Con este texto comenzamos una serie en la que, una vez al mes, dedicaremos una semana entera a explorar una ciudad a travรฉs del cine: cรณmo ha sido reinterpretada en pantalla, utilizada por diversos cineastas, imaginada a travรฉs del celuloide. Empezamos con Londres y su rol indiscutible como capital del gรฉnero de horror.
Londres, la ciudad del cielo gris, la neblina y la lluvia pertinaz. La ciudad del hollรญn, de las estaciones de metro una milla debajo de la superficie. La ciudad de viejas callejuelas e iglesias. Londres es, por encima de Nueva York, la Roma moderna: bastiรณn de inmigrantes, el รกrea urbana mรกs grande de Europa, centro financiero y cultural del mundo. Es, tambiรฉn, la cuna de decenas de historias de terror moderno, ficticias y reales. Y basta con caminarla de noche, con pasar ahรญ una semana sin ver el sol, para entender por quรฉ. ¿Quiรฉn puede imaginar a Drรกcula comprando una abadรญa en Parรญs?, ¿o imaginar a Sweeney Todd atendiendo clientes cerca de Times Square?, ¿quiรฉn se imagina a Mr. Hyde rondando las amplias avenidas de Barcelona en vez de los callejones londinenses? De las grandes historias de terror, sรณloFrankenstein y El fantasma de la รณpera parecen ser imposibles dentro de un contexto inglรฉs. La obra de Mary Shelley necesitaba a Ginebra y los Alpes suizos como fondo; la novela de Leroux se nutre de las connotaciones romรกnticas de Parรญs.
Como explica Peter Hutchings en su ensayo Horror London, el uso de la capital britรกnica como escenario de terror se divide en dos: la tradiciรณn victoriana (Werewolf of London, Jekyll and Mr. Hyde, Drรกcula y Jack the Ripper), fija en “la idea de Londres como una ciudad de flagrantes yuxtaposiciones, desconcertantes desigualdades y una emocionante variedad de culturas”, y la tradiciรณn del horror “turรญstico”: el uso de Picadilly Circus en An American Werewolf in London, el abandonado puente de Westminster en 28 Days Later, la persecuciรณn en el remake de The Wolf Man. La tradiciรณn victoriana es, como su nombre lo indica, decimonรณnica, mientras que el horror turรญstico comienza, en gran medida, en la segunda mitad del siglo pasado.
Las รบltimas dรฉcadas del siglo XIX establecieron la reputaciรณn de Londres como la capital del terror, gracias, primero, a un asesino serial de carne y hueso y despuรฉs a la imaginaciรณn de Bram Stoker, un autor irlandรฉs. En 1888, el distrito de Whitechapel –habitado por prostitutas e inmigrantes-, fue el escenario de por lo menos cinco asesinatos perpetrados por Jack el Destripador, el primer asesino serial moderno y fuente inagotable de teorรญas conspiratorias. Aunque el siglo XX tuvo, por supuesto, psicรณpatas mรกs prolรญficos, la historia del Destripador continรบa fascinando a autores y cineastas por la naturaleza sistemรกticay aparentemente inasible de sus crรญmenes y porque, como muchos de sus sucesores, el Asesino de Whitechapel operaba en una zona especรญfica. La adaptaciรณn mรกs interesante de su vida la hizo Alan Moore. Su cรณmic, From Hell, fue llevado a la pantalla grande por los hermanos Hughes, con Johnny Depp en el papel del detective que sigue los pasos del Destripador. Tanto la novela como la cinta intentan exhibir a la sociedad londinense de ese tiempo y especulan sobre la verdadera identidad del asesino. En ambas, Londres es un personaje: una ciudad repleta de manicomios sรณrdidos, de pasadizos subterrรกneos, con calles que jamรกs ven la luz del dรญa; una ciudad de vicios y alcobas de opio, de grupos secretos de millonarios masones. From Hell presenta la teorรญa de que Jack the Ripper era un doctor de la clase alta que, a travรฉs de sus asesinatos, intenta maquillar un embrollo que llega hasta la propia monarquรญa. Por debajo de la mesa, Moore teje un discurso sobre una ciudad envenenada por la desigualdad social, en la que pagan justos por pecadores y en la que los inmigrantes y los pobres son carne de caรฑรณn. Los privilegiados son corruptos y las clases bajas viven oprimidas por una estructura social que no les permite subsistir mรกs allรก de la prostituciรณn y la mafia (irlandesa, por supuesto).
