En otoรฑo de 1986, un entusiasmado Philip Roth viajรณ a Italia para entrevistar a Primo Levi, a quien habรญa conocido poco antes en Londres. โQuรฉ sensato me pareciรณ durante esos dรญas que pasamos hablando sin parar en su estudio de Turรญn. ยกQuรฉ hombre tan vivaz!โ, leemos en ยฟPor quรฉ escribir?, volumen de ensayos, discursos y entrevistas del autor de Pastoral americana. A Roth le maravillรณ la adaptaciรณn de Levi al mundo moderno. Le ilusionรณ sentir que habรญa hecho un amigo โnuevo y maravillosoโ. Pero aquella amistad durรณ poco. โDurante la primavera se suicidรณ, este gran escritor del que, solamente unos meses antes, habรญa deducido que su comportamiento animado y despierto era seรฑal de su sensatez, vivacidad y arraigoโ, se lamenta Roth.
El suicidio de Levi resultรณ sorprendente para sus amigos y conocidos no por producirse tantos aรฑos despuรฉs de su vivencia en Auschwitz โtambiรฉn los supervivientes Paul Celan y Jean Amรฉry se quitaron la vida mucho despuรฉs de ser liberados, en 1970 y 1978 respectivamenteโ, sino por el carรกcter calmado del escritor, su infatigable energรญa y el continuo afรกn de vencer al pasado a travรฉs de la difusiรณn de su testimonio. En su defensa de la razรณn como arma mรกs poderosa contra los abusos del totalitarismo, huyรณ siempre del papel de vรญctima y adoptรณ el de un cronista que trata de analizar y comprender el horror para que no se repita en el futuro. De su fe en la humanidad dio continuas muestras en su obra; asรญ, por ejemplo, en el apรฉndice de 1976 a Si esto es un hombre (1947) afirmaba que una de las posibles razones de su supervivencia pudo ser โla voluntad, que conservรฉ tenazmente, de reconocer siempre, aun en los dรญas mรกs negros, tanto en mis camaradas como en mรญ mismo, a hombres y no a cosas, sustrayรฉndome de esta manera a aquella total humillaciรณn y desmoralizaciรณn que condujo a muchos al naufragio espiritualโ.
El centenario del nacimiento de Levi no deberรญa ser objeto de una celebraciรณn sin mรกs. La fecha es importante porque pone de relieve que los ya escasรญsimos testigos del Holocausto โo Shoah, en tรฉrmino mรกs ajustadoโ son centenarios o casi centenarios y que, en pocos aรฑos, ya no quedarรก vivo ninguno. Neus Catalร , que estuvo en Ravensbrรผck โcampo femenino donde se asesinรณ a casi cien mil mujeresโ, muriรณ a los ciento tres aรฑos el pasado abril. En 2016, con 87 y 86 aรฑos respectivamente, nos dejaron Elie Wiesel e Imre Kertรฉsz, ambos supervivientes de Auschwitz y del vecino campo anexo de Buchenwald. Solo algunos de los que pasaron por los campos siendo niรฑos quedan con vida, como es el caso de la polacoargentina Sara Laskier de Rus, activista de las Madres de Plaza de Mayo, que a los doce aรฑos llegรณ a Auschwitz con su madre y que en la actualidad tiene 92. Teniendo en cuenta que la voluntad explรญcita de los nazis fue destruir todas las pruebas materiales de los exterminios masivos โcรกmaras de gas, crematoriosโฆโ y acabar con los testigos, la importancia de los escasos testimonios directos es โsiempre ha sidoโ crucial.
Escritor obligado
Aunque su valor universal tardรณ unos aรฑos en ser reconocido, Primo Levi escribiรณ Si esto es un hombre apenas regresรณ a su hogar en Turรญn. Aseguraba que su necesidad de testimoniar lo visto y vivido era tanta que, de haber podido, lo hubiese escrito en el mismo campo. Una de sus pesadillas mรกs frecuentes โque segรบn cuenta compartรญa con otros prisionerosโ era ser liberado pero que nadie le prestase atenciรณn ni le creyera cuando contase lo ocurrido, como si el lenguaje se vaciara de sentido y su funciรณn comunicativa se extinguiese. Para vencer esta pesadilla Levi escribiรณ, entre otros libros, la trilogรญa formada por Si esto es un hombre (1947), La tregua (1963) y Los hundidos y los salvados (1986). A la pregunta de si hubiese sido escritor de no ser por Auschwitz, lo tenรญa bastante claro: su formaciรณn pertenecรญa al รกmbito de las ciencias y probablemente se hubiese dedicado a ellas. Si escribiรณ, dijo, fue por la obligaciรณn que le creรณ el Lager; jamรกs padeciรณ por ello ninguna de las preocupaciones que suelen asolar a los escritores: โno tuve que luchar contra la pereza, los problemas de estilo me parecรญan ridรญculos, encontrรฉ milagrosamente tiempo para escribir sin jamรกs robar una hora a mi oficio cotidianoโ.
