Se vende
cielo de abril
a punto de ser mayo.
Sin parches ni remiendos. Razonablemente
nublado por los bordes.
Le ha tocado servir en años trágicos
y ha sostenido lunas blancas y anaranjadas
en siglos, como él, rebeldes al pronóstico.
No tiene firma
ni certificado. Compárese
con lo mejor de John Constable
o ciertos fotogramas de Carl Dreyer.
No incluye soles de repuesto
pero sí el mundo en ruinas
en que brilló, al final,
sin candor,
sin maldad,
sin esperanza. ~