Foto: The Center for Hellenic Studies / Harvard

Muerte y resurrección: cien nuevos versos de Eurípides

Uno de los mayores poetas de la Antigüedad sigue dando novedades: se trata de un extracto de su versión de la tragedia de Poliído, encontrado en un papiro excavado en Egipto.
AÑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

En verdad son 97 y algunos de ellos no están completos, pero constituyen el mayor descubrimiento de texto de este autor desde 1956, y nueva obra de uno de los mayores poetas de la Antigüedad siempre es un acontecimiento. Y eso que a Eurípides la suerte lo favoreció y conservamos de él más del doble de lo que tenemos de Esquilo y Sófocles. En época imperial, alrededor del siglo II d.C., se hizo una selección de “lo mejor” de cada trágico: siete obras de Esquilo, siete de Sófocles y diez de Eurípides. De manera totalmente casual se conservó además una parte de las obras completas de Eurípides, agrupadas por orden alfabético de título, y por eso tenemos nueve más, hasta un total de 19 (aunque el Reso se sabe hoy que no es obra suya). A las tragedias conservadas se han ido sumando numerosos fragmentos citados por otros autores (lo que llamamos tradición indirecta) y, desde finales del siglo XIX, papiros.

El novísimo Eurípides proviene, precisamente, de un papiro, excavado en 2022 en la necrópolis de Filadelfia, en Egipto, y publicado en septiembre de 2024 en el Zeitschrift fur Papyrologie und Epigraphik (230, pp, 1-40) por el arqueólogo que lo descubrió, Basem Gehad, y los profesores de Boulder Yvona Trnka-Amrhein y John Gibert. El papiro, cuya foto puede verse aquí, se encontró en una tumba del siglo III d.C. en la que había dos cuerpos momificados: el de una mujer de unos 40-45 años y el de un niño, cuya edad aproximada no se especifica en la publicación. Había al menos otros tres papiros con textos griegos no literarios puestos junto con el de Eurípides.

A pesar de la meticulosa excavación llevada a cabo por los arqueólogos, no es posible estar seguros de la relación que existe entre el entierro y los papiros. Se sabe que los papiros estaban cerca del cuerpo del niño, pero no encima. ¿Eran simple relleno de la tumba o material que fue a dar ahí por casualidad? No puede descartarse, pero dado el contenido del texto, no parece que fuera elegido al azar. Es bien sabido que de las tumbas de sus dueños se han rescatado importantes papiros de la Antigüedad, como el papiro de la Tumba del músico en Dafne, cerca de Atenas, el célebre papiro de Derveni o el papiro de Los persas de Timoteo. Para el siglo III d.C., Egipto era asentamiento de muchas lenguas y culturas: los griegos, que habían llegado tras las conquistas de Alejandro, desde el siglo III a.C.; los romanos, que se habían instalado desde el siglo I a.C., los judíos y varios otros. Con el tiempo, la mayoría de esas comunidades adoptaron la costumbre egipcia de la momificación, que al principio les resultaba difícil de aceptar. No es extraño encontrar textos griegos en momias, sea como parte del cartonnage, sea como acompañamiento o ajuar.

Como se aprecia en la foto, en el papiro se conservan dos columnas de texto. Las primeras 37 líneas de la columna 1 conservan otros tantos versos de una tragedia de Eurípides titulada Ino; las once líneas restantes de la columna contienen un título (Poliído) y diez versos, a los que en la columna 2 se suman otros 50 de la misma obra. Ino y Poliído son dos tragedias de las que ya teníamos algunos versos gracias a la tradición indirecta, y cuyo argumento conocíamos bastante bien. Como puede verse también, la parte de la columna 1 que contiene los versos de la Ino tiene pérdida de texto en la parte izquierda, al principio de los versos, pero todos los versos de Poliído están completos. El papiro fue cortado cuidadosamente en la parte derecha, superior e inferior, y un poco más descuidadamente en la izquierda.  Como argumenta Battezzato en una publicación preliminar sobre el papiro, resulta difícil que todo ello sea casual: parece claro que lo que le interesaba a quien recortó el papiro era el texto del Poliído, pues el corte lo respeta perfectamente. ¿Y de qué trata ese pasaje y la obra entera? De la muerte y resurrección de un niño.

