A una hora y media desde Real de Catorce yendo hacia el oeste y pasando varias minas abandonadas y laderas sin รกrboles, las montaรฑas de pronto caen casi verticales hacia el desierto que se extiende hasta el horizonte. Aunque se trata de ecosistemas radicalmente distintos, tanto el desierto como las montaรฑas son ambientes secos y polvosos, apenas poblados por humanos, prรกcticamente sin vida animal y acogiendo solo a las plantas mรกs tozudas. Y sin embargo, esta tierra aparentemente inservible y conocida como Wirikuta, su nombre indรญgena, estas 140,000 hectรกreas que incluyen la Sierra de Catorce y El Bajรญo, han proveรญdo a Mรฉxico de unas de sus mayores riquezas, tanto econรณmicas como espirituales.
La riqueza de Wirikuta estรก en dos substancias radicalmente distintas, una inorgรกnica, dura, no comestible, escondida en su mayorรญa dentro de las laderas, y la otra orgรกnica, comestible, jugosa, dispersada por toda la superficie del desierto. Estas dos substancias, la plata y el peyote, han coexistido lado a lado en Wirikuta por miles de aรฑos; aunque en una relaciรณn conflictiva que ilustra los problemas mรกs profundos de la sociedad mexicana.
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Las culturas indรญgenas del centro y del sur del paรญs, incluidos los aztecas, consideraban que el oro era el “excremento del sol” y la plata el “excremento de la luna”, sustancias sagradas que representaban al dรญa y la noche, la vida y la muerte. Para los grupos indรญgenas nรณmadas del norte de Mรฉxico, la plata y el oro tambiรฉn eran divinos, las entraรฑas de la tierra, aunque sin pirรกmides, ni templos, ni palacios que decorar, estas culturas tendieron a dejar estos metales en paz como muestra de respeto.
La promesa de “rescatar y buscar oro e otros metales”, muchas veces usados para representar las imรกgenes de su dios, impulsรณ a exploradores y conquistadores espaรฑoles a zarpar hacia el Nuevo Mundo. Emprendรญan viajes de descubrimiento en Mรฉxico y toda Amรฉrica para obtener oro de los nativos salvajes por cualquier medio, desde rogar y hacer trueques hasta robar y asesinar. Cuando los emisarios de Moctezuma preguntaron quรฉ hacรญa ahรญ y quรฉ querรญa, Cortรฉs respondiรณ simplemente “rescate”. Al dรญa siguiente, los nativos trajeron plumas, telas y algunas piezas de oro creyendo que con estos regalos Cortรฉs los dejarรญa en paz. Todo lo contrario, se les enviรณ por mรกs; regresaron la siguiente semana con dos grandes carretadas de oro y plata y una gran cantidad de pepitas de oro, pero aรบn asรญ no era suficiente.
En su primer encuentro en Tenochtitlรกn, Cortรฉs presentรณ a Moctezuma, con toda ceremonia, un collar hecho de cuentas de cristal y a cambio recibiรณ otro del que colgaban grandes pedazos de oro en forma de camarones. Cortรฉs le confiรณ a Moctezuma: “Los espaรฑoles padecemos de una enfermedad del corazรณn que solo se cura con el oro.” Aunque era una mentira ingeniosa, tambiรฉn revelaba una verdad profunda: Cortรฉs y sus soldados, como los nobles y los banqueros europeos que financiaban su misiรณn, padecรญan una “fiebre del oro”, una enfermedad incurable que sacaba lo peor en los hombres, creaba una insaciable sed de metales preciosos y eventualmente los enloquecรญa.
