Foto: comisiondeprimariave.org

Tres visiones sobre la primaria opositora en Venezuela

El próximo domingo, la oposición venezolana celebrará elecciones primarias para definir a quien enfrentaría a Maduro en 2024. El proceso ha despertado polémica desde antes de su celebración, como muestran las opiniones que aquí se recogen.
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El próximo domingo 22 de octubre es la fecha señalada para que se lleven a cabo la elección primaria de la oposición en Venezuela, siempre y cuando el gobierno autoritario de Nicolás Maduro no adelante alguna maniobra para impedirlas. Los sondeos coinciden en la ventaja de María Corina Machado, precandidata que se define liberal de centro y es la líder del partido Vente Venezuela. A pesar de que los partidos llegaron a un acuerdo sobre el mecanismo para escoger al candidato o candidata que enfrentará a Maduro en las hipotéticas elecciones del 2024, el avance sorpresivo de Machado no satisface a liderazgos que se presentan a sí mismos como conciliadores y moderados, al estilo de Henrique Capriles Radonski (Primero Justicia) y Manuel Rosales (Un Nuevo Tiempo), quienes han perdido la aceptación popular que alguna vez tuvieron.

La inhabilitación de María Corina Machado, cuya popularidad supera enormemente a la de Nicolás Maduro, pone sobre la mesa un dilema: puede ganar la primaria, pero no inscribir su candidatura en el Consejo Nacional Electoral. Como siempre, el régimen madurista obliga a la oposición a dividirse en torno al camino a seguir; en todo caso, Machado no se retira.

Para entender sus alcances e implicaciones, consulté a tres politólogos, Colette Capriles, Miguel Ángel Martínez Meucci y Enderson Sequera, sobre este importante evento organizado por la sociedad civil a través de la Comisión Nacional de Primaria, sin la participación del Consejo Nacional Electoral.

Miguel Ángel Martínez Meucci: Hay que partir por lo más obvio: no hay democracia en Venezuela. Por ende, las elecciones no pueden funcionar bajo los parámetros normales de una democracia. Ni siquiera está claro que toda la oposición se oponga al gobierno autocrático de Maduro, el cual ha amenazado, chantajeado o cooptado a una cantidad no demasiado clara de organizaciones y cuadros de la oposición. Muchos de ellos simplemente trabajan para estabilizar al régimen actual.

En este contexto, la primaria tiene una doble connotación que hace que realizarla sea muy importante. Por un lado, es un desafío a las inhabilitaciones y otras medidas inconstitucionales que impone la autocracia para tratar de acallar la voz popular. Por otro, es la posibilidad para la gente de sacudirse liderazgos que realmente no luchan contra la dictadura, sino que a menudo cooperan con ella. En definitiva, la primaria constituye un desafío ciudadano a todo el sistema político que sustenta a la dictadura.

Por ende, desde mi punto de vista, la única opción factible es respaldar a la persona que en buena lid emerja como ganadora de esta elección primaria, sobre todo si lo hace con una mayoría clara en medio de un proceso que ha sido impulsado por la ciudadanía contra todos los obstáculos que impone la dictadura. No se trata única o principalmente de elegir a un candidato; se trata de respaldar a una figura que realmente enarbole una tesis política de cambio general, y no un sistema de cohabitación con una dictadura que ha generado la crisis humanitaria más grave del hemisferio. Diferir sistemáticamente una agenda de cambio real no es una opción para un país que sufre hambrunas y emigración masivas.

Colette Capriles: El peligro fundamental de la elección primaria es que en la práctica no va a funcionar como un método o táctica para alcanzar unidad suficiente en el campo opositor para ofrecer al país una candidatura sólida, sino para desplazar a los partidos y a la dirigencia política que, hasta 2021 aproximadamente, funcionaban como una coalición, muy debilitada y fracturada a partir de los sucesos de 2017 y de la estrategia del gobierno interino que los siguió. La primaria se convirtió en la estrategia de un grupo en particular, el de la candidata Machado, para labrarse un espacio de liderazgo político a costa del desprestigio de la política y de los políticos, y no para proponer un proyecto de coalición política.

Aunque es frecuente que en tiempo de primarias los discursos de los candidatos suelan polarizar y apostar a la diferenciación, mucha de la narrativa de Machado se concentra en reforzar una radicalidad que encarna cierto discurso muy parcial dentro de la población, la cual, aunque está desencantada del resto de los políticos y de los partidos de la oposición por su falta de eficacia, por su ineptitud para ofrecer una ruta creíble de cambio político en vez de consignas y denuncias, no es una población demasiado dispuesta a apoyar la prolongación del conflicto político y apuesta esencialmente a que este se dirima electoralmente.

