Manifiesto

Esta nueva entrada de nuestro espacio quincenal de poesía elabora sobre el valor de la palabra, la escritura y el testimonio –aun aquellos que pronuncian los "literariamente desahuciados"– frente al silencio.
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Comparado con los poetas clásicos
y los astronautas
-grandes palabras y grandes viajes-
sé que es poco, bien poco.

Virgilio Piñera, A las estrellas

 

Nosotros, 
los que escribimos luego de Shakespeare o de Dante,
los que nacimos después de Garcilaso o Catulo 
saludamos al olvido mirándolo a los ojos. 

Los que llegamos al mundo  
cuando todo estaba dicho 
no pensamos en la historia.

Los condenados a repetir,  
los que sabemos de entrada 
que no podremos decir algo mejor 
ni tampoco algo nuevo,
los que nacimos literariamente desahuciados 
no debemos callarnos: 

tenemos que agregar 
una flama a la lumbre,
la escritura al silencio. 

Los prescindibles 
sabemos que todo es una sombra
que nada lo es
que siempre es necesario hablar 
de lo que pasa 

y es por ello que antes de extinguirnos 
repetidamente tras el punto final  
dejamos testimonio.

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(Campeche, México 1983). Autor de Cuaderno de los sueños y Los disfraces del fuego. Recientemente fueron publicadas tres antologías de su poesía: La luz desnuda en Venezuela; Frente al misterio en El Salvador, y Traducir el silencio/Translating silence en Nueva York.


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