Despuรฉs de que la mayor parte del oro azteca fue rescatado, no hubo abastecimientos nuevos de metales preciosos durante dos dรฉcadas, esto es, hasta que Cortรฉs fundรณ la primera mina de plata en Taxco. Los espaรฑoles vinieron por el oro pero se quedaron por la plata. Aunque las primeras minas fueron fundadas en el centro de Mรฉxico, la mayor parte de los depรณsitos de plata estaban en el norte, a lo largo de la Sierra Madre, una regiรณn llena de metales preciosos. Durante el siglo XVIse fundรณ el Camino Real de la Plata, la ruta de abastecimiento y transporte para las minas que iba desde la capital hasta Nuevo Mรฉxico. El comercio de plata financiaba los fortines militares, los presidios y los soldados necesarios para proteger a los pueblos mineros y los caminos entre ellos de la resistencia armada que este comercio causรณ a lo largo del territorio. La plata tambiรฉn pagรณ la construcciรณn de las primeras misiones que “concentraban” a los trabajadores indรญgenas domesticados (la mayorรญa provenientes de la ciudad de Mรฉxico o de Tlaxcala) paraser usados como mano de obra esclava en las minas.Para asegurar un suministro adecuado de mano de obra paraestas primeras minas de plata, el gobierno colonial decretรณ que el cuatro por ciento de los adultos de todos los pueblos indรญgenas debรญan ser enviados a las minas y, cuando eso no bastรณ, cientos de miles de africanos fueron capturados, esclavizados y transportados al otro lado del mundo para excavar plata en Mรฉxico.
Cincuenta aรฑos despuรฉs de la caรญda de Tenochtitlรกn, la plata representaba el ochenta por ciento de las exportaciones de la Nueva Espaรฑa. Desde la mitad del siglo XVI hasta el final del colonialismo, las colonias espaรฑolas en Amรฉrica Latina redituaron en cien mil toneladas de plata. La plata de Mรฉxico y el resto del continente representรณ el 85 por ciento de la producciรณn mundial entre 1500 y 1800, y desde el siglo XVI hasta el รบltimo cuatrimestre del siglo XIX, el uso de la plata mexicana como moneda corriente se extendรญa por toda Europa y Asia.
Los espaรฑoles basaron su imperio colonial en la acumulaciรณn de oro y plata, un esquema econรณmico conocido como “metalismo”, en el que la riqueza de las naciones se medรญa por la cantidad de metales preciosos que poseรญan. Las enormes montaรฑas de plata en los palacios y los castillos espaรฑoles eventualmente llevaron a una inflaciรณn generalizada y volvieron al paรญs dependiente de las importaciones de Inglaterra y Francia. Las inmensas deudas que Espaรฑa habรญa generado a causa de sus costosas guerras hicieron que mucha de la plata que entraba a Sevilla del Nuevo Mundo fuera reenviada hacia las arcas de los banqueros y capitalistas de las ciudades del norte. Al tiempo que Espaรฑa estaba inmovilizada por el peso de la acumulaciรณn improductiva de metales, la plata peruana y mexicana estaba sirviendo como el capital que impulsaba la revoluciรณn industrial en el norte de Europa.
En el Mรฉxico colonial, la plata era un sinรณnimo de riqueza. La plata extraรญda de los pueblos mineros (reales) era convertida en moneda (reales) que llenaban las arcas de la realeza local. Los funcionarios de gobierno, los terratenientes y los dueรฑos de las minas eran muchas veces las mismas personas, y por ende las leyes siempre favorecรญan a los intereses mineros. Durante la Colonia, el subsuelo le pertenecรญa a la Corona espaรฑola. Despuรฉs de la Independencia,los depรณsitos subterrรกneos se convirtieron enpropiedadde los terratenientes, tanto mexicanos como extranjeros. Debido a las conquistas nacionalistas de la Revoluciรณn, las materias preciosas de la tierra fueron declaradas, por lo menos en el texto de la Constituciรณn de 1917, propiedad exclusiva de la naciรณn mexicana y su gente. Para evitarconflictos con Europa y con Estados Unidos, sin embargo, los artรญculos de la Constituciรณn dedicados a la minerรญa fueron enmendados durante las Conferencias de Bucareli, en las que se decidiรณ que no habrรญa nacionalizaciรณn retroactiva de las minas extranjeras. Mientras que la Ley Minera de 1961 apuntalรณ todavรญa mรกs los logros sociales de la Revoluciรณn al favorecer a los capitalistas mexicanos, dรกndoles mรกs control sobre los minerales extraรญdos del subsuelo y permitiรฉndoles adquirir grandes extensiones de tierras hasta entonces federales, en 1990 las enmiendas legislativas abrieron la industria, eliminaron muchas de las obligaciones y de los trรกmites requeridos previamente y dejaron que compaรฑรญas extranjeras fueran dueรฑas de las minas al cien por ciento.