En ese sentido, Machado, si bien atrae al público por encarnar un voto de castigo hacia la oposición, tiene también una restricción porque la demanda de la gente es tener una candidatura para la elección presidencial, que es vista como la oportunidad para el cambio político. Cualquier otro objetivo estratégico que no se conduzca por la vía electoral parece poco atractivo para una población exhausta. Con Machado recogiendo más de 70% de la intención de voto entre los ciudadanos que dicen estar completamente decididos a votar en la primaria, esta elección deja de ser interesante en términos de competencia al interior de la oposición y parece llevada a convertirse en una aclamación.

La cuestión crucial, pues, es que tras la primaria sea posible recomponer una coalición en torno a la candidatura de Machado, lo cual luce muy difícil por la actual fragmentación del resto de la oposición. De todos modos, se espera que para la elección presidencial concurran una serie de candidatos que ayuden a dispersar el voto no chavista, con lo cual los eventuales buenos resultados de Machado en la primaria pueden llegar a no ser significativos frente a un chavismo que, aunque muy debilitado en su aprobación popular, conserva una notable maquinaria electoral.

El diseño del evento electoral, por otra parte, aunque ha sido producto de un esfuerzo notable por parte de la Comisión Nacional de Primaria, no alcanza la distribución geográfica que hubiera podido tener de haber utilizado los recursos que debió poner a disposición el Consejo Nacional Electoral. Se ha previsto que organizaciones de observación electoral acompañen el proceso y califiquen su calidad, lo que debería aumentar la confianza. Se estima que entre un 5 y un 10 por ciento de la población está decidida a votar en la primaria, lo cual se traduce en un rango entre 1 millón y 2 millones de electores, cifras compatibles con elecciones similares en otras partes del mundo. No obstante, dos de los grandes partidos, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia, carecen de candidato propio tras el retiro de Henrique Capriles Radonski y no han anunciado apoyo a ninguno de los restantes, con lo cual se puede esperar algún impacto en la participación. La elección presidencial de 2024 es una gran oportunidad para recomponer a la oposición y para ofrecer una alternativa democrática para Venezuela. Sin embargo, está por verse si el liderazgo político está a la altura de este desafío.

Enderson Sequera: Entre 2021 y 2022, luego de que el gobierno encargado no lograra propiciar una transición a la democracia, los venezolanos parecían haber abandonado la idea de que el cambio político era posible. En respuesta, se refugiaron y atomizaron en lo privado y abrazaron la esperanza de una tenue recuperación económica. A principios de 2023, se anunció la elección primaria y sus expectativas eran reducidas. Con sano escepticismo, esta se percibía como una elección entre amigos para ver quién quedaría segundo en la presidencial de 2024.

Pero algo sucedió: la irrupción del fenómeno político de María Corina Machado. Hasta ahora, el principal logro de Machado no es acumular más de 70 puntos de intención de voto en las encuestas y dirigirse hacia una contundente victoria en la primaria. Su principal logro es haber vuelto a despertar la expectativa de cambio en la población venezolana.

En este contexto y viendo los recientes acontecimientos, ¿tiene sentido realizar la primaria? La respuesta es sí. A principios de 2023, la elección presidencial de 2024 se percibía, en la ciudadanía, como un mero trámite, como el evento burocrático que iba a firmar seis años más de Maduro en el poder. Hoy, gracias a la primaria, 2024 se percibe como una oportunidad política, la mejor desde que Juan Guaidó se juramentara como presidente encargado, para recuperar la democracia, la libertad e iniciar la reunificación de la familia venezolana.

El principal movilizador en la Venezuela de Maduro no es un líder, unos colores o un partido, es la expectativa de cambio. La primaria es la mejor herramienta ciudadana que tiene el pueblo venezolano para volverse a conectar con la idea de que un cambio político en 2024 es posible. La elección primaria facilita la movilización, la organización y la articulación de la gente en el momento en que los partidos tradicionales se encuentran más disminuidos en sus capacidades. Representa una vía de relativo bajo costo, en comparación a las protestas, por ejemplo, para que la ciudadanía se exprese y se sienta partícipe de su propio destino. ~

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Escritora y profesora universitaria venezolana. Su último libro es Casa Ciudad (cuentos). Reside en la Ciudad de México.


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