Cartas de amor

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Maria Casarรจs y Albert Camus se conocieron el dรญa del desembarco aliado en Normandรญa, el 6 de junio de 1944. Como lo cuenta la hija del escritor, Catherine Camus, en el prรณlogo de la Correspondance, 1944-1959 (Gallimard, 2017), ella tenรญa veintiรบn aรฑos y รฉl treinta. Hija de Santiago Casares Quiroga, varias veces ministro de la Segunda Repรบblica Espaรฑola, Maria Casarรจs (1922-1996) estaba exiliada en Parรญs y llamada a ser una de las grandes actrices francesas de su generaciรณn. Ella y Camus tuvieron un legendario romance que solo finalizรณ con la muerte prematura del premio nobel y nunca se interrumpiรณ pese al matrimonio del autor de La peste con Francine Faure. Curada por Bรฉatrice Vaillant, esta Correspondance abre para el lector una de las fuentes mรกs ricas para documentar la vida de ambos amantes y con ella la historia de las pasiones en el siglo pasado. A publicarse prรณximamente en espaรฑol, estas cartas cruzadas describen minuciosamente la escena intelectual francesa en aquellos aรฑos estelares del existencialismo. Y, al escoger dos de estas cartas, Letras Libres quiso dejar clara la presencia, modesta pero no insignificante, de Octavio Paz en la vida de Casarรจs y de Camus. A casi un cuarto de siglo de su muerte, se ha llegado a negar, atropelladamente, que Paz hubiese tratado a Camus o a Sartre y a otras celebridades parisinas. La verdad, como siempre, es mรกs interesante que la maledicencia. La amistad entre el franco-argelino y el mexicano no fue duradera pues, cuando arreciรณ la guerra de Argelia, Paz tomรณ partido, junto con toda la izquierda, por los independentistas, a diferencia de Camus, quien reivindicรณ su doble nacionalidad con todas sus consecuencias, lo cual lo convirtiรณ en un apestado. Fallecido Camus en un accidente automovilรญstico el 4 de enero de 1960, Paz, al menos pรบblicamente, guardรณ un silencio solo roto dรฉcadas despuรฉs cuando reconociรณ, en el autor de El hombre rebelde, a uno de sus inspiradores รฉticos capitales.

โ€“ Christopher Domรญnguez Michael

 

De Albert Camus a Maria Casarรจs
Lunes 30 de julio [1951]
10 a. m.

Amor mรญo:

Aquรญ una carta que querrรญa que te esperara en la orilla del ocรฉano. Definitivamente, no me acostumbro a estas separaciones y esta maรฑana todavรญa me he despertado con el alma encogida. Sin embargo, ahora estoy descansando despuรฉs de dos noches decentes. El aire de aquรญ me ayuda a dormir, creo, y en el fondo es todo lo que deseo hasta septiembre. La tierra, aunque austera y bella, no me gusta. En cuanto a las gentes, ayer paseando a la caรญda del dรญa me encontrรฉ una acumulaciรณn tal de gente fea que me echรฉ a reรญr yo solo pensando precisamente en lo que nos habrรญamos reรญdo si hubiรฉramos estado juntos (ยกah! ยกTu risa divertida!). El Chambon es todo salvo una escuela de actrices. Hay otra cosa en este paรญs para mรญ, pero ya te la contarรฉ en otra ocasiรณn.

He empezado a corregir mis pruebas. Leo a Sainte-Beuve, paseo y coqueteo con mi chica. Espero pasear un poco.

Pero lo mejor es que me imaginas como una marmota, con los ojos medio cerrados y el cuerpo somnoliento. Me despertarรกs a principios de septiembre. Es tambiรฉn una manera de defenderme de la depresiรณn que sigue en mi caso al fin de un libro y que aรบn no ha sido completamente declarada. Temo ese vacรญo y me parece que he trabajado tanto ese tiempo que el vacรญo deberรญa ser aรบn mรกs grande.

He recibido los libros de Paz, que ha tenido la gentileza de llamarme โ€œtestigo de la libertadโ€. Recordarรกs que no estoy a favor de todas las libertades. Uno de los libros es de poesรญa y he encontrado un poema muy bonito que tengo ganas de traducir. Tiene una especie de talento que me gusta.

Pero tรบ tienes el tipo de corazรณn que me llena. Doy vueltas a las imรกgenes de ese viaje demasiado corto y me maravillo de tu bondad y tu paciencia. ยฟPor quรฉ me gustรณ tanto esa tarde en Pรฉrigueux? Porque tuve la impresiรณn de vivir contigo en el consentimiento total. Pienso en esa cara tierna, esos ojos fieros, ese cuerpo deseable… Amor mรญo, sรฉ feliz al borde de tu ocรฉano, abraza a tus olas, y solo a ellas; te dejo dormir un mes en la arena hรบmeda y yo irรฉ a despertarte a mi vuelta. Todo lo que querrรญa es que al principio de esta estancia leyeras aquรญ la certeza que necesitas, mi pensamiento constante, la ternura, el amor, la infinita comprensiรณn en la que vivo contigo. Char tiene razรณn sin saber hasta quรฉ punto tiene razรณn. Hay seres incomparables. La suerte de mi vida, porque no puede ser un mรฉrito, es haber obtenido ese maravilloso compaรฑero que me va a faltar durante un mes en todos mis dรญas y todas mis noches.