Contrario a la situaciรณn en otros paรญses de Latinoamรฉrica, en donde las concesiones solo se otorgan despuรฉs de diez aรฑos de actividad legal y con exigencias de la comunidad, en Mรฉxico se otorgan casi siempre en menos de un aรฑo y sin debate pรบblico. Ademรกs, mientras que en los demรกs paรญses de Latinoamรฉrica se pagan cuotas relacionadas con la cantidad de metales extraรญdos, en Mรฉxico las mineras extranjeras pagan un mero derecho para explotar la tierra. Ademรกs, las leyes mexicanas tratan a las compaรฑรญas mineras como empresas de servicio pรบblico, por lo que les permite revender o rentar la tierra, no explotar el subsuelo hasta que el precio sea el que ellos consideren adecuado, accedera los mantos acuรญferos sin costo, confiscar tierra, expulsar alas comunidades, y las concesiones que reciben durancincuenta aรฑos y son fรกcilmente renovables.
Despuรฉs de firmar el TLC, la inversiรณn minera en Mรฉxico se disparรณ: en 2009, 279 compaรฑรญas mineras ya trabajaban con inversiรณn extranjeradirecta en 718 proyectos en Mรฉxico; el setenta por ciento de la exploraciรณn, el desarrollo y la producciรณn de metales preciosos en Mรฉxico lo controlan compaรฑรญas canadienses. La minerรญa es ahora la segunda industria mรกs importante en Mรฉxico, detrรกs del petrรณleo, pero por encima del turismo. Mรฉxico es el productor de plata mรกs importante del mundo; aporta diecinueve por ciento de la producciรณn mundial (unos 142 millones de onzas). Los precios de la plata crecieron aceleradamente en 2002, y alcanzaron su punto histรณrico mรกs alto el aรฑo pasado, incentivando asรญ la expansiรณn de la industria minera.
First Majestic Silver Corp., una compaรฑรญa minera canadiense que cotiza en la bolsa de Nueva York, tiene tres minas en operaciรณn en Mรฉxico (La Parrilla en Durango, SanMartรญn en Jalisco y La Encantada en Coahuila). En 2009, First Majestic pagรณ tres millones de dรณlares al gobierno mexicano a cambio de veintidรณs concesiones que cubren 6,327 hectรกreas en Wirikuta, entre las que se incluye la mina Santa Ana en el pueblo de La Paz, justo a las afueras de Real de Catorce.
La mina Santa Ana ha sido el principal motor para el desarrollo de la regiรณn desde hace mucho tiempo. Real de Catorce no se convirtiรณ en pueblo sino hasta 1779 despuรฉs de que la mina Santa Ana junto con otrascomenzara a extraer grandes cantidades de plata, hasta que eventualmente aportaba el dieciocho por ciento de toda la plata en Mรฉxico. La minerรญa en Catorce se detuvo durante la guerra de Independencia, pero compaรฑรญas inglesas y del resto de Europa aprovecharon las ventajas de la novedad de usar dinamita para abrir la tierra y cavar mรกs hondo, y obtuvieron enormes ganancias al final del siglo XIX. Porfirio Dรญaz visitรณ el pueblo en 1895 para apadrinar la modernizaciรณn de la mina Santa Ana con maquinaria traรญda de San Francisco (el centro de la fiebre del oro), y poco despuรฉs se construyรณ el Tรบnel de Ogarrio, hecho de antiguos tรบneles de mina, para conectar a Santa Ana con Real de Catorce.
