El remake de Lost in translation

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ยฟQuรฉ tanto debemos, como espectadores, juzgar una pelรญcula como parte de una obra, como una pieza que va ligada de forma intrรญnseca al resto de las cintas de su director, o como una unidad que no debe ser medida, elogiada o degradada por el recuerdo de lo que su creador hizo antes? La pregunta es pertinente, sobre todo en el caso de Somewhere, la cuarta pelรญcula de Sofia Coppola. La historia sigue a Johnny Marco (Stephen Dorff), un actor que vive en piloto automรกtico, encerrado en un hotel en Los รngeles, hasta que llega a visitarlo su hija Cleo (Elle Fanning). La temรกtica y el ambiente son reconocibles de inmediato, y no es coincidencia. Desde Lost in translation, su segunda cinta, la famosa directora norteamericana, hija del legendario Francis Ford Coppola, daba indicios de sus obsesiones. La respuesta femenina a la camada de Wes Anderson y Spike Jonze, Coppola toca los mismos temas, con la misma paleta de colores y las mismas herramientas musicales, pelรญcula tras pelรญcula. Y si The virgin suicides y Marie Antoinette son pelรญculas hermanas (ambas hablan de mujeres enjauladas en un asfixiante capullo de seguridad, observadas por el mundo que las rodea mientras transitan de la adolescencia a la juventud y la adultez), Lost in translation y Somewhere son cintas gemelas. Mientras que la primera y tercera cinta de Coppola estรกn separadas geogrรกfica y temporalmente, su primer gran รฉxito y su รบltima pelรญcula parecen ser, en el fondo, dos variaciones imperceptibles de una misma idea.

Las similitudes entre una y otra abundan: ambas tienen como protagonista a un actor hollywoodense mediocre que, se intuye, solo actรบa para llenar su billetera; ocurren en un hotel: el Hyatt Park de Tokio y el Chateau Marmont de Los รngeles respectivamente; en ambas el catalizador de la trama es la apariciรณn de una chica mucho mรกs joven que el actor principal; las dos observan con sentido del humor el absurdo y la usual apatรญa que acompaรฑa a la fama; las dos tienen finales abiertos, misteriosos. Todas estas similitudes serรญan pecata minuta si no fuera porque Coppola da la impresiรณn no solo de estar contando la misma historia con mรญnimas diferencias sino de estar sacando al mismo conejo del sombrero una y otra vez. Prรกcticamente cada escena de Lost in translation encuentra su homรณlogo en Somewhere. ยฟEl ridรญculo al que es sometido Bob Harris (Bill Murray) mientras filma sus comerciales de whisky? Basta ver a Marco en una conferencia de prensa o en una sala de maquillaje con el rostro envuelto en yeso. ยฟEl โ€œtalk showโ€ en el que aparece Harris, donde intenta sonreรญr a pesar de que no entiende una sola palabra de lo que dice el presentador? Aquรญ Marco y Cleo acuden a una ceremonia de premiaciรณn en Italia en la que ocurre lo mismo.

El problema con cada una de estas secuencias gemelas es que las originales son siempre mejores. Murray estรก impecable en Lost in translation. Los silencios de Coppola le van como anillo al dedo a su rostro, una obra maestra de minimalismo histriรณnico. Dorff, de ojos lรกnguidos y pelo ralo, es incapaz de sostener nuestra atenciรณn a travรฉs de la escasez de diรกlogos. Murray parece decir algo con un control remoto en la mano: cada vez que cambia de canal, la acciรณn, elocuente, es un diรกlogo tรกcito con el espectador; Dorff hace mucho, pero dice poco: cuando bebe cerveza solo en su cuarto, gesticula, se lleva las manos al rostro, pero, por mรกs que lo intenta, no โ€œdiceโ€ absolutamente nada. Esta devaluaciรณn de talento no sรณlo estรก presente en el actor principal: el guiรณn de Somewhere carece de los diรกlogos que hicieron memorables tantas escenas de Lost in translation; la cรกmara, antes despierta y รกgil, parece anestesiada, como si a la directora le diera pereza probar distintos emplazamientos; inclusive la trama, tan compacta y elegante en su segunda cinta, aquรญ sufre no tanto por nimia sino por vaga.

Dicho todo lo anterior, la pelรญcula de Coppola estรก millas arriba de la gran mayorรญa de las cintas de este aรฑo. A pesar de que carece de la originalidad y la sutileza de Lost in translation, Somewhere vuelve a recordarnos el magnรญfico instinto que tiene Coppola para capturar instantes ordinarios pero dulces. Como prueba basta la secuencia en la que Cleo y Johnny se sumergen en el agua a tomar tรฉ y, por supuesto, la รบltima llamada de Marco a su ex esposa (donde, por cierto, Dorff verdaderamente brilla). Ambos, cabe recalcar, son instantes originales, que no se sienten โ€“ni son- copias calca de escenas de Lost in translation, cinta cuya sombra opaca el discreto brillo de esta, su hermana menor.

– Daniel Krauze

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