La exploración de la espiritualidad en un mundo cada vez más laico es el tema principal de esta primera colaboración en tándem del británico Ben Rivers (Two Years at Sea ) y su colega y tocayo estadounidense Ben Russell (Let Each One Go Where He May), quienes anteriormente hicieron una serie de exhibiciones itinerantes bajo el título We Can Not Exist In This World Alone, que combinaba cortos de cada cineasta.
Esta cinta consiste esencialmente en mostrar un tríptico con un solo personaje que vive tres experiencias distintas: en este caso se trata del músico y multi instrumentalista Robert Aiki Aubrey Lowe, más conocido en la esfera musical bajo el alias de Lichens, que aquí se presta a situaciones completamente distintas. La primera es una temporada en una comuna en Estonia, donde Lowe se dedica a conversar con algunos residentes de temas principalmente relacionados con la filosofía personal, la mística, así como un breve análisis de la música trance, que parecen no tener un hilo conductor clave, mismo que se hará más evidente en la segunda parte del filme, en el que vemos a Lowe tratar de sobrevivir por su cuenta, y sin recursos, en el helado desierto de Finlandia (ecos de la perturbadora e inclasificable Gerry de Gus Van Sant), valiéndose de imágenes poderosas y plenas de simbolismo, para mostrar la búsqueda que hace el hombre de Dios, en un lugar inhóspito. En el segmento final, Lowe, en su faceta de músico, se incorpora – aunque pareciera no tener nada en común al principio – a un grupo de heavy-metal en Noruega y a través de sus interpretaciones consigue un medio de expresión para sus ideas e inquietudes.
Hombres-orquesta que se ocupan básicamente de todos los aspectos de su filme, incluyendo el manejo de cámara, el scouting y la edición, además de dirigir, los dos Bens plantean una idea interesante y la desarrollan, creando algo que oscila entre lo fascinante y lo tedioso, lo cual en parte se debe a que los tres fueron forzados a tener una estructura lineal, lo que hace que la referencia cruzada entre los diferentes hilos conductores sea más difícil para el espectador promedio y a veces se pierda el ritmo y el interés, pese a la belleza o crudeza de las imágenes plasmadas. No obstante, el material, que tiene una textura a menudo granulada y a veces desenfocada, ofrece interés suficiente para suscitar preguntas en el espectador, aún después de la proyección. La propuesta es interesante y si bien no tiene una ejecución perfecta, A spell to ward off the darkness, a manera del retrato de un personaje en situaciones muy específicas, es una película que genera diversas reacciones – tedio, aversión, ansiedad, cuestionamiento, hasta humor – y eso siempre será mejor que un filme que sólo suscite indiferencia.
Miguel Cane (México DF, 1974) Es novelista y periodista cinematográfico. Su más reciente publicación es el inclasificable "Pequeño Diccionario de Cinema para Mitómanos Amateurs".
