Foto: Battenhall en Unsplash

Las redes sociales se van a volver mucho, mucho más pequeñas

Las redes sociales atraviesan un cambio de era, cuando un número creciente de usuarios abandona plataformas como Twitter en busca de otras más pequeñas, que les permitan comunicarse con comunidades afines, resguardando su privacidad y seguridad.
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Habían pasado varios años desde la última vez que escuché la frase “¿En qué servidor estás?”

La expresión solía usarse en referencia a Usenet, luego a Discord. Pero en las últimas semanas, conforme muchas personas han comenzado a huir de Twitter, amigos, amigos de amigos, compañeros de trabajo y gente que conocí alguna vez están haciendo esa pregunta en referencia a Mastodon. Una empresa informó a principios de noviembre que 1 millón de personas habían dejado Twitter después de que fue adquirido por Elon Musk; en las semanas posteriores, aún más personas lo han abandonado.

Algunos expertos dicen que este éxodo significa la muerte de las redes sociales. Esos artículos no están del todo equivocados, pero tampoco son correctos. Lo que estamos viendo no es tanto la muerte de una era, como una evolución en las redes sociales: un cambio hacia espacios diseñados por y centrados en la comunidad como lo son Mastodon, Discord y Twitch. Si durante unos 15 años las redes sociales estuvieron enfocadas en llevar mensajes a la mayor cantidad de personas posible, ahora nos dirigimos hacia un futuro en el que se trata de llegar a grupos mucho más pequeños con los que ya se comparten intereses, creencias o afinidades. De ahí surge la pregunta del servidor: en Mastodon (algo así como un clon de Twitter) y Discord (que es más parecido a Slack), los diferentes espacios se denominan servidores (también conocidos como instancias en Mastodon). Cualquiera puede registrarse y crear su propio servidor. Discord es todo un producto y tecnología interconectados, pero Mastodon es de código abierto y las instancias/servidores pueden desconectarse del timeline principal si así lo desean. Hay servidores para videojuegos, grupos de fans, profesiones particulares, apoyo a determinadas causas y para casi cualquier cosa que se le pueda ocurrir a alguien.

Las redes sociales centradas en comunidades no son nada nuevo: los grupos de mensajes de WhatsApp y Telegram se han descrito durante mucho tiempo como redes sociales, y Reddit ha existido por lo que parecería una eternidad. Sin embargo, el enfoque en comunidades específicas es diferente, al igual que el diseño de plataforma que permite diferentes tipos de comunicaciones a través de video, streaming, múltiples tableros de mensajes, mensajes individuales y espacios comunes, grandes y pequeños.

Mientras que los influencers todavía quieren tantos “me gusta”, “compartir” y “comentar” como sea posible, la mayoría de las personas parece ver cada vez más que el intercambio generalizado de su contenido es un riesgo y no un rasgo deseable.

Publicar abiertamente en Twitter, TikTok, YouTube o Instagram es muy parecido a usar un megáfono para gritarle a una gran multitud de desconocidos. Un servidor de Discord o un grupo de WhatsApp es más como ir a la fiesta de un amigo: puede que uno no conozca a todos los presentes, pero se puede tener una idea de quién está allí y quién está escuchando, aun si la mayoría de los asistentes son desconocidos. Se puede pasar de una conversación grupal grande a una más pequeña e íntima con una facilidad que no existe en muchas otras redes sociales. Mastodon, WhatsApp, Discord, Twitch o incluso los grupos de Facebook ofrecen espacios mixtos que existen en algún lugar entre lo público y lo privado. Estos espacios funcionan como redes más lentas y pequeñas, incluso si pueden albergar a miles de personas. La lentitud proviene de sus opciones de diseño. Por ejemplo, si bien es posible hacer una captura de pantalla o reenviar un mensaje, WhatsApp limita la capacidad de reenviar mensajes. Discord tiene algunos de los controles de moderación de contenido más equilibrados para administradores y usuarios por igual, como la capacidad de bloquear palabras, frases especializadas y contenido con una lista blanca.

Las grandes empresas tecnológicas existen en un contexto web 2.0. Sus plataformas masivas ascendieron con el cambio de la web 1.0 a la 2.0; de lo estático a lo dinámico. Estos cambios técnicos reflejaron (y reforzaron) cambios sociales, que también estamos empezando a ver hoy. La gente quiere más control sobre su vida digital. Mientras que los influencers y algunos otros todavía quieren tantos “me gusta”, “compartir” y “comentar” como sea posible, la mayoría de las personas parece ver cada vez más que el intercambio generalizado de su contenido es un riesgo y no un rasgo deseable. Eso sugiere que tal vez nos estemos embarcando en una web 3.0. Una que no tiene nada que ver con el blockchain, sino que es un regreso a algunas de las características de la web 1.0: redes pequeñas, comunidades confiables, anonimato y avatares. Ahora tendrá el soporte técnico y social de equipos de confianza y seguridad, moderación de contenido y pensamiento interseccional que hemos aprendido en las últimas décadas. El cambio hacia el aumento de usuarios, combinado con privacidad, seguridad y confianza, es este cambio necesario hacia una web nueva y mejor.