La mina Santa Ana siguiรณ produciendo grandes cantidades de plata en el รกrea a lo largo del siglo XX, y como lo dice la pรกgina de internet de First Majestic:
Esta propiedad tiene el potencial de descubrir mineralizaciones de plata de caracterรญsticas y grado similar a los explotados en el pasado, incluso despuรฉs de dos siglos de minerรญa y rescate de 230 millones de onza de plata en esta regiรณn.
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Los chichimecas y otras naciones nรณmadas del norte localizadas en regiones como Wirikuta prefirieron la resistencia armada antes que permitir que los espaรฑoles excavaran en su tierra buscando plata. Aun despuรฉs de todas las campaรฑas militares emprendidas para abrir paso alas minas de plata en los territorios del norte, los chichimecas nunca fueron derrotados, aunque la evangelizaciรณn y el mestizaje con indรญgenas domesticados eventualmente desactivaron su lucha de independencia. Las comunidadesindรญgenas que rehusaron integrarse a la naciรณn, como los rarรกmuris (tarahumaras), nayeri (coras) y wixaritari (huicholes), fueron empujadas hacia regiones cada vez mรกs remotas y cada vez mรกs arriba en las montaรฑas, y con ello quedaron cada vez mรกs aisladas, cortรกndose los vรญnculos entre ellas.
De todas las comunidades nativas en Mรฉxico, los wixaritari fueron quienes mejor lograron conservar su cultura, su lenguaje, sus creencias y rituales. Lascinco comunidades principales wixaritari viven en la Sierra Madre Occidental, sobre todo en Jalisco, aunque tambiรฉn en Nayarit, Durango y Zacatecas. A pesar de que han logrado conservar mรกs autonomรญa que otras comunidades, las cosas no necesariamente van bien. Con pocas oportunidades de empleo y niveles de pobreza altรญsimos, cuarenta por ciento de la poblaciรณn huichol trabaja como mano de obra migrante en los plantรญos de ajo y tabaco en Sinaloa, y la tierra wixรกrika estรก siendo constantemente amenazada porproyectos gubernamentales inmensos, como presas hidroelรฉctricas y carreteras.
Mรกs que sus hogares al oeste de Mรฉxico, la tierra espiritual wixรกrika estรก hoy bajo amenaza. Los lugares mรกs sagrados, el destino de las peregrinaciones anuales de los wixaritari, se ubican en Wirikuta. Wirikuta es una reserva ecolรณgica, un รกrea natural protegida, y un sitio sagrado natural, y el รกrea forma tambiรฉn parte de la red mundial de lugares sagrados naturales de la UNESCO.
Aunque la regiรณn completa de Wirikuta, cada cactรกcea, cada piedra, cada manantial y cada montaรฑa tiene un inmenso valor espiritual para los wixaritari, la existencia de una sola planta hace que esta รกrea sea una zona รบnica. Para las culturas indรญgenas del norte, el jikuri (peyote) es su posesiรณn mรกs valiosa, la mรกs sagrada. El uso ceremonial del peyote tiene mรกs de diez mil aรฑos de existencia y se calcula que el origen del viaje anual de los huicholes en busca de peyote en Wirikuta empezรณ alrededor del aรฑo 200 a. C. Para reafirmar el vรญnculo cultural con sus ancestros, los huicholes eligen a un grupo selecto para viajar a Wirikuta, el lugar donde ocurriรณ la creaciรณn. El viaje, largo y arduo, es una iniciaciรณn, un regreso a los orรญgenes de esta cultura para renacer, para “ver la luz”. Segรบn el mito, los primeros cazadores huicholes siguieron a un venado todo el camino desde la costa oeste al Cerro Quemado en Wirikuta, donde el corazรณn del venado se transformรณ en peyote. Los rituales del peyote en Wirikuta repiten la leyenda de la creaciรณn para inspirar visiones en los marakame (chamanes) y artistas huicholes (los botones de peyote aparecen representados en casi todas las obras huicholes) y asรญ evitar que la cultura se estanque.
