Como una caja vacía se queda guardada
entre comidas de domingo y funerales
la luz se abre entre nosotros.
Donde está la caja
Con los recuerdos esparcidos y espigados
la luz entra y se abrasa.
Su brazo aleve dice que abarquemos
no es un árbol vestido con una manta: se están deshaciendo.
Creo que la caja debería ser única
cerrada a los pasos de mis papás.
Así la luz no podría tocarla
o tal vez solo por un hoyito
de donde derramaría por uno de los lados.
No un árbol en velo
ni uno cubierto de mantas.
Llueve, llueve, llueve: la banca al borde del voladero
las hojas como redes de niebla
los insectos agolpados en resquicio de mi puerta: estos son mis ojos.
Hace casi un año que estoy aquí
y solo una tarde ha tenido visitantes.
No sé quién la puso al voladero
pero cuando el hombre se sentó con su novia abrazada
yo quería quitarlo.
Me parece que murmuraban
(es difícil decirlo desde esta cofa)
o era un sonido de vista que se hacía en medio de los hombros
o como inflamado, saliendo del río.
Me fui por la tormenta
aunque sí escuché, arrepentido
los gritos del Avón y cómo hace la madera al hincharse
como el amor de esa pareja, que se fue sin saberlo. ~
(Ciudad de México, 1996) es maestro en economía por la Universidad de Brístol y Elinor Ostrom Fellow del centro Mercatus, de la Universidad George Mason. Escribe una columna en El Universal y es autor de Rosario (Secretaría de Cultura de Puebla, 2022).