Tengo que salir. Me llama la atención que la gente parece manejar con cuidado y se atarea en poner en evidencia, en algunos pequeños detalles, una elemental solidaridad ciudadana. El pánico es lo único que hace cortés al mexicano.
En el radio, que se dedica a transmitir 24 horas en vivo de lucha contra el virus, un doctor contesta preguntas del público del tipo “¿Mi gato es contagioso?”. Un tipo pregunta con toda seriedad “¿Hay riesgo de adquirir el virus por medio del cunilingus?” El doctor titubea, pero finalmente contesta que sí. “¿Aunque traiga tapabocas?”, pregunta el tipo. “Sí”, repite el doctor. El tipo da las gracias y cuelga.
El secretario de salud Jose Ángel Córdova dice en conferencia de prensa que científicamente, probados en laboratorio, los muertos por influenza H1N1 (antes “porcina”) son ocho. El número ofende gravemente a algunos reporteros que prefieren que sean ochocientos (los pejistas, ochenta mil). Es curioso que las ganas de que haya un error (o un complot, o una manipulación, o una mentira) superen por mucho al deseo de que haya una certidumbre.
Cuando contesta el teléfono y le preguntan cómo está, L responde: “aquí nomás entrándole al apocalipsis”. Y al despedirse: “Nos vemos en el juicio final”.
Más tarde dice: “Ya estoy pensando en qué voy a ponerme para el juicio final. Es difícil, porque todo mundo va a estar ahí.”
Ya sacaron a los santitos encargados de la secretaría de salubridad ultraterrena: el Cristo de la Salud es el secretario; san Judas Tadeo, el subsecretario; el Niñopa es el jefe de la sección pediátrica; san José Escrivá de Balaguer, jefe de la unidad administrativa y desde luego la Virgencita de Guadalupe, presidente vitalicia del sindicato.
Escuchado al pasar:
Sea kpedo. Sea stevirus, mams, sea, chepidemia te la bañas. Meapáls dij ke tnían ke dsinfectar el veler, sea, todo el pinch veler. ¿Timjinas? EL PINCH VELER, sea, ¿jelou? Pudims ir a Siatl toal semán, sea, pero el güey no, ke no, ke o sea. Che Vaie, todún semanel pche Vaie, mams, viendo kom desinfektan el pche veler, pta, y esperando lora de poners peda, pero muy peda. Sea, ¿saskóm? PEDA.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.