Esto no quiere decir que todos nos debamos de cambiar a Mastodon y abandonar por completo Instagram o Twitter. Twitter todavía tiene valor. Johnathan Flowers, profesor de filosofía de la American University, ha señalado la necesidad de un espacio singular, como Twitter, para organizarse. Esa es una de las razones por las que sigo quedándome, aunque nunca ha sido un lugar seguro para mí (debido al trabajo que hago) o para muchas otras personas.

La verdad es que ninguna plataforma es completamente segura para los grupos marginados y algunas minorías en particular. Las comunidades unificadas como Mastodon tienen y tendrán problemas con los supremacistas blancos y otros malos actores, ya que la descentralización permite que, literalmente, cualquier persona cree sus propias instancias y servidores y se convierta en su propio moderador de contenido.

En nuestra web actual, y en la próxima, necesitamos un poco de ambas versiones: un lugar que sea amplio y más fácil de organizar (como un Twitter), con opciones para espacios más pequeños que estén centrados en la comunidad. Lo que todavía me encanta de Twitter es el alto nivel de conversaciones; el volumen es abrumador de una manera que me gusta. Quiero ver noticias de última hora y nuevos memes. Pero también anhelo conversaciones más profundas con las comunidades y lazos comunitarios más fuertes, que es un tipo de diseño de comunicación que Twitter no maneja muy bien.

Mastodon está creciendo radicalmente en el número de nuevos usuarios cada día. ¿Es esta otra señal de que podemos estar entrando en una nueva era? El 1 de noviembre, Signal, la aplicación de mensajería centrada en la privacidad, lanzó su función de Stories, similar a la que usan las redes sociales corporativas. En cuestión de minutos, un puñado de mis amigos comenzó a publicar historias. Algunos de estos eran activistas que simplemente no usan o no pueden usar Instagram. Poder ver destellos de sus vidas, incluidas selfies, fue increíble. Antes de Signal Stories, si veía las caras de estos amigos era solamente en persona. Si tengo suerte, a veces los veo una o dos veces en unos años. No me di cuenta de cómo los había extrañado hasta que vi sus rostros, algo que fue posible al permitirles sentirse cómodos y en control de su información. Para las comunidades con las que trabajo, este es un paso necesario para combinar el encriptado, la privacidad y las redes sociales de una manera que en realidad no tenemos en este momento.

Las redes sociales van y vienen, y nuestra historia tecnológica reciente es un cementerio lleno de Google Readers, Myspaces, Ellos y Friendsters. Facebook y Twitter son los gigantes de nuestra web actual, pero no tienen por qué ser nuestro futuro. Como podemos ver ahora, el empuje de Silicon Valley para crecer y expandirse a toda costa fue un error. Se dijo que eran demasiado grandes para fallar, pero resulta que son demasiado grandes para funcionar; al menos como están construidos actualmente. Hace poco pasé unos cinco minutos seleccionando cuidadosamente a mis destinatarios de Signal Stories, separando lentamente los contactos profesionales de mis amigos, uno por uno. Signal Stories no es perfecto (Janus Rose resumió mejor los problemas), pero estoy dispuesta a pasar más tiempo creando listas específicas en Signal porque se siente diferente; más sostenible, confiable y con un enfoque en el interés público de la comunidad. Lo que más me convence de Signal Stories es que ya estoy allí y también está mi comunidad principal. En este momento, mi comunidad está en múltiples espacios: en Twitter, Instagram, Signal, Twitch, Discord y Mastodon. Una vez que este período de agitación se haya terminado, sospecho que muchas otras personas también habrán seguido a sus comunidades a espacios más pequeños, al menos una parte del tiempo.



Este artículo es publicado gracias a una colaboración de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de SlateNew America, y Arizona State University.

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es una diseñadora crítica, investigadora y artista galardonada. Fundó el laboratorio de derechos humanos y diseño Convocation Research + Design. Ha colaborado con el programa Tate Exchange del museo Tate Modern, las Naciones Unidas, el laboratorio de inteligencia artificial de Ars Electronica, la Harvard Kennedy School, y otros.


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