En esta cinta, extensión coherente de su filmografía, la inglesa Andrea Arnold explora las vidas de los jóvenes de la “América profunda” y su resignación ante la falta de oportunidades. Además de sus méritos cinematográficos, la película resulta valiosa por el momento en que se estrena: el año en que Donald Trump fue ungido por la clase blanca trabajadora a la que Arnold retrató con empatía.
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Cine aparte: Dulzura americana
La cinta de esta semana arroja una mirada empática sobre la vida desesperanzada de jóvenes estadounidenses.