La CIA planea una revista cultural mexicana

La lista de grandes escritores, pensadores y artistas que, de una u otra forma, recibieron apoyo de la CIA, casi siempre sin saberlo, es extensa y de alta calidad. Y, desde luego, patrocinaba revistas culturales.
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Por medio de muy diversas fundaciones, programas e iniciativas โ€“sobre todo el Congress for Cultural Freedom (CCF), creado en 1950โ€“ la Agencia Central de Inteligencia (CIA) financiรณ durante aรฑos una serie de trincheras culturales en la gran batalla por conquistar cerebros, una batalla contra el bloque soviรฉtico que, claro estรก, financiaba sus propias trincheras. Gracias al libro de Frances Stonor Saunders, The Cultural Cold War. The CIA and the World of Arts and Letters (Londres: The New Press, 1999) โ€“que es el libro pionero sobre la intervenciรณn de la CIA en el รกmbito de la cultura en la Guerra Frรญaโ€“, se conocen las enormes complejidades y dimensiones de esa empresa, contradictoriamente โ€œcivilizatoriaโ€: el brazo cultural de una eficiente mรกquina de dominaciรณn polรญtica capaz de horrores ilimitados.

ยฟCรณmo podรญa la misma agencia, por ejemplo, patrocinar al Centro Mexicano de Escritores, que tanto beneficiรณ a tantos, y al mismo tiempo apoyar al Movimiento Universitario de Renovadora Orientaciรณn, el sรณrdido MURO? 

En el รกmbito latinoamericano, uno de sus escenarios principales, la historia de la CIA cultural la han estudiado Kristine Vanden Berghe en Intelectuales y anticomunismo: la revista Cuadernos Brasileiros (Leuven University Press, 1997) y, mรกs recientemente, Patrick Iber en Neither Peace nor Freedom: The Cultural Cold War in Latin America (Cambridge, Harvard University Press, 2015). Estos libros, como el de Stonor Saunders, se hallan parcialmente en lรญnea.

La CIA apoyaba escritores importantes del mundo con dinero, viajes, vacaciones, mรฉdicos y hospitales y, cuando era necesario, hasta regalรกndoles una granja para que se inspirasen (como a Juan Rulfo); patrocinaba editoriales, inclusive contestatarias, y traducciones de libros (como no pocos del boom latinoamericano); financiaba congresos fastuosos, sin pรบblico, grabaciones ni โ€œmemoriasโ€ para que intelectuales de diversos colores pudiesen discutir (y comer y beber) en libertad; patrocinaba giras de orquestas de mรบsica clรกsica, grupos de jazz y exposiciones de arte contemporรกneo. La lista de grandes escritores, pensadores y artistas que, de una u otra forma, recibieron apoyo de la CIA, casi siempre sin saberlo, es extensa y de alta calidad.

Y, desde luego, patrocinaba revistas culturales, algunas de ellas esenciales para la historia de las ideas contemporรกneas, como la inglesa Encounter del poeta Stephen Spender; la francesa Preuves de Franรงois Bondy; la italiana Tempo Presente de Ignazio Silone y, en el รกmbito hispรกnico, Cuadernos, de Juliรกn Gorkin y Mundo Nuevo, que dirigiรณ Emir Rodrรญguez Monegal. Los responsables de esas revistas, obviamente  ignoraban de dรณnde venรญa el financiamiento (aunque de Gorkin no estoy tan seguro). Mundo Nuevo llevaba tiempo apareciendo cuando โ€“para sorpresa de Rodrรญguez Monegalโ€“ se revelรณ que su fuente de financiamiento era la CIA, pasando por la Fundaciรณn Ford que, a su vez, financiaba al Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales (ILARI). Y sin embargo, Mundo Nuevo era un ejemplo de revista plural y crรญtica latinoamericana, en la que colaboraban lo mismo los pintos que los colorados.  

 

Una mexicana que letras vendรญa

Y bueno, pues en archivos de la CIA me encontrรฉ con que tambiรฉn patrocinรณ algunas en Mรฉxico, algunas irrelevantes de propaganda polรญtica que oportunistas sagaces inventaban para sacarle lana al anticomunismo, pero tambiรฉn otra, muy importante en la hemeroteca cultural mexicana.

Formaba parte del proyecto DIGODOWN, es decir, del lado americano del Congreso para la Libertad de la Cultura (CCF) que tenรญa su sede en Parรญs. Sus operadores en Mรฉxico eran unos seรฑores llamados Geoffrey T. Huyette y Edward G. Tichborn (cuyos nombres, claro, pueden ser falsos).

Mr. Tichborn pasaba por ser un prรณspero abogado, ejecutivo de la Cรกmara Americana de Comercio en Mรฉxico, amigo de la cultura, inversionista en el cine. Habรญa llegado en 1960 y un aรฑo despuรฉs ya se habรญa infiltrado en ambientes empresariales y, en sus ratos libres, en los intelectuales y acadรฉmicos, sobre cuyas actividades informaba. Tenรญa tratos tambiรฉn, por cierto, con nuestra vieja amiga June Cobb la โ€œGringa Misteriosaโ€ y obedecรญa รณrdenes de un tal โ€œKeith Bastearโ€ que me pregunto si no serรก uno de los nombres del sรบperagente 86 para asuntos culturales en Latinoamรฉrica, Keith Botsford, a quien ya me referรญ antes.