Poliído, cuyo nombre tal vez no diga mucho a un lector moderno, era un mito célebre en la Antigüedad: basta con decir que los tres trágicos, Esquilo, Sófocles y Eurípides, escribieron obras sobre él. Es decir, era un personaje tan importante en la tragedia como Orestes, Electra o Edipo. Conocemos bien su historia por otras fuentes, sobre todo los tratados mitográficos de Higino y Paléfato. Poliído, cuyo nombre es parlante (“el que ve muchas cosas”) era un renombrado adivino y augur corintio. Tuvo la mala suerte de prever los destinos posibles de su propio hijo, Euquenor: o marchar a la guerra de Troya y morir ahí o quedarse en casa y morir de viejo. Para su tristeza, el hijo eligió lo primero y fue, en efecto, muerto por Paris. Poliído se sumió en una tristeza que nunca lo abandonó y practicó su arte adivinatorio con desgana. El episodio más famoso de su historia ocurrió cuando el célebre tirano Minos lo hizo llamar a Creta por consejo del oráculo de Delfos. El niño de Minos y Pasifae, Glauco, se había perdido y había sido encontrado ahogado en una olla de miel. Minos le exigió a Poliído que lo reviviera, a lo que el adivino se negó tajante, como corresponde a quien ha perdido a sabiendas a su propio hijo y sin embargo ha aceptado la voluntad divina, pues le dio a escoger si marchar o no a Troya cuando pudo haber intervenido para que se quedara, de alguna manera, a salvo en casa.

Sabemos que las tres tragedias tenían que ver con este episodio, pero no estamos seguros de cómo lo resolvían. En algunas versiones del mito, Minos encierra a Poliído en la tumba de Glauco para castigarlo por su negativa: mientras está ahí, ve que una serpiente entra en la tumba; el adivino la mata, pero luego viene una segunda serpiente que lleva en la boca una planta con la que resucita a su compañera muerta; sorprendido, Poliído usa la planta para revivir a Glauco, por lo que Minos lo premia y libera; al haber sido una intervención externa, que se presupone aprobada por los dioses, la que causa la resurrección, mientras que él no ha roto en ningún momento la ley divina, Poliído cumple con su obligación y al mismo tiempo satisface a Minos. Es muy posible que Eurípides, que en su última etapa tiene tragedias “con final feliz” como el Orestes y la Helena, siguiera esta versión.

El extracto de 60 versos que se conserva en el papiro corresponde al agón de la obra, en el que los personajes de Minos y Poliído dialogan: Minos le ha pedido que resucite a su hijo y Poliído responde negándose. El tirano usa como argumentos su jerarquía, su poder y su riqueza, mientras que el adivino le responde con la inexorabilidad de la muerte, el ciclo de la vida y la voluntad divina. El pasaje es fuertemente proverbial, construido con las frases cortas y directas que hicieron célebre a Eurípides y lo convirtieron desde siempre en texto escolar: no hay que olvidar que Eurípides es el tercer autor de quien se conservan más papiros, después de Homero y Demóstenes, precisamente por su uso en las escuelas, y que muchos de ellos son antologías de versos convertidos en máximas y proverbios. El texto, tal como está copiado en el papiro, parece un pasaje seguido, pero tal vez haya algunos faltantes que fueron eliminados para quedarse con lo más proverbial. Debía de ser célebre por su defensa de la ley natural y divina frente a la insensatez humana y por el claro posicionamiento de Poliído ante el poder terrenal: en cierta manera es un pasaje paralelo al famoso diálogo entre Antígona y Creonte en el que la heroína defiende su cumplimiento de la obligación divina de enterrar a su hermano frente al abuso de poder del tirano que quiere dejarlo insepulto.

