Teresa de Calcuta fue canonizada en 2016, pero también tenía sus detractores. Uno de los más virulentos fue Christopher Hitchens, quien trazó un retrato muy poco favorecedor de la monja en varios de sus libros. En la famosa entrevista que ofreció para Free Inquiry en 1996 ya afirmaba que “estuvo presente apoyando a la familia Duvalier en Haití, por ejemplo; que había aceptado dinero (más de un millón de dólares), de Charles Keating, el estafador de Lincoln Savings and Loans, aunque se le mostró que ese dinero era robado; que ha sido una aliada de las fuerzas más reaccionarias de la India y de muchos otros países; que recientemente ha hecho campaña para evitar que Irlanda deje de ser el único país en Europa con una prohibición constitucional del divorcio; que sus intervenciones están siempre calculadas para apoyar a las fuerzas más conservadores y oscurantistas”. Otras perlas de Hitchens son las que definían sus albergues para enfermos como “rudimentarios, acientíficos, muy por detrás de cualquier concepción moderna de lo que debería hacer la ciencia médica”.
Esta cara B de la monja aparece ahora compilada en un libro junto a la de otros 51 personajes, considerados loables, buenas personas o, al menos, extraordinarios en su profesión, que, sin embargo, también tienen su parte oscura. El volumen, titulado Il·lustres execrables (Ediciones B) -todavía no hay versión en castellano-, ha sido elaborado por el editor Malcolm Otero y el periodista Santi Giménez a partir de la sección homónima que tienen semanalmente en la emisora catalana RAC1. Y ha funcionado tan bien que fue uno de los más buscados durante el pasado Sant Jordi.
“Todo empezó porque estaba bastante harto de hablar bien de la gente. Este es un país que entierra muy bien y da muy mala vida. No es que pensemos que no existen personas admirables, pero estamos en contra de las afiliaciones inequívocas e inquebrantables. Este fanatismo que existe…, pues no, el tipo también puede ser un hijo de puta”, explica Giménez sobre esta idea de recopilar, a partir de informaciones ya publicadas, los datos más escabrosos de las biografías de los próceres que comenzó su recorrido con el programa en septiembre de 2015.
Mitterrand, “un verdadero canalla”
La máxima era que no hubiera personajes vivos, “por aquello de las demandas”, dice Giménez entre risas. En realidad, porque les parecía más higiénico y con el valor añadido de la distancia. “Y porque hay algunos ilustres que se han retratado bastante bien en vida. Hacer una biografía execrable de Jordi Pujol, por ejemplo, ahora no tendría gracia”, admite el periodista, quien insiste en que, ante todo, el humor es fundamental.
Así, comenzaron con Shakespeare, del que rescataron sus hábitos alcohólicos y su relación con el dinero. “Era un rata”, apunta Otero sobre el bardo inglés, tal y como aparece en varias biografías. Y continuaron con Mozart, Voltaire y otros más contemporáneos como Gandhi, Frida Kahlo o Mitterrand. Precisamente, este último fue uno de los que más les sorprendió. “Es un hombre que ha pasado a la historia por trabajar en pos de una Europa unida, esfinge del socialismo, pero era un canalla. Fue colaboracionista con los nazis, como ministro de justicia firmó 58 penas de muerte y no conmutó ninguna. Era un cínico que convirtió a Francia en el paraíso de ETA. Hundió el Rainbow Warrior, de Greenpeace…”, sostiene Giménez, quien que toma estas afirmaciones de noticias aparecidas en prensa y libros sobre el expresidente.
También hay palos para personajes nacionales como Adolfo Suárez. “De Suárez nos reímos mucho por su incultura. Era el chulo del Parlamento porque también había sido el chulo de su pueblo”, señala Otero, quien recuerda frases de Josep Pla en la que quedaba al descubierto su machismo flagrante. “Pla decía cosas como que a las mujeres solo les interesa el dinero”, recalca el editor. No es el único machista. Por lo habitual en muchas de estas pequeñas biografías de lo execrable aparecen bastantes conatos de maltrato hacia la mujer. “Sí, ahí están los casos de Picasso, Neruda o James Joyce, quien escribía cartas a su mujer con unos celos enfermizos”, añade.
No obstante, tanto Otero como Giménez juegan con ventaja con respecto a sus personajes. “Aquí existe un truco y es que no contextualizamos, sino que juzgamos con la moral de ahora. A Ghandi le sacamos comportamientos racistas hacia los negros en Sudáfrica, pero habría que matizar cuándo dijo sus palabras. El machismo o el racismo no se han visto igual en todas las épocas”, sostiene Otero. Sin embargo, sí provoca una sonrisa saber que ni las mejores personas de este mundo han sido siempre tan buenas. Ahí está este éxito.
es periodista freelance en El País, El Confidencial y Jotdown.