En la pรกgina 4 de este documento se dice de Tichborn que, luego de haber trabajado en cuestiones electorales en Amรฉrica Latina, es agente full time de la CIA en Mรฉxico desde 1961, donde

ayudo a la Estaciรณn Mรฉxico creando y administrando la revista [nombre testado] dirigida a intelectuales latinoamericanos y reportando sobre actividades y actitudes de intelectuales de izquierda (โ€ฆ) Su expediente seรฑala que intentรณ hacer un estudio a fondo del PRI, que abandonรณ en 1967 por la resistencia de sus contactos a discutir temas sus sensibles y a presentarlo con otros informantes. 

Un documento previo (1963) narra una reuniรณn de โ€œoficialesโ€ de la embajada estadounidense con Tichborn, Bastear y Huyette. (El reporte es enviado a Parรญs, sede del CCF.) Se trataba de discutir โ€œla creaciรณn de una revista intelectual mexicanaโ€, y para evaluar โ€œal Centro Mexicano de Escritores y a varias personalidades culturales de Mรฉxicoโ€.

Se registra ahรญ que Mr Huyette tiene contacto en Mรฉxico con Jaime Garcรญa Terrรฉs (a quien luego, como ya vimos aquรญ, no dejan entrar a Estados Unidos por โ€œcomunistaโ€), con Juan Garcรญa Ponce, Raรบl Ortiz y Ortiz, Antonio Alatorre, Juan Vicente Melo y Margaret Shedd (la directora del Centro Mexicano de Escritores). Huyette dice que no pudo entrevistarse con Ramรณn Xirau ni con Jorge Ibargรผengoitia, pues andaban de viaje.

Ese grupo de intelectuales, a los que tambiรฉn trata Tichborn,

representan el blanco del programa DIGODOWN. Estรกn en el centro del grupo de intelectuales de avanzada en Mรฉxico, tienen muchos contactos y actividad en la Universidad de Mรฉxico, en El Colegio de Mรฉxico, en grupos de teatro y revistas nacionales, y colaboran con la revista Siempre! [mรกs bien a su suplemento, La cultura en Mรฉxico, que dirigรญa Benรญtez ahรญ luego de renunciar al diario Novedades por apoyar a la Revoluciรณn Cubana] En otras palabras, son gente involucrada en actividades de la izquierda comprometida y no comprometida. Nuestro objetivo es aportarles una alternativa basada en el libre intercambio de las ideas que, a fin de cuentas, es favorable a Occidente [pro-west]

En la lista de objetivos del programa se explica la importancia de crear la โ€œrevista culturalโ€ como contrapeso a Siempre! y al โ€œmonopolio que la extrema izquierda tiene en el sector cultural de Mรฉxicoโ€, abriรฉndole un foro a los escritores que โ€œpor carecer de alternativasโ€ publican en Siempre! y otras publicaciones de izquierda. Tambiรฉn se trata de

incorporar al intelectual mexicano a la corriente principal de la opiniรณn, el pensamiento y la creatividad cultural de Occidente. Esto se diseรฑa asรญ para sobreponerse a la impresiรณn de que la รบnica asociaciรณn productiva posible es con el otro lado. Se aporta asรญ un foro de libre intercambio de puntos de vista sin extremismos. Se trata tambiรฉn de modificar la imagen de los EUA, no por filantropรญa sino para mejorar las relaciones Mรฉxico-EUA y para sobreponerse a la idea de que estรฉ de moda ser pro-marxista y anti-EUA. Esto se apoyarรก aumentando el contacto entre intelectuales mexicanos y estadounidenses y demostrando que el clima en que se mueven los estadounidenses, asรญ como su trabajo literario, tiene aliento y vigor.

Sobre la planeada revista es necesario โ€œejercer un control rigurosoโ€, que es por lo que se rechazรณ la idea de โ€œintentar apoderarnos de la Revista Mexicana de Literaturaโ€ (que en ese tiempo dirige ya Garcรญa Ponce, luego de Fuentes, Emmanuel Carballo y Tomรกs Segovia, asesorados por Octavio Paz). En caso de fallar la creaciรณn de la nueva revista, sin embargo, la alternativa de tomar a la Revista Mexicana de Literatura queda abierta.

El plan es el siguiente: Mr. Tichborn habrรก de acercarse a un miembro de la โ€œMexican intelligentsiaโ€, le contarรก que cuenta con un pequeรฑo capital y que desea invertirlo en una revista que โ€œserรญa un รฉxito artรญstico y financieroโ€; propondrรก la creaciรณn de un nรบmero dummy y aportarรก un plan de costos, distribuciรณn, disponibilidad de autores y hasta la posible creaciรณn de una empresa editora de libros.

La revista, para empezar, serรญa โ€œpequeรฑaโ€ y trimestral. Sus primeros nรบmeros deberรกn dedicarse sobre todo a la crรญtica literaria, teatral y cinematogrรกfica, pues de ese modo se evitarรก que otras โ€œentidadesโ€ la vea como adversaria. Se invitarรก a diseรฑarla a uno de los mejores diseรฑadores de Mรฉxico y se le apoyarรญa con la visita de intelectuales estadounidenses [relacionados con] DIGODOWN, a quienes se les pedirรญan colaboraciones, como Saul Bellow y James Baldwin. Se pedirรกn colaboraciones a un amplio rango de escritores y tendrรก una secciรณn de โ€œCartas al editorโ€ para estimular la controversia, cosa que no suelen hacer las revistas mexicanas. Y proponen el nombre: CRรTICA.

Pero no se llamรณ asรญ, sinoโ€ฆ  Pero eso y mรกs contarรฉ la semana prรณxima, pues espacio y tiempo y Borges ya me dejan. 

(continuarรก โ€ฆ)

 

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Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.


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