Todos hemos soñado con la posibilidad de viajar al pasado y corregir algún error que cometimos y que nunca logramos remediar. Este es un tema que se plantea en dos series que han obsesionado a las audiencias geek porque retoman conceptos científicos y filosóficos. La primera es Devs, una miniserie estadounidense con solo ocho capítulos. La segunda es la serie alemana Dark, que este año concluyó su tercera y última temporada.
El determinismo y el libre albedrío en Devs
En esta serie, la trama gira alrededor de Forest, un genio de la programación que está obsesionado con reunirse nuevamente con su hija Amaya, quien murió en un accidente siendo muy pequeña. Para hacerlo, reúne a un grupo de expertos en informática y junto con ellos construye en secreto una computadora cuántica capaz de simular el pasado y el futuro. Con una hermosa fotografía y escenarios futuristas, el escritor y director Alex Garland, quien también dirigió Ex machina, nos lleva poco a poco al centro del misterio: ¿será posible viajar al pasado, aunque sea en una simulación de computadora? Lyndon, uno de los miembros del equipo de Forest, desarrolla un algoritmo basado en la teoría de los mundos posibles postulada por el físico norteamericano Hugh Everett en 1957. Dicha teoría propone la existencia un número infinito de universos. Para Everett, el tiempo es como un árbol con ramas donde todos los eventos del mundo cuántico suceden al mismo tiempo. Por ejemplo, una partícula subatómica, como un fotón, puede estar en todas las posiciones posibles y, al mismo tiempo, en un universo distinto.
En una de nuestras pláticas, José Gordon me hizo notar que Jorge Luis Borges planteó ideas similares en uno de sus cuentos. En “El jardín de senderos que se bifurcan” hay un laberinto infinito en el que, al encontrarse ante una disyuntiva, una persona puede optar simultáneamente por todas las posibilidades. De ese modo, se crean diversos porvenires y diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan.
Algo similar sucede en Devs, pues el algoritmo que desarrolla Lyndon implica que es posible que existan una infinidad de universos y que en muchos de ellos la hija de Forest esté viva. En un principio, el magnate descarta furioso el algoritmo y despide a su creador, pues el programa no es determinista. Como señalaba Pierre-Simon Laplace, en el determinismo “se puede pensar en el estado presente del Universo como efecto de su pasado y como la causa de su futuro”. Para Forest, esto implica que tiene que regresar en el tiempo, a su propio Universo para salvar a su hija, y no a algún otro.
En los capítulos finales, Forest observa la simulación de su hija creada por la computadora cuántica. La máquina se encuentra dentro de una estructura matemática llamada “cubo de Sierpinski”, un fractal que tiene un volumen igual a cero y una superficie infinita. Dicha estructura es una metáfora de la naturaleza de la máquina, pues en ella existen todos los universos posibles, en forma de simulaciones, pero ninguno es tangible. Al final de la serie, Forest se da cuenta de que el libre albedrío es posible. Además, acepta que el algoritmo de Lyndon puede ser el único modo de volver a estar con su hija, aunque sea en una simulación de otro universo, indistinguible del suyo.
Dark y los ciclos en el tiempo
En la serie creada por Baran bo Odar y Jantje Friese, situada en la ciudad ficticia de Winden, Alemania, la misión de los dos personajes principales –Jonas Kahnwald y Martha Nielsen– es impedir que haya un apocalipsis en su mundo. Por ello, viajan en el tiempo para frenar los eventos que desataron la catástrofe.
Pero ¿sería posible viajar en el tiempo? Los físicos han llegado a la conclusión de que es posible viajar hacia el futuro. De acuerdo con las teorías de Albert Einstein, un modo de hacerlo sería viajar por el Universo, durante un año, a bordo de una nave espacial que alcanzara una velocidad cercana a la de la luz. Si lográramos esta hazaña, a nuestro regreso a la Tierra habríamos envejecido un año, mientras que en nuestro planeta podrían haber pasado miles e incluso millones de años.
Por otro lado, los científicos creen que sería prácticamente imposible viajar al pasado, pero, en el hipotético caso de que fuera posible, tendría que hacerse a través de un agujero de gusano, es decir, un túnel en el espacio-tiempo. Construir un túnel como este no sería sencillo, pues habría que conectar un agujero negro (una región del espacio de la que nada puede escapar) con un agujero blanco (una región del espacio donde nada puede entrar). Algo irrealizable con las tecnologías que tenemos actualmente.
En la primera temporada de Dark, los personajes usan un agujero de gusano para viajar a tres momentos en el tiempo: los años 1953, 1986 y 2019. Dicho agujero se crea cuando se abre un contenedor de material radiactivo y este “desestabiliza” la partícula de Higgs. Al preguntarle al físico Gerardo Herrera si esto podría ocurrir, me contestó que “es completamente imposible. Los guionistas de la serie podrían haber encontrado otras maneras de crear esta idea tomando como referencia las teorías propuestas por Stephen Hawking y otros científicos”.
Por otro lado, en Dark el tiempo es cíclico e infinito, y después de 33 años hay un apocalipsis que destruye la ciudad. Esta idea del tiempo es un guiño a las teorías del físico británico Roger Penrose, ganador del premio Nobel de Física 2020. En su libro Cycles of time: An extraordinary new view of the Universe plantea que el Universo tiene ciclos temporales e infinitos. Además, en la serie alemana los ciclos terminan en el mismo punto donde empiezan.
Algunos momentos sorprendentes y confusos de la serie suceden cuando los personajes viajan al pasado o al futuro porque pueden encontrarse con una versión suya más joven o más vieja. Lo que podría causar paradojas espacio-temporales. Un ejemplo de ello es que si yo viajara al pasado e impidiera que mis padres se conocieran, no podría haber nacido. Una solución que se le da a dicho problema, en algunas teorías de la física, es que al viajar al pasado, uno en realidad estaría viajando a un universo paralelo. En él podrían existir copias casi idénticas de mis padres, a quienes yo les podría impedir conocerse, y aún así haber nacido. En Dark, las primeras dos temporadas son deterministas y los personajes solo viajan en el tiempo dentro de su propio mundo. Pero en la tercera temporada viajan de ida y vuelta a un mundo paralelo, usando un objeto llamado clockwork orb.
Al final de la segunda temporada, Martha saca de su bolso dicho aparato, que tiene forma de esfera dorada. Cuando la hace rotar, la esfera brilla, y los transporta a ella y a Jonas a otro lugar. Cuando él le pregunta a qué época viajarán, ella contesta: “la pregunta no es a qué tiempo [vamos], sino a qué mundo”. En el último capítulo de la serie, Martha y Jonas, los amantes eternos, descubren que para prevenir el apocalipsis tienen que viajar a un mundo en el que ninguno de los dos exista y, por ende, donde no puedan estar juntos. Dicha conclusión muestra que, aunque fuera posible viajar en el tiempo para cambiar los errores del pasado, no siempre habría un final feliz.
Aún estamos muy lejos de poder viajar en el tiempo y no sabemos si alguna vez tendremos la tecnología necesaria para lograrlo. Sin embargo, estas series nos invitan a acercarnos más a la física contemporánea. Al hacerlo, descubrimos que la ciencia de nuestro tiempo es tanto o más sorprendente que la ciencia ficción. ~
es comunicadora de la ciencia en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM