Los chicos rusos no quieren ir a la guerra. Es normal, nadie quiere hacer nada, y menos que le maten, y menos que le mutilen. Ni pasar hambre ni sed ni miedo ni privaciones. El mundo habĆa cambiado tanto y sigue igual. Para Putin Ucrania es un Vietnam, pero lo que tarda un Vietnam en cancelarse, aunque ahora todo va mĆ”s rĆ”pido. Sobre un Vietnam: las mentiras de estos macro-Estados son inmensas, y salen tarde y mal, al menos en usa, en el cine, cuando ya no queda nadie sano ni salvo, aflora o se filtra algĆŗn destello de lo que pudo pasar; desde Watergate o los papeles del PentĆ”gono a Assange y Snowden, filtrar se ha encarecido. Pero los chicos rusos han grabado vĆdeos para Putin con sus quejas, con todos sus respetos. Los vĆdeos, volcados en las plataformas infames, van a acabar con la guerra, aunque serĆ” tarde para muchos muertos, heridos, refugiados, para el mundo en general. Elon Musk no tiene claro si se queda o no Twitter, a principios de junio seguĆa dudando. El libro Contra el futuro (Debate), de Marta Peirano āautora de El enemigo conoce el sistemaā, describe el mundo ya distĆ³pico que enuncia en el subtĆtulo āResistencia ciudadana frente al feudalismo climĆ”ticoā, y al final enumera las iniciativas que se pueden o se deberĆan hacer para resistir estos embates, y cita algunos ejemplos notables, como los que pone en marcha la ciudad de Nueva York. En todo caso lo mĆ”s prĆ”ctico y mĆ”s inmediato serĆa rehacer las redes vecinales, esa solidaridad, ese contacto, para cuando deje de salir agua por el grifo. O para cuando el agua salga con plomo, que ya ha pasado. Por ejemplo en Flint, Michigan, usa, cuna de General Motors, donde el agua del grifo salĆa con plomo: esta historia terrible de tecnĆ³cratas y desprecio a la ciudadanĆa y el bien comĆŗn la cuenta el periodista israelĆ Nadav Eyal en su libro Revuelta. Desde las trincheras del levantamiento mundial (tambiĆ©n en Debate), donde recoge reportajes y crĆ³nicas de diez aƱos (hasta 2018) intentando afinar sobre los fundamentalismos como forma de lucha contra la globalizaciĆ³n. Hay veintiĆŗn piezas con testimonios de primera mano y muchos datos escalofriantes, o sea, lo que leemos y vemos cada dĆa, con suerte en las noticias, que a veces nos tocan o se nos clavan tan cerca. Es un buen estado del mundo, un mapa de atrocidades lleno de reflexiones al que le faltan (de momento) los corolarios de la pandemia, la invasiĆ³n de Ucrania, la inflaciĆ³nā¦
Rehacer los lazos vecinales, entrenar redes de comunicaciĆ³n de uso gratuito y libre al margen de las habituales, incluso de internet, por si acaso se cae, por si se rompe todo. El fondo de estas crĆ³nicas e interpretaciones es el cambio climĆ”tico, la desigualdad ya aberrante, la desconfianza en las instituciones y en todo, el caos en que estamos convirtiendo el planetaā¦ en el que 1.500 millones de personas han salido de la miseria extrema.
Para relativizar el agobio del presente me estĆ” sabiendo a gloria el reciĆ©n publicado y ya clĆ”sico Otros mundos. Viaje por los ecosistemas extintos de la tierra (Debate), de Thomas Halliday, que cuenta con una prosa envolvente y precisa cĆ³mo era el planeta que estamos distopizando, cĆ³mo era desde hace 20.000 aƱos hasta hace 550 millones de aƱos, cĆ³mo se movĆan los continentes, la vegetaciĆ³n, los animalesā¦ un rato con este tomazo te amplĆa la perspectiva y da un respiro geoestratĆ©gico colosalā¦ que tambiĆ©n es angustioso si ves en quĆ© queda tanto ajetreo.
Aunque al estar tan lejos el tomo de Halliday no es tan angustioso como el segundo de los que facturan a medias Juan Luis Arsuaga y Juanjo MillĆ”s, La muerte contada por un sapiens a un neandertal (Alfaguara), que te lleva con la lengua fuera al gimnasio, a hacerte una densitometrĆa y a seguir el rĆ©gimen de vida del paleolĆtico, mĆ”s o menos. Si lo consigues rebajas tu huella de carbono, que, como cuenta Marta Peirano, es un concepto inventado en el aƱo 2000 por una agencia de publicidad para las petroleras, que reparten la culpa per capita. TambiĆ©n Nadav Eyal, hablando sobre el poder de las corporaciones, cita un estudio que demuestra que las compaƱĆas āpueden obtener hasta un 22.000 por ciento de retorno de los dĆ³lares que invierten en hacer presionesā (p. 324). La extinciĆ³n de los dinosaurios no fue nada en comparaciĆ³n con la que estamos preparando para cocernos a fuego lento y el extraordinario auge de la mentira con la sustituciĆ³n de la razĆ³n por las emociones. La editorial Prensas de la Universidad de Zaragoza (puz), que cumple cuarenta aƱos, ha traducido y publicado el apasionante compendio de 2008 AgnotologĆa. La producciĆ³n de la ignorancia, coordinado y editado por Robert N. Proctor y Londa Schiebinger.
Me ha resultado muy interesante el manual de Will Storr La ciencia de contar historias (CapitĆ”n Swing), que tambiĆ©n refleja una tensiĆ³n tan genuina de nuestro tiempo, que quizĆ” se podrĆa resumir asĆ: veneramos la ciencia como antes a los dioses (y luego al marxismo), como a una divinidad. AsĆ, el libro de Storr, que apela a la ācienciaā desde el mismo tĆtulo y trata de apuntalar las tĆ©cnicas narrativas con argumentos mĆ”s o menos cientĆficos, culmina su tratado āpor lo demĆ”s muy Ćŗtil, ameno y con muchos ejemplosā con un apĆ©ndice titulado El enfoque del defecto sagrado (la negrita es mĆa). Lo flipas, que decĆa Florentino FernĆ”ndez, Flo. Tanta presunta ciencia āapenas se sabe nada del cerebro, hay que recurrir siempre al experimento del gorila en la habitaciĆ³nā, para culminar con lo sagrado. Para ese viaje siempre estĆ” RenĆ© GuĆ©non. Esta frase de Otros mundos: āuna vez mĆ”s la versatilidad favorece la supervivenciaā. ~
(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la pƔgina gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).