La nieta de Columbo

Poker face es esa irresistible serie que no sabíamos que necesitábamos ver para restaurar la fe en que existe la justicia. Por lo menos en la televisión.
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¿Columbo tuvo una hija? Si nos atenemos a los 69 episodios y telefilmes de la serie protagonizada por Peter Falk entre 1971 y 2003 para las cadenas televisivas NBC y ABC, el desgarbado teniente del departamento de policía de Los Ángeles estaba casado y tenía descendencia. ¿Cuántos hijos o hijas? Eso es difícil de saber, porque en algunos episodios, Columbo habla de su mujer –a la que nunca menciona por su nombre– y “los hijos”, en plural. En todo caso, en Kate Columbo (1979-1980), una malograda teleserie de la NBC que duró solamente dos temporadas, la esposa de Columbo sí tiene nombre –el Kate del título–, tiene una hija llamada Jenny y hasta una profesión peligrosa, pues se dedica al periodismo criminal y de investigación. O sea, como su marido policía, del que se divorció en la segunda temporada, ella también atrapa asesinos.

Va toda esta avalancha de trivia televisiva porque desde el primer episodio de Poker face (E.U., 2023), serie de diez capítulos estrenada en Estados Unidos en enero de este año y disponible en México desde hace unas semanas en Universal Plus, no me pude quitar de la cabeza que la protagonista, la desgarbada Charlie Cale (Natasha Lyonne), debía ser la hija de Columbo. O, más bien, por el tiempo transcurrido, su nieta.

En todo caso, me queda claro que Rian Johnson, el muy conocido creador de la serie –nominada a cuatro Emmy 2023, entre ellos uno para Lyonne como mejor actriz en serie de comedia– tuvo todo el tiempo en su mente al célebre detective angelino: no solo porque Charlie parece una versión femenina de él –mal vestida, descuidada, con un aire distraído y una voz entre nasal y rasposa– sino porque la estructura argumental de cada episodio es idéntica a la de la mencionada serie televisiva de culto. Al igual que en Columbo, en Poker face vemos desde el inicio que se comete un asesinato y hasta sabemos quién es el culpable para, después, ver de qué manera Charlie descubre y atrapa a esa persona. La diferencia es que Charlie no es teniente, ni policía y ni siquiera detective privado. Charlie es una nómada que tiene que estar cambiándose de ciudad en cada episodio, tratando de no ser descubierta, al igual que el doctor Richard Kimble, el protagonista de otra legendaria teleserie estadounidense, El fugitivo (1963-1967).

La irresistible premisa columbesca se presenta en el primer episodio, el piloto, “Dead man’s hand”, escrito y dirigido por el propio Rian Johnson. Charlie es una de tantas empleadas de cierto casino de Las Vegas, aunque, en realidad, dista mucho de ser una empleada anónima cualquiera. Tiene una capacidad única que puede ser muy útil, pero al mismo tiempo, muy peligrosa. Y es que Charlie, solo con ver el rostro de una persona y escuchar lo que está diciendo, puede saber si está mintiendo. Peor aún: es incapaz de quedarse callada, así que cada vez que alguien le miente en su cara, no puede evitar decir entre dientes “¡bullshit!”, como para señalar que no cree una sola palabra de lo que le acaban de decir.

En este primer episodio, la mejor amiga de Charlie, que también trabaja en el casino, es asesinada. El culpable aparente es su violento y abusivo novio, que luego, se supone, se quitó la vida con la misma arma con la que cometió el homicidio, pero Charlie se da cuenta de inmediato que muchos elementos no encajan. A diferencia de Columbo, que siempre llega a la verdad husmeando por aquí y por allá, preguntando distraídamente y usando el viejo método deductivo, la Charlie de Poker face sabe con toda certeza que no le están diciendo la verdad. Lo que tiene que averiguar es si le están mintiendo para ocultar algo trivial o si esas mentiras esconden algo importante.

Al igual que en Columbo –y a diferencia del relato detectivesco clásico, el llamado whodunit, centrado en descubrir quién es el culpable–, el espectador sabe desde el inicio quién ha cometido cada asesinato, así que lo que importa es ver de qué manera Charlie descubrirá la verdad. Estamos así ante un relato detectivesco invertido, conocido como howcatchem, un juego narrativo que puede resultar muy ingenioso y hasta reconfortante, pues vamos acompañando a nuestro protagonista en cada paso hasta que logra hacer justicia. Planteada la premisa, la estructura argumental y narrativa será la misma en los siguientes nueve episodios. Y al final de cada capítulo, el resultado será el mismo: Charlie descubrirá al verdadero culpable de cada crimen que, de una u otra manera, enfrentará las consecuencias de sus actos.

Si a esto le agregamos que Lyonne encarna a Charlie como si hubiera nacido para interpretar este papel y, además, cada episodio presume una lista de actores invitados de primer nivel –de Adrien Brody a Ron Perlman, de Hong Chau a Nick Nolte, de Ellen Barkin a Chlöe Sevigny, de Tim Blake Nelson a Joseph Gordon Levitt, de Cherry Jones a Luis Guzmán–, Poker face resulta ser esa irresistible serie de televisión que no sabíamos que necesitábamos ver para restaurar la fe en la justicia. Sea frente a Columbo, sea frente a Charlie, quien la hace, la paga. O sea, claro que hay justicia. Por lo menos en la televisión. ~

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(Culiacán, Sinaloa, 1966) es crítico de cine desde hace más de 30 años. Es parte de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey.


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