Ademรกs de su uso ritual, el peyote sacia el hambre, da energรญa, sirve como tรณnico general y tiene muchos usos medicinales. Los wixaritari usan el peyote para tratar mordeduras de serpiente, golpes, heridas, quemaduras, fracturas, estreรฑimiento, fiebres, asma y tambiรฉn como analgรฉsico antirreumรกtico y antibiรณtico (mata dieciocho tiposde bacterias, muchas de ellas resistentes a la penicilina). El peyote puede tratar enfermedades mentales, como la depresiรณn, la histeria y la neurastenia, y ha sido usado para curar la adicciรณn a drogas y alcohol. Por todas estas propiedades, el peyote haayudado a los wixaritari a lidiar con el intenso estrรฉs producido por las amenazas constantes a su existencia a lo largo de los siglos.
Los ancianos wixaritari han usado el peyote desde siempre para adquirir sabidurรญa y comprensiรณn, y por esto la comunidad nunca se orientรณ hacia la acumulaciรณn de lujos o metales preciosos, ni necesitaron conquistar a otros pueblos o subyugar la tierra. En contraste, las ambiciones econรณmicas de los conquistadores y los colonialistas (como las de los capitalistas y los polรญticos despuรฉs de ellos) estaban animadas por el alcohol, el cual incrementa la agresividad y la libido e inhibe la consciencia social, impulsรกndolos hacia la rapiรฑa y la eterna bรบsqueda de ganancias.
Cuando el ejรฉrcito se dio cuenta de que serรญa incapaz desubyugar a los wixaritari y otros grupos indรญgenas que resistรญan a la colonizaciรณn, la iglesia catรณlica iniciรณ su batalla por el sustento espiritual de los nativos, y acusaron al peyote de ser una herramienta pagana, del diablo, que instigaba el comportamiento violento y licencioso entre los nativos.El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisiciรณn oficialmente prohibiรณ la ceremonia del peyote en Mรฉxico en 1638, pero su continuo uso llevรณ a las autoridades a implantar castigos cada vez mรกs severos durante elperiodo colonial.
A pesar de que en 1928 el Consejo Superior de Salubridad de Mรฉxico declarรณ que el peyote no era “una planta enervante” ni una planta “intoxicante” y que tenรญa propiedades farmacodinรกmicas especiales, la presiรณn de los Estados Unidos coercionรณ a Mรฉxico a clasificar el peyote como una sustancia ilegal en la Convenciรณn รnica Internacional sobre Psicotrรณpicos de 1971. De acuerdo con el artรญculo 245 de la Ley General de Salud de 1984, aรบn vigente, el peyote es una “sustancia psicotrรณpica que tiene valor terapรฉutico escaso o nulo yque, por ser susceptible de uso indebido o abuso, constituye un problema especialmente grave para la salud pรบblica”.
El uso y posesiรณn del peyote en Mรฉxico estรก penado por la ley con sentencias de hasta diez aรฑos de prisiรณn. Aunque no hay excepciones legales, el gobierno mexicano tiende a tolerar su recolecciรณn y uso por ciertos grupos indรญgenas (aunque el acoso a estos mismos grupos se ha incrementado de un tiempo a esta parte en Wirikuta). El uso del peyote por el resto de la poblaciรณn mexicana estรก penado por ley con sentencias de hasta diez aรฑos de prisiรณn. Irรณnicamente, la posesiรณn y el consumo del peyote estรกn vigilados de cerca por el ejรฉrcito y la policรญa no por sus efectos nocivos como droga (la lรณgica legal para todas las demรกs sustancias ilegales), sino para que no se haga daรฑo a la planta que, se dice, estรก en peligro de extinciรณn.