Es obvio que el papiro contenía pasajes selectos de diferentes tragedias, como indica el hecho de que haya un texto de Ino seguido de uno de Poliído y que éste lleve título. No se trataba de un texto completo de las tragedias. El objeto de esa antología no está claro: pudo ser una antología de uso escolar, de uso teatral para recitar pasajes en simposios o para enseñanza de la retórica. Las características paleográficas del papiro, bien estudiadas por los editores, señalan que era un texto de uso personal, escrito por una mano privada, que además estaba copiado en el lado “malo” del papiro, el que llamamos verso, en el que la colocación de las fibras dificulta la escritura, y que suele ser el lado reaprovechado de un volumen en cuyo lado “bueno”, el que llamamos recto, se han copiado documentos oficiales.

Los versos de la Ino no están completos y, aunque tienen un altísimo valor para los especialistas, no lo tienen tanto para otros lectores. Traduzco aquí los 60 versos del Poliído, estos sí casi completos. En ellos puede verse la maestría a la que llegó Eurípides en el verso recitativo: la naturalidad y la fluidez acompañadas de un tono solemne cuando era necesario. El lector español puede recordar al mejor Lope y sabrá cómo suena en griego. Para quienes pueden leer el original, y ya que no está disponible en ningún otro sitio, copio el texto griego de la editio prínceps, con las correcciones de Battezzato y otros que señalo al pie, eliminando, eso sí, la mayor parte de los signos papirológicos, que no interesan en este espacio.

Mil ochocientos años después, el fiel Poliído sale de la tumba en la que ha estado acompañando a un niño: es imposible leerlo sin un estremecimiento.

Poliído:
La tumba es merecida, pero es una gracia inútil.
Es verdad lo que dices: están fuera de sí
los que gastan riquezas vacías en los muertos.
Creo esto, mi señor: el que tiene buen juicio
debe buscar la riqueza para cosas importantes.                                   5
Los bienes no son tan apreciados por los hombres
cuando están junto a la crátera y el festín,
sino cuando pueden librarlos de una situación difícil.
Acepta lo que trae nuestra señora la Fortuna, la que endereza
las cosas, no sea que levante el vuelo y te abandone.              10

Minos:
No hay remedio para los mortales, Poliído,
contra la fatalidad: que no te irriten mis palabras.
¿No lo ves? El marino delfín gobierna las profundidades;
la fuerza del águila gobierna entre las aves;
en el cielo, Zeus, y en la tierra los tiranos                                           15
tienen el mayor poder. Puesto que tu situación
es inferior a la mía, debes cumplir mis órdenes.

Poliído:
No hablas correctamente, pues soy un hombre libre.
¿No crees que deberías usar mis dotes según mi deseo
en lugar de apoderarte de ellas contra mi voluntad?                            20
Según lo que dices, los sabios seríamos inferiores
a los que no son sabios cuando estamos en situación de necesidad.
No me ofrezcas riquezas a cambio de mi alma:
vender la vida es una mala manera de hacerse rico.
Temo que si te ayudo encontraré sólo desgracias y que, si te ayudo, 25
aunque sea una vez, querrás que lo haga más veces.

Minos:
¿Mi condición de tirano no me protege de eso?

Poliído:
De ninguna manera: es una condición innoble que odia la justicia.
Aquel que tiene todo lo que quiere se convierte
en un hombre que ni piensa ni desea lo justo.                        30
Sería yo un insensato si transgrediera las leyes de los dioses.
Cometes una incontrolable insolencia y tu riqueza es la causa.
Eres rico, pero no parece que entiendas nada más.
En la dicha se originan los errores y en la pobreza
se abre paso la sabiduría a través del sufrimiento.                               35
Sábete bien esto: todo lo que produce la naturaleza
en la tierra debe vivir y morir, todo a su debido tiempo
debe crecer y volver después a la tierra.
Cada hombre es joven y viejo cuando le corresponde
y vive una sola vez, no dos.                                                                40
Los dioses, para ser venerados sin aparecer a los ojos
de los hombres, inventaron la adivinación por las aves,
a través de la cual se hace patente y comprendemos su voluntad.
Aparte de esto, siento que si busco
algo que no debe buscarse, sufriré desgracias                         45
a manos de los dioses. Y tú también debes temerlo.
No temas que la justicia se te aparezca de pronto
y te golpee en el hígado ni a ti ni a ningún otro
mortal injusto; es en silencio y con pie sigiloso
como apresa al malvado cuando se cumple su suerte.             50
Tus problemas son tuyos: yo tengo que ocuparme
de lo mío y amar a aquellos a quienes me debo.
Aquel que quiere lograr lo imposible,
¿cómo no se ha de convertir en un hombre malo?
Claro que sí: te has quedado sin hijo, como yo,                                  55
tú que dices ser hijo de Zeus (eso es una mentira                              
de su madre); tú, que tratas de subvertir las leyes
establecidas y confundir los preceptos por pura insensatez.
Si la tiranía y los palacios cubiertos de oro
pudieran devolver la luz del sol al que ha muerto…                           60



⟨Πο.⟩ ὄλβι]ος ὁ τύμβος· ἡ χάρις δ᾽ ἀνωφελής.
ἕπει]τα δ᾽, ὡς φῄς, τῶνδε μαίνονται φρένες
δαπά]νας ὅταν θανοῦσι πέμπωσιν κενάς.
αἰν]ῶ τάδ᾽, ὦναξ, τῶν δὲ τοιούτων χρεὼν
οὕν]εκα̣ διώκειν πλοῦτον ὅστις εὖ φρονεῖ.                    5
οὐ γ]ὰρ παρὰ κρατῆρα καὶ θοίνην μόνον
τὰ χρ]ήματ᾽ ἀνθρώποισι τιμιώματα,
ἀλλ᾽ ἐ]ν κακοῖσι δυνάμεν᾽ ἐξαρκεῖν τύχαις
ἀλλ᾽, ὦ] φίλη δέσποινα, τὴν τύχην δέχου
στεί]χουσαν ὀρθήν, μὴ φύγῃ σ᾽ ὑπόπτερος.                  10
⟨Μι.⟩ […] Πολύιδε, τῶν ἀναγκαίων βροτοῖς
οὐκ ἔστιν ἀλκή·μὴ δέχου θυμῷ λόγους.
ὁρᾷς; κρατεῖ μὲν πόντιος δελφὶς ἁλός,
κρατεῖ δ᾽ ἐν οἰωνοῖσιν αἰετοῦ σθένος,
ἐν δ᾽ οὐρανῷ Ζεὺς ἔν τε γῇ τυραννίδες            15
πλεῖστον δύνανται· τὰς δ᾽ ἑμάς σε συμφοράς
ἕσσω γεγῶτα δεῖ φέρειν κρατούμενον.
⟨Πο.⟩ οὐκ ἂν τόδ᾽ ὀρθῶς εἶπες ὡς ἐλευθέρῳ.
οὔκουν ἐκόντος τοῖς ἐμοῖς χρῆσθαί σε χρή,
ἀκουσίως δὲ τἀμὰ μὴ ζητεῖν ἔχειν;                              20
οὕτως ἂν εἶεν οἱ σοφοὶ τῶν μὴ σοφῶν
ἥσσους, σὺν ἄτῃ γ᾽ εἰ σοφοὶ φανούμεθα.
μή μοι δίδου σὺ πλοῦτον ἀντὶ τῆς ἐμῆς
ψυχῆς·κακὴ γὰρ κτῆσις ἀποδόσθαι βίον.
δέδοικα σ᾽ εὖ δρῶν μὴ κακὰς εὕρω μονάς.                  25
παθὼν δ᾽ ἅπαξ εὖ καὖθις αὖ ζητῇς παθεῖν.
⟨Μι.⟩ ἀλλ᾽ ἐγγυητὴς ἡ τυραννὶς ἀϲφαλής;
⟨Πο.⟩ ἥκιστ’· ἄπιστον χρῆμα καὶ μισεῖ δίκην.
ὅστις γὰρ ἐπὶ τὸ πλέον ἔχειν πέφυκ᾽ ἀνήρ
οὐδὲν φρονεῖ δίκαιον οὐδὲ βούλεται.               30
ἀμαθὴς ἂν εἴην θεῶν ὑπερβαίνων νόμους.
ἀκόλασθ’ ὑβρίζειϲ· ὧν ὁ πλοῦτος αἴτιος.
πλουτεῖς· τὰ δ᾽ ἄλλα μὴ δόκει ξυνιέναι·
ἐν τῷ γὰρ ὄλβῳ φαυλότης ἐγγίνεται.
πενία δὲ σοφίαν ἔλαχε διὰ τὸ δυστυχές.                        35
εὖ δ᾽ ἴσθ᾽, ὅσ᾽ ἐκ γῆς ἐξακοντίζει φύσις
δεῖ καὶ βιῶναι καὶ θανεῖν· τὰ πάντα γὰρ
χρόνῳ τε φύει καὶ μεθίσταται πάλιν.
ἑξ̣ῆς δ᾽ ἕκαστος γίγνεται νέος τ’ ἀνὴρ
γέρ̣ων τε καὶ ζῶν οὐ δὶς ἀλλ᾽ ἅπαξ μόνον.                    40
οἱ θεοὶ ὅπως τιμῷντο μηδ᾽ ἐς ὄμματα
φαίνοιντο θνητοῖϲ, εὗρον οἰωνοὺς βροτοῖς,
δι̣᾽ ὧ̣ν τὰ θεῖα κἀσαφῆ γιγνώϲκομεν.
χωρὶς δὲ τούτων μή τι καὶ πάθω νέον
ζητῶν τὰ μὴ ζητητὰ δαιμόνων ὕπο                              45
δέδοικα· καὶ σὲ τοῦτ᾽ ἐχρῆν δεδοικέναι.
οὔτοι προσελθοῦσ᾽ ἡ δίκη σε, μὴ τρέσῃς,
παίσει πρὸς ἧπαρ οὐδὲ τῶν ἄλλων βροτῶν
τὸν ἄδικον, ἀλλὰ σῖγα καὶ βραδεῖ ποδὶ
στείχουσα μάρπτει τοὺς κακοὺς ὅταν τύχῃ.                  50
τὸ σὸν μὲν οἰκτρὸν σοὶ μέλειν, ἐμοὶ δὲ χρὴ
τἄμ᾽ εὖ τίθεσθαι καὶ φιλεῖν οὓς δεῖ φιλεῖν.
ἃ μὴ γὰρ ἔστιν ὅστις ὄντα βούλεται
θεῖναι κακίων πῶς ἂν οὐ γένοιτ’ ἀνήρ;
οὐ δῆτ᾽· ἄπαις εἶ. Zηνὸς οὐ φήσω σ᾽ ἐγώ                    55
(ἐκ τῆς τεκούσης δ’ ἦλθε τὸ ψεῦδος τόδε)
ὃς τοὺς τεθέντας ἀνατρέπεις πάλιν νόμου
καὶ ξυνταράσσεις θέσμι᾽ ἀμαθίας ὕπο.
εἰ γὰρ τυραννὶς ἢ πολύχρυσοι δόμοι
δυνάσει τὸν ἐκλιπόντα φέγγος ἡλίου…             60

—–

2 ἕπει]τα Diggle | 27  ἐγγυητὴς Meccariello | 41 οἱ θεοὶ ὅπως ed. pr. in comm. | 55 Zηνὸς οὐ φήσω σ᾽ ἐγώ Battezzato

+ posts

(Tuxtla Gutiérrez, 1973) es profesor titular de Filología griega en la Universidad de Salamanca, poeta y traductor. Su libro más reciente es Quinientos epigramas griegos (Cátedra, 2021).


    ×

    Selecciona el país o región donde quieres recibir tu revista: