El aรฑo de 1968 nos ha dejado dos herencias: la derrota y la transiciรณn. Ya sรฉ que afirmar que el movimiento de 1968 significรณ una derrota irritarรก a algunos. Josรฉ Revueltas dijo que la experiencia fue altamente positiva, aunque inmediatamente agregรณ: โa condiciรณn de que sepamos teorizar el fenรณmenoโ (Mรฉxico 68: juventud y revoluciรณn, p. 21). Pero la teorรญa en la que pensaba Revueltas no salvรณ al movimiento estudiantil, que fue concebido por รฉl como la representaciรณn polรญtica de un proletariado (temporalmente) ausente. Durante muchos aรฑos no pocos sesentaiocheros se han negado a admitir la derrota. Haciendo toda clase de malabarismos leninistas o maoรญstas, la memoria del 68 fue transformada en una รฉpica gloriosa que habรญa retrocedido sรณlo transitoriamente para buscar nuevos cauces revolucionarios. Esos nuevos cauces desembocaron, desgraciadamente, en una guerra sucia que enfrentรณ a guerrilleros duros y dogmรกticos con una represiรณn cruel y con frecuencia ilegal. En esta segunda vuelta de tuerca los aguerrillados herederos del 68 volvieron a perder.
Por otro lado, hubo una crรญtica marxista dogmรกtica al movimiento estudiantil que reaccionรณ contra las nuevas ideas. Acaso el ejemplo mรกs extremo de esta posiciรณn fue el mรกximo dirigente del Partido Popular Socialista, Vicente Lombardo Toledano, quien publicรณ precisamente el 1ยฐ de octubre de 1968 un folleto titulado La juventud en el mundo y en Mรฉxico. A sus 74 aรฑos de edad el dirigente de izquierda mรกs conocido del paรญs, que habรญa dedicado su vida a fortalecer el Estado institucional revolucionario, sintiรณ la necesidad de aleccionar a la juventud. Criticรณ รกsperamente a los jรณvenes que โdiciรฉndose reformadores del marxismo para calumniarloโ buscan desencadenar una nueva revoluciรณn y abrir paso a una nueva izquierda โpor un camino que no es el del marxismo-leninismoโ. Aquellos jรณvenes, como sus compaรฑeros en muchas otras partes del mundo, buscaban con imaginaciรณn creadora nuevos caminos para el socialismo: pero Lombardo โy con รฉl un gran sector de la izquierda cobijada bajo las alas del nacionalismo autoritarioโ no fue capaz de entender la rebeldรญa de los estudiantes. Al dรญa siguiente de la publicaciรณn del folleto de Lombardo contra el movimiento estudiantil, miles de jรณvenes se reunieron en Tlatelolco, donde fueron reprimidos duramente por el ejรฉrcito, en un acto de barbarie que dejรณ un rescoldo de amargura en lo mรกs profundo del sistema polรญtico mexicano. Los jรณvenes, por supuesto, no escucharon a Lombardo. รl tampoco quiso dejarse โdeslumbrar por las palabras sonoras ni por las frases brillantes y audacesโ de los โideรณlogos de la nueva revoluciรณnโ. Seis semanas despuรฉs de la masacre de Tlatelolco, Vicente Lombardo Toledano falleciรณ โen olor a santidad leninistaโ sin haber querido comprender que los gritos de los jรณvenes estudiantes no eran โuna provocaciรณn antinacionalโ.
Desde la cรกrcel, en contraste, la gran estatura intelectual y la inteligencia de Josรฉ Revueltas lo convirtieron en un ejemplo de honestidad polรญtica. En la prisiรณn, Revueltas estaba convencido de que la represiรณn de 1968 tendrรญa la misma funciรณn histรณrica que la matanza de los obreros de Rรญo Blanco en enero de 1907: darรญa paso a la revoluciรณn. La eficacia represora en Rรญo Blanco โdijoโ fue circunstancial, ilusoria y fugaz. Igualmente, la violencia mortรญfera en Tlatelolco serรญa efรญmera y ciega. La ceguera del gobierno represor denotaba โsegรบn Revueltasโ que estaba derrotado, como ocurrรญa en la antigรผedad cuando se creรญa que los dioses cegaban primero a quienes habรญan destinado a la perdiciรณn. La historia habrรญa acelerado sus ritmos y la nueva revoluciรณn se acercaba.
Pero la revoluciรณn no llegรณ. Y tuvieron que pasar mรกs de treinta aรฑos para que llegara la democracia. Los gobernantes, pese a su ceguera, continuaron trastabillando por el camino durante mucho tiempo. La eficacia feroz de la represiรณn de Tlatelolco no logrรณ impedir que las mismas heridas de la derrota recibiesen las semillas de una lenta transiciรณn polรญtica. El sistema autoritario estaba herido, pero el proceso de putrefacciรณn polรญtica durรณ veinte aรฑos. Las elecciones presidenciales de 1988 mostraron que el autoritarismo estaba agonizando: el sistema se habรญa resquebrajado, el priismo se habรญa dividido y la mayorรญa de los mexicanos votรณ a favor de la nueva alternativa representada por Cuauhtรฉmoc Cรกrdenas. El fraude electoral โendรฉmico en Mรฉxicoโ negรณ el triunfo a la izquierda. Hubo que esperar otros doce aรฑos para que el paรญs entrase de lleno en una fase democrรกtica. Aunque en el aรฑo 2000 gana la derecha, las causas remotas de la transiciรณn se hallan en el lejano movimiento estudiantil de izquierda.
Es doctor en sociologรญa por La Sorbona y se formรณ en Mรฉxico como etnรณlogo en la Escuela Nacional de Antropologรญa e Historia.