Duerme, come, nada, vive animalmente y sรฉ feliz contigo y con la vida. Tenemos todavรญa tanto que hacer y que amar juntos. Abrazo abril y mayo, y tus queridos ojos de ocรฉano. Hรกblame del mar.

A.

*

De Maria Casarรจs a Albert Camus
Sรกbado 4 de agosto [1951]
Lacanau, 10 a. m.

Amor mรญo:

Recibรญ ayer tu sos. Espero que mi carta llegue hoy a Chambon, para calmar tus inquietudes y borrar el recuerdo de las tentaciones, si es que hay, y si tu telegrama responde a lo que habรญamos convenido.

Para decirte toda la verdad, creo que te encuentras ya sujeto al vรฉrtigo, pero, si es asรญ, ruego a los dioses de la montaรฑa que te lleven su sabidurรญa, y a todos los del ocรฉano que sean yo misma, capaz de manejar bien cualquier acontecimiento doloroso.

Mi bello prรญncipe de infinitas gracias, ยกestoy tan bella ahora mismo! Redonda, regordeta, apetecible como un melocotรณn hรบmedo y sabroso โ€“ยกy tan de acuerdo contigo!โ€“. No puedes encontrar a nadie mejor abastecido. ยฟQuรฉ irรกs a buscar en los caminos del cielo, cuando, aquรญ, al lado, reunamos para ti en un solo ser todos los encantos, todas las maravillas de la tierra, del sol y del mar? ยกQuรฉdate, vete! Quรฉdate con tu niรฑo modesto; aprenderรฉ para tu disfrute el secreto de los pinos, la intimidad de las olas, el canto ensordecedor del grillo, la quemadura profunda del sol, la nostalgia de la arena, y, cuando completamente pegado a mรญ […] pruebes mi piel, disfrutarรกs en paz de la espera fiel que tiene el sabor del ocรฉano.

Paciencia. No prodigues tus gracias a mil caras. Coquetea con Catherine si sufres de vitalidad.

Como tรบ, tengo mis amores: Gรฉrard y Bruno Vierne; un pequeรฑo Sรญsifo de tres aรฑos que rellena un camiรณn de tierra mojado para vaciarlo y llenarlo otra vez, de la maรฑana a la noche, delante de los ojos sorprendidos de los dos primeros. Hay tambiรฉn una niรฑa de ojos azules como el Mediterrรกneo, Dominique Vierne, con la que juego al barco, canto โ€œร‰toile des neigesโ€ y me baรฑo. โ€œMaia, amabilidadโ€, dice ella, si quiero echarla y tengo que apelar a todo el rigor ancestral para gritarle: โ€œยกNo! Ahora me vas a dejar trabajar.โ€

Trabajar. Leer. โ€“ยกOh, ironรญa!

En la playa, ni siquiera se pueden coordinar dos ideas; una especie de borrachera volatiliza mi razรณn en cuanto pongo los pies en ella, y luego estรก el largo paseo alucinante por el agua, o el inmenso consentimiento silencioso, tendido sobre la arena mojada, al sol.

En cuanto al tiempo que paso en la villa, lo empleo en hacer la limpieza, preparar la comida, enjuagar la vajilla o buscar durante cinco minutos โ€“si los tengoโ€“ la paz del bosque vecino. Una sola hora de reflexiรณn: el momento de moler el cafรฉ, el molino estรก poco usado, podrรญa soรฑar mucho rato para mi gozo como las mujeres con su tricot; pero Dominique [Michka] y el tรญmido Bruno vienen entonces a tirarme del delantal para convencerme de que vaya a jugar con ellos.

Por la noche, despuรฉs de un largo paseo, trato de descifrar algunas pรกginas de la Ilรญada, pero estoy tan cansada que me duermo en seguida.

Pierre se porta bien y me ruega que te diga que estรก halagado de recibir tantas cartas de amor. Ayer, el mar se mostrรณ mรกs clemente y se atreviรณ a aventurarse hasta la primera ola, no me atrevรญ a seguirle mรกs, puesto que, por el momento, disfrutamos de grandes mareas y son peligrosas. Por la noche, gritaba a las estrellas por la quemadura de su piel ardiente, el dolor agudo de sus mรบsculos cruelmente comprobado, la agria picadura de los mosquitos activos que pululan en el campo. A parte de eso, es, aquรญ como en Parรญs, un amable y atento compaรฑero.

Nuestros vecinos, los Vierne, se muestran a la larga simpรกticos, serviciales y discretos, y Mathรฉ, incluso ella, parece tomarle el gusto a los acontecimientos y abandonar su actitud de espectadora femenina iluminada para convertirse solo en un buen amigo; ya no me desnuda con la mirada y olvida un poco el aire displicente, un poco corto, que yo le reprochaba el primer dรญa.

