América empezó a separarse de los otros continentes hace más de 200 millones de años. En la Wikipedia (“Deriva continental”) hay un video ilustrativo. La separación continúa: unos seis centímetros al año.
América y Asia todavía están unidos bajo el mar en el estrecho de Bering. La conexión se hace visible cuando el nivel del mar baja 100 metros, y aparece un territorio de 85 kilómetros de largo y 40 de ancho: 3 mil 400 kilómetros cuadrados, equivalente a los territorios de Sonora y Coahuila sumados.
¿Por qué baja el nivel del mar en el estrecho de Bering? Por la formación de grandes masas de hielo polar. Estos periodos, llamados glaciaciones, son transitorios, pero de larga duración. La última (llamada Würm) duró 100 mil años y terminó hace 12 mil.
El hielo acumulado en los polos refleja la luz solar, como un espejo; y esa energía solar que se pierde en la atmósfera, en vez de llegar al planeta, lo enfría. Ese enfriamiento global produce más hielo y deja menos agua congelable: baja el nivel del mar.
La idea de que un grupo de emigrantes llegó al estrecho de Bering y lo cruzó es una simplificación. No emigraban, andaban por ahí. No fue un grupo, sino muchos a lo largo de milenios, que tomaron el estrecho como coto de caza, y extendieron sus correrías a otro continente, sin saber que lo era.
¿Cuándo? Según John Hoffecker (Institute of Arctic and Alpine Research, Universidad de Colorado Boulder), la tierra sumergida emergió hace casi 36 milenios, permaneció expuesta 24 y volvió a quedar sumergida hace 12, como sigue hoy.
América era un continente vacío de vestigios humanos. No se han encontrado rastros anteriores al Homo sapiens. Que anduvo en Siberia, luego en el estrecho de Bering y después en América, a pie sobre tierra firme, de caza, pesca y recolección de frutos.
También hubo en el estrecho (sumergido) navegantes, en particular los primeros pobladores de Alaska, que al parecer fueron los primeros americanos.
Otros navegantes llegaron siglos después: vikingos, que estuvieron en las costas atlánticas y no pasaron de ahí. Quizá japoneses, que colonizaron parte de California. Nancy Yaw Davis (The Zuni enigma. A Native American people’s possible Japanese connection) señala coincidencias notables (fisonómicas, lingüísticas y etnográficas) entre los zuñis y los japoneses. Finalmente, llegaron las carabelas de Europa.
Los últimos fueron pocos, pero se quedaron y provocaron una tragedia demográfica con su ánimo conquistador, sus caballos, sus armas de fuego y, sobre todo, la viruela, el sarampión, la varicela y otras enfermedades, que mataron a millones biológicamente indefensos.
Los primerísimos americanos no eran agricultores, sino recolectores, pescadores y cazadores. Vivían en tribus de unas cuantas familias. En sus propias lenguas, se llamaban ‘gente’. Colón, creyendo haber llegado a las Indias, les llamó indios. Palabra que adquirió un uso despectivo, y a veces se reemplaza por eufemismos: aborígenes, amerindios, autóctonos, indoamericanos, indígenas, nativos, naturales, originarios, primitivos.
El uso de americanos es congruente con el nombre del continente, pero se complica con el nombre del país cuyo nombre es algo así como Estados Unidos del Continente.
La acumulación milenaria de hielo entró en pausa y luego en reversa. La máquina de vapor y de combustión interna, la revolución industrial y del transporte, la explosión de la población y del consumo y hasta los aerosoles condujeron al extremo opuesto: el calentamiento global. La nata de gases residuales en la atmósfera llegó a ser visible por las ventanillas de un avión en descenso. El planeta entró a un proceso descongelador del que no será fácil salir para los nuevos americanos. ~