La ópera prima de Enrique Begné, ganadora en el Festival de Tribeca, plantea desde el título la simplicidad de su esquema. Dos relatos independientes, protagonizados por un par de personajes aquejados por la soledad. Desconocidos entre sí, crean un vínculo efímero que se sellará con un abrazo de complicidad emocional. El primero lo forma un niño que huye de un problema familiar, y la cajera de supermercado con la que fantasea, a su vez sumergida en un infierno laboral. El segundo está formado por un taxista a quien se le muere un cliente, y por la hija de éste, ausente hasta ese momento de la vida de su papá. El primer relato es convencional, con excepción del comentario sobre cómo la percepción idealiza la realidad. El segundo es mucho más logrado, gracias en buena medida a la actuación de Jorge Zárate como el taxista huraño, que guarda un mundo de rencores bajo su máscara de impasibilidad. ~
es crítica de cine. Mantiene en letraslibres.com la videocolumna Cine aparte y conduce el programa Encuadre Iberoamericano. Su libro Misterios de la sala oscura (Taurus) acaba de aparecer en España.