No obstante, la obra de Levi estรก llena de imรกgenes poderosรญsimas, cuyo valor estรฉtico proviene de la clarividencia con que las alumbra. Por ejemplo, la idea de deshumanizaciรณn y de โtodo el mal de nuestro tiempoโ se representa con la imagen de โun hombre demacrado, con la cabeza inclinada y las espaldas encorvadas, en cuya cara y en cuyos ojos no se puede leer ni una sola huella de pensamientoโ. Cuando el tono testimonial, casi analรญtico, se rompe para entrar en la zona de lo sensible, siempre hay una razรณn que trasciende el dolor, como sucede con el recuerdo del niรฑo Hurbinek en La tregua, que se convierte en una reflexiรณn sobre la necesidad del lenguaje. Nacido en Auschwitz, Hurbinek, un niรฑo de tres aรฑos enfermo y huรฉrfano, con su nรบmero de prisionero tatuado en el pequeรฑo antebrazo, no sabรญa hablar pero balbuceaba con ansia de expresarse. Nadie, salvo un chico hรบngaro de quince aรฑos, se detuvo a cuidarlo y hablarle con cariรฑo. Un dรญa el niรฑo pronunciรณ una palabra incomprensible: โmassklรณโ, su รบnica palabra. Como afirmaba Reyes Mate en un excelente artรญculo publicado aquรญ mismo (Letras Libres, julio 2007), โLevi presta su voz a un ser abandonado, no para robarle la palabra, sino para hacerla elocuente: ese sonido indescifrable, โmassklรณโ, seรฑala el lรญmite de nuestro lenguaje, incapaz de entender la hondura del sufrimiento que en รฉl se esconde.โ
Ademรกs de una descripciรณn meticulosa del funcionamiento y organizaciรณn de los Lager โmeticulosa no tanto en los detalles de los horrores cometidos como en la estructura ideolรณgica y psicolรณgica que los sostuvoโ, las reflexiones sobre la responsabilidad colectiva de la Shoah atraviesan toda la obra de Levi. Auschwitz fue una terrible novedad, jamรกs antes se habรญa puesto en marcha una maquinaria de destrucciรณn tan devastadora como la del exterminio nazi, no solo por el nรบmero de vรญctimas sino tambiรฉn por la voluntad de aniquilaciรณn. Aun asรญ, por duro que resulte, Auschwitz fue tambiรฉn una manifestaciรณn humana, monstruosa pero humana, en la que debieron colaborar multitud de personas. El concepto de โzona grisโ, que Levi reconoce como esencial en el funcionamiento del nazismo en concreto y del totalitarismo en general, sigue la misma lรญnea de las teorรญas sobre la banalidad del mal de Hannah Arendt. Sin embargo, Levi insistiรณ en que el hecho de que tantas personas fueran cรณmplices de manera mรกs o menos activa no introduce ninguna ambigรผedad moral en lo que respecta a la confusiรณn entre vรญctimas y verdugos: โNo sรฉ, ni me interesa, si en mis profundidades anida un asesino, pero sรฉ que he sido una vรญctima inocente y que no he sido un asesino; sรฉ que ha habido asesinos y no solo en Alemania, y que todavรญa los hay, retirados o en servicio, y que confundirlos con sus vรญctimas es una enfermedad moral, un remilgo estรฉtico o una siniestra seรฑal de complicidad.โ Levi no perdonรณ a aquellos que decรญan no saber o que preferรญan no saber, aunque se abstenรญa de juzgarlos, considerando que su papel debรญa limitarse al de testigo: โyo no soy fascista, creo en la razรณn y en la discusiรณn como supremos instrumentos de progreso, y por ello antepongo la justicia al odioโ.
Los fascismos latentes
ยฟDesaparece el nazismo con el fin del nazismo โvalga la redundanciaโ, o pervive tras diversas transformaciones con otra apariencia y nuevos destinatarios del odio? Levi se sublevaba ante la falsificaciรณn de la memoria, ante ese fascismo nuevo que ha mutado de piel, โalgo menos reconocible, algo mรกs respetable, mejor adaptado al nuevo mundoโ. En Los hundidos y los salvados, recuerda la falsedad del proceso de desnazificaciรณn, que califica de montaje โamateurโ: โNo hubiese podido ser de otro modo: habrรญa que haber descartado a una generaciรณn entera.โ Tambiรฉn Thomas Bernhard describรญa en sus relatos autobiogrรกficos cรณmo la misma estructura escolar del nazismo โaulas, profesores, formas de adiestramiento, disciplinaโ fue sustituida de la noche a la maรฑana por un fรฉrreo catolicismo sin apenas diferencias. A pesar del carรกcter hiperbรณlico del austriaco, algo de verdad debe de haber en sus quejas: el documental Mi legado nazi (2015), de David Evans, protagonizado por Philippe Sands โautor de esa monumental obra de rescate de la memoria que es Calle Este-Oeste (2016)โ, muestra con claridad cรณmo en la Alemania, Austria o Polonia actuales todavรญa perviven raรญces del nazismo, muchas de ellas heredadas de padres a hijos, y cuyo origen estรก, precisamente, en una desnazificaciรณn acelerada por el deseo de olvidar cuanto antes. Frente a la pretensiรณn de echar tierra encima, la conciencia del peligro latente y, sobre todo, el modo de conjurarlo a travรฉs del mantenimiento de una memoria viva, acercรณ a Levi a otros escritores que produjeron obras sobre los Lager, como es el caso de Robert Antelme en La especie humana (1947), cuya escritura surge, igualmente, de la necesidad de no olvidar para no repetir. Otros autores, en cambio, adoptaron tonos diferentes, como el Elie Wiesel de La noche (1958), donde predominan el lamento desgarrado y la pรฉrdida de fe en la humanidad, o el Jean Amรฉry de Mรกs allรก de la culpa y la expiaciรณn (1966), cuyas posturas, fruto de una elecciรณn moral que Levi califica de โadmirableโ, terminaban resultando demasiado โseverasโ e โintransigentesโ.
