¿Cómo nos relacionamos con la tecnología? Hace no muchas décadas era sorprendente imaginar un futuro en el que las computadoras y otros enseres automatizados servirían lo mismo para la participación política que para la vida privada. En nuestros días, en cambio, lo extraordinario no es la presencia de la tecnología sino las esperanzas que hemos depositado en ella, tanto para el mejoramiento de nuestras democracias como de nuestras personas. El hinchado poder de las redes sociales parece obligarnos a redefinir lo que entendemos por “relaciones personales” y, en la esfera pública, se consolida la idea de que el entorno decisivo de la política no serán ya los medios tradicionales o la plaza sino la pantalla del teléfono móvil. Este número busca observar con sano escepticismo el auténtico alcance de las máquinas que nos rodean. ~