La Sierra de Catorce y El Bajรญo son terrenos difรญciles. Los alacranes, las vรญboras y los demรกs animales han desarrollado defensaspara sobrevivir, asรญ como las plantas que se han acorazado y llenado de espinas para proteger la escasa agua. La extrema amargura del peyote mantiene lejos a sus predadores, aunque el hecho de que su sabor induzca el vรณmito no ha sido suficiente para evitar que la gente lo consuma. Desde que los efectos de la planta fueron popularizados por escritores y cientรญficos en los Estados Unidos y Europa, Wirikuta se ha convertido en un destino internacional y constantemente llegan turistas en busca de espiritualidad, o por lo menos, de un viaje especial.
Real de Catorce fue designado hace poco Pueblo Mรกgico, un programa gubernamental diseรฑado para incrementar el turismo y apoyar a la economรญa local. En Real de Catorce, lo “mรกgico” tiende a estar asociado con las propiedades psicoactivas del peyote, y los turistas viajan estos dรญas para visitar los sitios sagrados huicholes, como el Cerro Quemado, o para comer peyote en el desierto, generalmente entours que salen de Real de Catorce a caballo o en jeeps, yen su camino van dejando grafitis y botellas vacรญas de agua o cerveza. Ademรกs, los turistas se llevan a menudo cantidades de peyote cortado en el desierto o comprado a los guรญas no oficiales, mermando su existencia.
El trรกfico de peyote, aun con todos los turistasque visitan Real de Catorce por el viaje, no llegarรก ni de cerca a la escala del trรกfico de mariguana, cocaรญna o metanfetaminas, una actividad que recientemente ha azotado a la regiรณn. Los Zetas tienen una fuerte presencia en Real de Catorce y Wirikuta, yha habido enfrentamientos armados entre narcos y el ejรฉrcito en los รบltimos meses. Soldados y fuerzas federales patrullan con regularidad las calles de Real de Catorce y hacen incursiones hacia el desierto en busca de narcos o de turistas en pos de peyote. Como resultado, el turismo ha bajado drรกsticamente en la zona, la economรญa sufre y los locales tienen que buscar cรณmo sobrevivir (incluso con los trabajos mal pagados y riesgosos que ofrecen las minas).
Ademรกs de los narcรณticos que han empezado a ser cultivados y vendidos en la zona, otro cultivo amenaza Wirikuta: el jitomate. Aunque Wirikuta estรก supuestamente protegida del uso comercial, los agricultores invasores, algunos subsidiados por el gobierno local, han limpiado unas cuatrocientas hectรกreas de toda planta, incluido el peyote, para crear grandes campos industrializados de jitomate. Ademรกs de desviar el agua de los mantos subterrรกneos, los agricultores invasores tambiรฉn disparan cohetes a las nubes para evitar que la lluvia daรฑe los jitomates(y con esto han contribuido a las peores sequรญas de los รบltimos cincuenta aรฑos), y usan pesticidas que contaminan los mantos de agua locales.
La peor amenaza potencial para el peyote y para todo Wirikuta es, sin embargo, la industria minera. El presidente Felipe Calderรณn se comprometiรณ en pรบblico a proteger el รกrea, pero, a pesar de eso, el gobierno otorgรณ veintidรณs concesiones a First Majestic (setenta por ciento de estas localizadas dentro de Wirikuta) y tambiรฉn otorgรณ otras dos a West Timmins Mining, que planea buscar oro en la regiรณn de Bernalejo, un รกrea del desierto donde los huicholes recogen peyote para sus rituales sagrados anuales. Las minas de oro y plata implicarรกn caminos pavimentados y la introducciรณn de maquinarias pesadas, ambas cosas daรฑinas parael ambiente. Aรบn peor, las minas de oro utilizan tรฉcnicas muy destructivas, incluyendo tajos a cielo abierto, esto es, dinamitar o cavar la superficie de la tierra para triturar montaรฑas enteras a fin de acceder a la veta. Este proceso deja grandes crรกteres a su paso, mata la fauna y la flora y vuelve la tierra infรฉrtil. Ademรกs, la cantidad de agua requerida sin duda secarรก los escasos acuรญferos del desierto y dejarรก los mantos subterrรกneos contaminados con cianuro, xantatos y metales pesados utilizados alprocesar el mineral y que provocan problemas de salud (respiratorios, intestinales, cutรกneos, fallas sistรฉmicas, anomalรญas en los fetos y cรกncer) entre las comunidades locales.