Es evidente que no puede considerarse la literatura de los Lager escrita por supervivientes como un todo homogรฉneo. Quizรก uno de los contrastes mรกs interesantes se produce entre la obra de Levi y la de Imre Kertรฉsz, quien, en La รบltima posada (2016), confesaba sentirse atosigado cada vez que le hablaban de Levi, โese escritor mediocreโ. Frente a Levi, el pesimismo del Nobel hรบngaro es absoluto โโDios es cualquier cosa menos moralโฆ No existe compasiรณn ni en Dios ni en sus criaturas. La vida es bรกsicamente maldadโโ y excluye la reparaciรณn โโNo quiero una soluciรณn, no quiero tapar la fosa comรบn abierta entre mรญ y el mundoโ.
Kertรฉsz decรญa que a รฉl no lo mandaron a Auschwitz para hacerlo escritor, sino para matarlo; en su opiniรณn, la figura del superviviente es un error y su dimensiรณn no es trรกgica, sino cรณmica, porque carece de destino. Esta idea, central en su obra cumbre Sin destino (1975), aparece tambiรฉn en Kaddish por el hijo no nacido (1990) โel superviviente se niega a reproducirse en un mundo aรบn regido por el antisemitismoโ y en Liquidaciรณn (2003) โen รบltima instancia, la obstinaciรณn de vivir รบnicamente tiene sentido dentro del campo; fuera de รฉl, solo cabe el suicidioโ. Si Levi desdeรฑaba las cuestiones de estilo y su vocaciรณn era, ante todo, didรกctica, en Kertรฉsz la ambiciรณn literaria es imprescindible, y las preocupaciones de estilo llenan pรกginas y pรกginas de sus diarios. Sin destino, la novela donde se narra la estancia del autor en Buchenwald cuando era apenas un adolescente, fue escrita muchos aรฑos despuรฉs de su liberaciรณn. Con ella, Kertรฉsz se proponรญa conseguir โuna novela irรณnica, disfrazada de autobiografรญa, que se opusiera a la literatura de los Lager conocida hasta la saciedadโ. La frialdad narrativa, el humor amargo y un final en apariencia ambiguo generaron el malestar de algunos lectores, que hubiesen digerido sin problema una raciรณn mรกs de torturas y horrores pero no comprendieron el tono distanciado y escรฉptico del relato.
La imposibilidad de sobrevivir plenamente
El sentimiento de derrota y fatalidad no es exclusivo de Sin destino, sino que impregna cada uno de los libros posteriores de Kertรฉsz, cuya voz โamarga, corrosiva, bernhardianaโ es radicalmente diferente a la de Levi โtemplada, didรกctica y juiciosaโ. En Un instante de silencio en el paredรณn (1998), Kertรฉsz afirmaba: โNuestra mitologรญa moderna empieza con un gigantesco punto negativo: Dios creรณ el mundo y el ser humano creรณ Auschwitzโ, es decir, dado que el mal estรก en el origen, es imposible superar la experiencia del campo. Para Levi, en cambio, sobreponerse al pasado para relatarlo es una clara obligaciรณn รฉtica.
ยฟSon tan opuestas estas dos visiones? Todo depende de si se pone el foco en las intenciones de los respectivos autores o en sus resultados. Del mismo modo que Sin destino tiene, lo quisiera Kertรฉsz o no, una importante dimensiรณn testimonial y, por tanto, una funciรณn didรกctica, Levi tampoco pudo sustraerse por completo al sentimiento de derrota โla biografรญa de Myriam Anissimov lleva como significativo tรญtulo La tragedia de un optimistaโ. A pesar de las dudas sobre su suicidio, quizรก impulsivo โno dejรณ nota ninguna, salvoโฆ la lista de la compraโ, se sabe que en los รบltimos aรฑos estaba deprimido y que el fatalismo tambiรฉn comenzaba a instalarse en รฉl. En este sentido, que un quรญmico, pudiendo optar por otros mรฉtodos, decidiera acabar con su vida arrojรกndose por el hueco de una escalera es, posiblemente, el reflejo de una feroz lucha interna, de que quizรก al final la desconfianza en el futuro ganรณ a la confianza. ~
Es escritora. Entre sus libros recientes estรกn Cicatriz (2015), Mala letra (2016) y Un incendio invisible (2011, 2017), todos ellos bajo el sello de Anagrama.