No hay que llamarse a engaño: pese a que en la superficie aparenta ser una suerte de Sociedad de los poetas muertos ambientada en la Segunda Guerra Mundial, Napola –acrónimo de Instituto de Educación Política Nacional, por sus siglas en alemán– se mueve en aguas más profundas merced a la precoz sensibilidad de Gansel (1973). Retrato despiadado de las academias donde se formaban o deformaban las elites hitlerianas, la cinta cuenta con un buen reparto encabezado por Max Riemelt y Tom Schilling, que dan vida a los jóvenes (Friedrich y Albrecht) a través de cuyos ojos atestiguamos el dolor, la humillación y el desasosiego que campeaban en esos recintos creados por y para el Führer. Una vuelta de tuerca al relato de aprendizaje, con varias secuencias valiosas que resonarán en la mente del espectador. ~
(Guadalajara, 1968) es narrador y ensayista.