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La tierra ha perdido a más de la mitad de sus animales desde 1970

La velocidad con la que estamos consumiendo recursos no puede durar de forma indefinida
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Según un reporte alarmante publicado por la World Wildlife Foundation y la Zoological Society of London, la población mundial de vida salvaje se ha desplomado en un 60% en las últimas cuatro décadas. Este grado de declive continuará hasta que, en el 2020, dos terceras partes de los seres vivos del planeta habrán muerto, en comparación con los niveles poblacionales que tenían en 1970.

Ese estimado proviene del Living Planet Index, una medición que incluye 3,706 especies vertebradas, incluyendo mamíferos, pájaros, peces y reptiles para calcular el cambio en abundancia a lo largo del tiempo. El LPI muestra un declive de 58% entre 1970 y 2012, y el reporte calcula que las pérdidas llegarán a 67% para el final de esta década. 2020 es el mismo año en el que los esfuerzos de las Naciones Unidas por detener la pérdida de biodiversidad deben rendir frutos.

Es importante recalcar que este cálculo mide poblaciones totales de seres vivos y no el número de especies que se han extinguido. Aunque la pérdida de vida es aterradora, el declive podría revertirse. Si las poblaciones de animales salvajes tienen sustento y hábitats adecuados, podrían reproducirse y recuperarse.

No obstante, el reporte explica por qué esta recuperación es, por lo menos ahora, improbable.  El reporte está centrado alrededor de la idea, cada vez más popular, de que hemos entrado a una era llamada Antropoceno, una nueva época geológica definida por la actividad humana. Los culpables de las muertes masivas de animales y plantas durante el Antropoceno son la pérdida de hábitat causada por la tala, la agricultura y el desarrollo urbano; la sobreexplotación de especies, como la pesca desmedida; la contaminación; especies invasoras y los efectos del cambio climático. Para que las poblaciones se recuperen, estos factores tendrían que, al menos, aligerarse.

Malas noticias para los seres humanos, las plantas y animales. El reporte indica que la cada vez más grande población humana actualmente consume recursos mucho más rápido de lo que la tierra los puede reabastecer: “para el año 2012, se necesitaba ya de una biocapacidad equivalente a 1.6 tierras para proveer los recursos y los servicios naturales que la humanidad consumió ese año”. En otras palabras, la velocidad con la que estamos consumiendo recursos no puede durar de forma indefinida.

El reporte ofrece algunas soluciones optimistas, señalando algunas historias de éxito como el regreso de mamíferos de gran tamaño en Europa e indicando que el 15% de la tierra compuesto de áreas protegidas muy probablemente detuvo el declive y contribuyó a ayudar a algunas especies. No obstante, el futuro que pinta no es positivo. El hecho de que los países se estén quedando muy cortos de los compromisos que habían hecho para detener la pérdida de biodiversidad pone en perspectiva algunas alentadoras victorias políticas con respecto al cambio climático.

Publicado previamente en Slate.

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es editor en Slate. Se especializa en asuntos internacionales y es autor de Invisible countries.


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