda es que las condiciones laborales de los jรณvenes profesores en Espaรฑa estรกn siendo vapuleadas hasta extremos que pedirรญan un sabotaje institucional programado por parte de titulares y catedrรกticos, no solo por la vรญa de secundar paros sin eficacia alguna, sino actos mรกs taxativos e intransigentes por responsabilidad civil y polรญtica, no solo por solidaridad gremial. La abulia gubernamental hacia la universidad y la investigaciรณn ha sido abrasiva en las รบltimas dos legislaturas y tiene la gravedad de una cuestiรณn de Estado que lamina el presente contra el futuro.
Empiezo a temer que la pobreza de la oferta laboral en Espaรฑa a las mejores cabezas de las humanidades estรก condenรกndolas no solo a buscarse la vida fuera sino a aprender a sobrevivir fuera con adhesiones entusiastas que pueden ser artificiales. El maltrato aquรญ los estรก mandando a Estados Unidos y sin remedio tendrรกn que afinar su buen olfato sobre los aires que corren en este o aquel departamento y entrenar sus habilidades tรกcticas o su camaleonismo. Es verdad que aquรญ demasiadas veces el camaleonismo y la sumisiรณn salen triunfalmente vencedores, pero en el libro de Moreiras a ratos se lee el pronรณstico de un futuro depresivo para quienes acepten los enjuagues que pida la moda del dรญa. La renovaciรณn permanente y a menudo volรกtil, allรญ, y el sabotaje domรฉstico a la independencia crรญtica, aquรญ. Si ese es el escenario de futuro para los profesores jรณvenes, no solo nadie gana sino que todos perdemos. O si alguien gana, no es desde luego ni la sociedad espaรฑola ni sus futuros profesores, atrapados entre la incuria y la pasividad de los poderes domรฉsticos y la neurosis renovadora de un sistema que lleva dentro tanto su virtud como su deformidad. ~
(Barcelona, 1965) es catedrรกtico de literatura espaรฑola en la Universidad de Barcelona. En 2011 publicรณ El intelectual melancรณlico. Un panfleto (Anagrama).