Todo va a mejor. Lacanau es mi cรณmplice y Octavio Paz no ha conseguido encontrar un alojamiento. Parece que me ha enviado sus libros de poemas con unas palabras amables y la expresiรณn de su pesar. Si hubiera venido habrรญa tenido al menos una persona que me habrรญa dado otra cosa que no una indulgencia serena, pero, por otro lado, prefiero tener paz, y a fin de cuentas me gusta bastante sentirme indulgente y nada menos. El resto me lo darรกs al final de este mes.

Eso en cuanto a nuestra existencia. Cuando sepas que no nos vestimos mรกs que por la noche (y basta con un pantalรณn y un suรฉter), que el resto del tiempo nos paseamos en traje de baรฑo, que la villa Le Bled abre sus puertas todo el dรญa en el bosque a quien quiera visitarla, que pierde su olor a col cocida para oler a un perfume conocido como agua de Colonia, estarรกs al corriente de todo y no tendrรกs mรกs que imaginar.

Pero yo, ยฟcรณmo hacer? Me pierdo en divagaciones mentales โ€“no sรฉ nada del paรญs en el que estรกs por mรกs que trato de recrearte en mi cabeza, disfrazado de marmota, no voy mรกs allรก y eso me parece un poco corto.

ยฟQuรฉ haces? ยฟCรณmo vives? ยฟVas a pescar? ยฟTrabajas? ยฟEres feliz? ยฟEngordas? ยฟComes bien? ยฟSigues el camino que lleva al sueรฑo sobrehumano? ยฟCรณmo estรกn los tuyos? ยฟTe diviertes? Habla.

Cuenta, si no, tengo la impresiรณn de hablar sola y de aburrirte un poco. Dime todo.

Acabo mi carta deprisa y corriendo para llevarla a correos maรฑana, domingo, dรญa que se anuncia demasiado cargado como para dejarme tiempo de escribir, ya que por la maรฑana quiero asistir a una curiosa misa que se celebra al aire libre, en el balcรณn de una villa, y por la noche, despuรฉs de la playa, recibimos a los Martin, a quienes llevaremos al casino. Para poner un tope a todo, Pierrot estรก enfermo. Se comiรณ una tortilla de papa (ยกentera!) a mediodรญa y ha cogido frรญo en plena digestiรณn. Viene de devolverle a la Madre Naturaleza esa preciosa tortilla que preparรฉ con tanto cariรฑo, aรฑadiendo a las clรกsicas papas cebolla y tocino, y en este momento bebe al lado un zumo de naranja y gimotea.

Si maรฑana no estรก recuperado tendrรฉ que encargarme yo sola de cocinar el pollo en la olla, me pregunto quรฉ saldrรก.

A mediodรญa he recibido tu nota del 2 de agosto y espero de todo corazรณn que hayas recibido hoy mi primera carta, pues el jueves empezaste a divagar seriamente.

Amor mรญo, tuve tu direcciรณn desde el uno, y, dado el dรญa tan ajetreado que tuve, no pude escribirte hasta el dos. Deberรญas pensar en lugar de torturarte el cerebro.

1. He hecho uno de esos viajes que se quedan grabados en la memoria suave.

2. Estoy feliz como una reina de saber que te ocupas de mรญ y de esperarte.

3. Te quiero hasta volverme gagรก.

Hazte un corazรณn radiante, ilumina tu humor y no molestes al mundo.

Si por un segundo tuvieras la conciencia del amor que te tengo explotarรญas de orgullo y de alegrรญa como una rana.

Asรญ que duerme sobre tus dos orejas y no me des mรกs vuelcos al corazรณn enviรกndome telegramas de locos.

ยกAh no, en absoluto eres odiado!

Con eso, voy a curar al delicado tritรณn. Tengo que engrasar un poco sus quemaduras del sol, porque el estado en el que se encuentra no es bueno para nadie. Al lado de esos cobardes me siento forjada en bronce.

Escribirรฉ mรกs a menudo que cada siete dรญas, pero asegรบrate de que no vuelva a oรญrte decir: โ€œTengo ganas de desearte, de imaginarte, de preocuparme de ti.โ€ Si te vuelvo a pillar me vas a oรญr.

Mi dulce, mi tierno, mi belleza viviente, te echo de menos, te deseo, te quiero.

Ve. Ve tranquilamente hacia ese mes que nos separa. No temas, o el ocรฉano me entierra para siempre o me encuentras al final, la misma, cargada del nuevo amor que cada una de nuestras experiencias comunes โ€“y la separaciรณn es una muy grandeโ€“ hace nacer en mi corazรณn por ti.

Te beso en todas partes,

M.

P. D. El tritรณn te saluda con un buenos dรญas adormilado. ~

 

Reproducciรณn autorizada especialmente para Letras Libres,
por una sola ocasiรณn, por los editores en lengua espaรฑola.

Traducciรณn del francรฉs de Aloma Rodrรญguez.

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(Mondovi, 1913-Villeblevin, 1960) fue novelista, ensayista, dramaturgo, filรณsofo y periodista,
autor, entre otros libros, de El extranjero y La peste. En 1957, obtuvo el Premio Nobel de Literatura.


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