Las mejores películas de la década (1)

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Presentamos este ejercicio en el que pedimos a cinco críticos que hicieran una revisión de las mejores películas de la década. Para no incurrir en el vicio de las listas presentamos la discusión en forma de debate, tal y como sucedió. El objetivo no es tanto llegar a un consenso sino fomentar el intercambio de diversas opiniones. Aquí la primera de dos partes.

-La redacción

Daniel Sweren-Becker: Puede que en esta década hayamos visto películas más bellas, con mejores actuaciones, guión y dirección, pero ninguna ha sido más relevante que 25th Hour, de Spike Lee.

25th Hour fue una de las primeras películas en intentar hablar del momento definitivo de esta década: la caída de las torres gemelas. La historia sigue a Monty Brogan (interpretado por Edward Norton), un adusto traficante de drogas, durante su último día en Nueva York antes de partir a prisión por un largo rato.

Ninguna película de Spike Lee cumpliría su cometido sin un momento descarnado. En 25th Hour, este momento llega en la escena en la que Monty se ve a un espejo y despotrica contra todas las personas de Nueva York que detesta. Su diatriba no deja cabo suelto: destroza a los vendedores de fruta coreanos, a los inmigrantes puertorriqueños, a los mafiosos rusos, a los vendedores de diamantes judíos, a los gays de Chelsea y hasta a Jesucristo. Justo antes de que acabe su monólogo, Monty arremete contra sí mismo. “Jódete”, le dice a su reflejo. Y al final de esta década, en donde se comprobó que Fukuyama estaba equivocado cuando anunció “el fin de la historia”, ¿qué conclusión mejor que juzgarnos a nosotros mismos junto con los demás?

David Goldfrank: Me gusta que hayas escogido 25th Hour, Daniel. Es una pena que no haya figurado en las listas de los mejor de esta década. Sin embargo, creo que ha habido mejores películas que esta.

Creo que nadie puede negar que, por lo menos desde un punto de vista comercial, esta década ha sido dominada por Pixar, el estudio de animación que nos trajo Up y Wall-E, entre otras. Y es la primera de éstas, Up, la que yo escogería como la mejor película de los últimos diez años.

Olvidemos que estamos hablando de una película animada enfocada a un público infantil. Up es una combinación sublime de narrativa e imaginación. Sus meditaciones acerca del amor perdido y la importancia de conectarse con otros seres humanos son tan complejas y dinámicas como las de cualquier otra cinta, hecha para adultos o no.

Ryan Haydon: No podemos negar la subjetividad que está implícita en nuestro experimento. Me temo que las películas que escojamos hablan más de nosotros que de las cintas en sí. Por lo tanto, admiro la valentía que Daniel debe haber recabado para escoger 25th Hour como la mejor película de la década.

Primero que nada, 25th Hour ni siquiera es la mejor película que Spike Lee ha dirigido en los últimos diez años: ese honor se lo lleva Inside Man. Desde mi punto de vista, 25th Hour se vuelve insufrible mientras más veces la ves. Esa celebrada narración al final de la cinta me parece maniquea y forzada; y para qué mencionar el affaire entre el personaje de Phillip Seymour Hoffman y Anna Paquin: no les creo ni un diálogo.

Lo que me lleva a las que considero como las mejores películas de la década:

Hedwig and the Angry Inch. Una película casi perfecta, a pesar de que su conclusión es vaga y potencialmente insatisfactoria.

Eternal Sunshine of the Spotless Mind: Michel Gondry y Charlie Kaufman unieron esfuerzos y lograron lo que es –por mucho- la mejor cinta de ambos. La representación física del abstracto que supone perseguir tus propios recuerdos dentro de tu cabeza es suficiente para causarle ataques de envidia a cualquier guionista, experimentado o amateur.

Wall-E: Sí, es una película animada. Y, sí, durante décadas “película animada” ha sido sinónimo de “película para niños”. Sin embargo, creo que la generación de cineastas que apenas se está graduando de universidad representa el primer grupo de cinéfilos capaces de apreciar el poder narrativo y las posibilidades de la animación. Wall-E no sólo es el mejor exponente de esta nueva tendencia: es entretenimiento inteligente, profundo y original.

Chris Taormina: ¿Dónde quedaron The Departed y There Will be Blood en su lista? La primera es la cinta más divertida que ha filmado Scorsese. La segunda es la crítica más feroz al capitalismo rampante y al poder de manipulación de la iglesia, ambas sostenidas por dos de las más sobresalientes interpretaciones de la década. Pero si tuviera que escoger una sola película, me quedo con The Incredibles, de Brad Bird.

Más allá del derroche de imaginación que posee, Bird ha resultado ser uno de los guionistas más hábiles de Hollywood. Su cinta no sólo es una aventura inolvidable, sino una interesante digresión sobre temas adultos: la sofocación del individuo a manos del suburbio, la sociedad que exige que seamos homogéneos, que no resaltemos de ningún modo.

Daniel Sweren-Becker: No me gusta asumir el rol de villano, pero me temo que no me queda de otra.

Me ofenden las elecciones de estos tres chiflados. Me ofende que hayan escogido películas animadas tan mediocres y aburridas, pero me ofende aún más que les hayan dado el primer lugar cuando sus listas incluyen otras cintas que valen la pena. Sugerir que estos caramelos animados –historias simplistas, vacunas contra el insomnio- son las mejores de la década me parece, en una palabra, ridículo.

¿Wall-E?, ¿en serio? Estuve cerca de picarme los ojos durante esta película. Y después me quedé dormido. Sí, Wall-E aborda una causa noble de una manera muy original. Pero contar una historia entre dos máquinas que no hablan no me parece entrañable. Me parece aburrido.

Los primeros diez minutos de Up son perfectos: un triunfo de la narrativa económica. Lo que sigue me pareció una confección confusa y redundante. ¿De verdad no hay una mejor película en esta década?

The Incredibles me pareció agradable. Y punto. Pero si un amigo mío que cayó en coma en 1999 despertara hoy, ¿lo llevaría a ver The Incredibles? Por supuesto que no.

Puede que el futuro del cine esté en la animación. Y no puedo negar que me entristece. Siempre me conmoverá más observar la reacción de seres humanos verdaderos: con lágrimas, sonrisas y sangre que se asemejan a las mías. Quizás esto demuestra una falta de imaginación de mi parte. Sin embargo, ver una película es en sí una experiencia alejada de nuestra realidad: lo que vemos ocurre en frente de nosotros, pero no ocurre en nuestro presente (no es como el teatro: lo que vemos en cine es un recuerdo; ya pasó). Ver una película animada es alejar la experiencia aún más. Es diluir el impacto emotivo de la cinta. Dicho lo anterior, sí hay una cinta animada de esta década que vale la pena mencionar: The Triplets of Belleville.

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