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Los metales preciosos siempre han sido mรกs una maldiciรณn que una bendiciรณn en Catorce. La acumulaciรณn de riqueza extraรญda del subsuelo a lo largo de los aรฑos ha dejado solo miseria y ruinas. Los bosques en Catorce (originalmente llamados Real de Minas de Nuestra Seรฑora de la Limpia Concepciรณn de Guadalupe de los รlamos de Catorce, en honor de los รกrboles que cubrรญan esa รกrea) fueron talados durante las fases iniciales de las minas, cuando el carbรณn era el principal combustible de los hornos, y ahora solo quedan cerros pelones y tierra erosionada. Como los รกrboles, la poblaciรณn humana tambiรฉn ha sufrido. Cuando los precios de la plata bajaron y la minerรญa se estancรณ, la poblaciรณn local de Real de Catorce bajรณ de catorce mil habitantes en 1905 a 2,700 en 1910, mientras que poblados mรกs pequeรฑos como La Luz, levantado junto a la mina Santa Ana, terminaron convertidos en verdaderos pueblos fantasmas.
Aunque la innovaciรณn tecnolรณgica o el incremento en los precios de la plata vuelven a la minerรญa una empresa rentable, no se estรกn construyendo magnรญficas ciudades, y las ganancias de estos metales no generan grandes iglesias ni edificios impresionantes. Hoy en dรญa, los trabajadores viven en estructuras desarmables y los pueblos cercanos reciben muy pocos de los beneficios por todas las ganancias recolectadas por las minas. De hecho, como todos los monocultivos (incluyendo la agroindustria, el turismo y el narcotrรกfico), la riqueza que se extrae de las minas de plata no se invierte en tecnologรญa o en industrias productivas en Mรฉxico, y los trabajadores no adquieren habilidades que les servirรกn para conseguir otros trabajos cuando las minas cierren. Salvo para unos cuantos funcionarios de gobierno que se llenan los bolsillos, los metales preciosos salen del paรญs y dejan, ademรกs del cianuro, solo metales pesados como el plomo y el mercurio.
Si el gobierno mexicano realmente estuviera preocupado, como dice estarlo, por salvar al peyote de la extinciรณn, por conservar los tesoros naturales y proteger a las culturas indรญgenas, deberรญa prohibir toda la actividad minera en Wirikuta, detener la invasiรณn de la agroindustria y legalizar la distribuciรณn del peyote entre las comunidades indรญgenas y el consumo para todos.
El pago que recibiรณ el gobierno mexicano de la First Majestic y otras compaรฑรญas mineras extranjeras no cubre los costos de salud causados por las minas a largo plazo, ni el daรฑo al medio ambiente en Wirikuta. Mรกs que cualquier figura de plata u oro en el Museo de Antropologรญa, la cultura wixรกrika y sus tierras sagradas representan un verdadero e invaluable patrimonio de la naciรณn, y deberรญan ser protegidas a toda costa. Mรฉxico se beneficiarรญa mucho mรกs al dejar que el “excremento de los dioses” siga enterrado, por lo menos en los lugares en los que entra en conflicto con las comunidades indรญgenas, y en lugar de buscar metales en la tierraserรญa mejor aprovechar las riquezas mรฉdicasy terapรฉuticas naturales del peyote, para ayudar a curar al hombre moderno (sobre todo los directores corporativos, polรญticos, narcos y consumidores compulsivos) de su“enfermedad del corazรณn”. ~
Traducciรณn de Pablo Duarte
es escritor y fotรณgrafo. Originario de Nueva York, viviรณ mรกs de 20 aรฑos en la Ciudad de Mรฉxico. Es autor de Desde las entraรฑas (Turner, 2023) y Maneras de morir en Mรฉxico (Trilce, 2015), entre otros libros. Es guionista y director del largometraje Carambola (Mรฉxico, 2005).