Los dichos y hechos de Donald Trump con respecto a Mรฉxico son acaso los mรกs agresivos desde que hace casi 179 aรฑos Polk ordenรณ la invasiรณn de nuestro paรญs cobijado en la doctrina del “Destino Manifiesto”. La guerra que plantea tiene varios aspectos que eran ya previsibles desde 2015 (cuando hablaba genรฉricamente de los mexicanos como “violadores y criminales”) y que ahora son manifiestos. Se trata de un conflicto real de seguridad pero tambiรฉn una injusta querella comercial y migratoria.
ยฟQuรฉ hacer? Fortalecernos internamente, fortalecernos de verdad. Pero para ello es preciso, ante todo y sobre todo, salvar el Estado de derecho.
Alguna vez tuvimos una polรญtica interior que respetaba al menos las formas de una repรบblica. Ahora nuestra polรญtica interior ha destruido la divisiรณn de poderes, negando doscientos aรฑos de tradiciรณn jurรญdica y constitucional. La demagogia ha socavado, desvirtuado y corrompido la democracia. El imperio de la mentira suplanta los datos evidentes, y todas las libertades (trรกnsito, asociaciรณn, trabajo, pensamiento, prensa, crรญtica) estรกn al arbitrio del rรฉgimen arrogante y autocrรกtico que dice tener el monopolio de la Historia, la verdad y el bien. Es el momento de corregir.
Alguna vez tuvimos una polรญtica exterior inteligente, eficaz y sensata que nos permitiรณ sortear las tormentas del siglo XX. Ahora nuestra polรญtica exterior es desastrosa: hemos peleado con casi toda Amรฉrica Latina (salvo con los regรญmenes “progresistas” de Nicaragua, Cuba y Venezuela). Nos hemos enemistado absurdamente con Espaรฑa, alejado de Europa, abandonado a Ucrania, coqueteado con Rusia. Nos dimos el lujo de desdeรฑar a Biden (el mandatario mรกs indulgente con Mรฉxico en mucho tiempo) y olvidamos la sociedad con Canadรก. Es preciso cambiar.
Alguna vez vivimos relativa paz y concordia. A esa civilidad debemos volver, pero no bajo las serviles condiciones de “uniรณn” que querrรญa imponer el rรฉgimen sino mediante un cambio radical cuyo primer acto, ineludible, imprescindible, deber ser reformar antes de que termine de consumarse, esa farsa llamada “reforma” judicial.
Trump nos plantea tres problemas cruciales: la seguridad, la migraciรณn y el comercio. El primero tiene justificaciรณn, es un problema nacional y binacional. No asรญ los otros dos: Trump estรก siendo irracional, racista y punitivo.
En el fondo, los mexicanos no tenemos diferencias de opiniรณn sobre los tres temas. Sabemos que amplias zonas del paรญs estรกn dominadas por el crimen organizado. Mรกs allรก de las malas polรญticas anteriores, es evidente que la estrategia (llamรฉmosla asรญ) de “Abrazos, no balazos” ha sido โpara decir lo menosโ un fracaso. Aunque el gobierno actual parece haber virado lentamente, serรก necesaria una colaboraciรณn mucho mรกs estrecha con los estadounidenses y canadienses para combatir los ejรฉrcitos del crimen. Pero ademรกs, hay que devolver al Ejรฉrcito y la Armada a las tareas que les son propias. Gabriel Zaid ha propuesto que entre esas tareas estรฉ la vigilancia de las cรกrceles (escuelas de crimen) y las aduanas. Habrรญa que agregar la conversiรณn, largamente esperada, de la Guardia Nacional en una fuerza policial capacitada para investigar y perseguir el crimen (en sus infinitas facetas) y la consolidaciรณn de un aparato judicial que lleve a los criminales a juicio. Nada de esto es posible si culmina el atraco de la “reforma” judicial.
Si se cumple cabalmente la amenaza de Trump sobre la deportaciรณn de cientos de miles o millones de compatriotas, el problema serรก (ya es) mayรบsculo, no solo por la presiรณn al mercado de trabajo sino por la escasez de todos los satisfactores elementales: vivienda, seguridad, educaciรณn. ยฟQuรฉ ocurrirรก con las remesas? En cuanto al comercio, Trump ha impuesto los aranceles contraviniendo y quizรก sepultando el T-MEC. Nuestras exportaciones pesan en la balanza americana, pero nuestra dependencia es de tal magnitud que serรก difรญcil evitar una crisis. ยฟCuรกl es la alternativa? Seguir compitiendo, pero para ello es preciso alentar el crecimiento con nuestras propias fuerzas. Serรก imposible lograrlo si persiste un estatismo improductivo y anacrรณnico. Serรก imposible sin confianza para el trabajo, la sociedad civil y la inversiรณn privada.
“Una casa dividida contra sรญ misma no sobrevivirรก”, dijo Lincoln. Nuestra casa no sobrevivirรก si seguimos divididos. Pero el รบnico responsable de la divisiรณn es el rรฉgimen. La reconciliaciรณn estรก en sus manos. Comiencen por poner la casa en orden. Con actos, no con retรณrica. Reformen la “reforma”. ~
Publicado en Reforma el 2/II/25.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.