Por otra parte, la historia de Jack the Ripper conjuga nรญtidamente con aquella frase, acuรฑada por Thomas de Quincey, en la que califica al asesinato como un arte londinense: una ciudad obsesionada con psicรณpatas y sus crรญmenes, con fantasmas y los lugares que aรบn acechan. El caso del Destripador hizo cรฉlebre al barrio de Whitechapel. En London: A Biography, Peter Ackroyd lo explica asรญ: “Mientras los asesinatos de Jack seguรญan ocurriendo, comenzaron a aparecer los libros y los panfletos . Entre ellos figuraban Los misterios del East End, La maldiciรณn de Mire Square, Jack the Ripper: o los crรญmenes londinenses y El macabro misterio de Londres. En todos los casos, el lugar de los asesinatos cobra importancia y, por lo tanto, apenas desapareciรณ Jack de las noticias, cientos de personas comenzaron a visitar la calle Berners y la calle Flower y Dean; y una especie de show voyeur proveรญa figuras de cera, moldeadas a imagen y semejanza de las vรญctimas, para deleite de los espectadores”. Es difรญcil decir si, como afirma Moore en su novela, el Destripador dio a luz al siglo XX. Lo que es innegable es que Whitechapel adoptรณ una nueva identidad a travรฉs de aquellas cinco prostitutas asesinadas. Aรบn ahora, la Torre de Londres sigue siendo morada de fantasmas y espectros: ellos son sus verdaderos inquilinos. De la misma manera, Whitechapel es el barrio de Jack the Ripper. Como explica Ackroyd, “el crimen, y, en particular, el asesinato, le da color al pueblo. Es por eso que, en la mitologรญa londinense, los mรกs grandes hรฉroes son, tambiรฉn, los mรกs grandes criminales”.
La novela de Robert Louis Stevenson El extraรฑo caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde es, hasta cierto punto, una precursora de Jack el Destripador. Dr. Jekyll, un cientรญfico eminente, prepara un brebaje que le permite entrar en contacto con el lado macabro de su personalidad, transformรกndolo en el siniestro Mr. Hyde. Como queda claro en la alterada –pero poderosa – versiรณn cinematogrรกfica de 1941 (dirigida por Victor Fleming), Jekyll solo puede acceder al bajo mundo londinense –la prostituciรณn, el burlesque, la bebida- a travรฉs de Hyde. Al igual que From Hell, la historia de Stevenson (o, bien, la adaptaciรณn de Fleming) retrata a un hombre privilegiado que desciende de su cรบpula de poder para inmiscuirse con personas humildes y, en el proceso, destrozarlos. Hyde, interpretado por Spencer Tracy, esclaviza y humilla a Ivy (Ingrid Bergman), una pobre mesera. De nuevo se hace presente la brecha entre clases sociales y la tensiรณn entre los ricos y los inmigrantes. No obstante, la cinta de Fleming parece tomar partido. La vida de Jekyll y su prometida (Lana Turner) es deliberadamente almidonada y parca. Pero el personaje de Bergman –y el mundo que la rodea- irradia calidez. Parece, pues, como si el subtexto de la obra fuera el deseo de Jekyll por escapar del aburrimiento aplastante de su cรญrculo social. Por otra parte, Fleming, quizรกs de manera inconsciente, maneja un doble discurso. Despuรฉs de todo, Jekyll es incapaz de darle rienda suelta a sus mรกs hondas pasiones si no es de la mano de un “alter ego” truculento (cรกtedra elocuente de todos los valores victorianos).
En 1897, Bram Stoker publicรณ Drรกcula, probablemente la mรกs famosa novela de horror gรณtico y la base para decenas de adaptaciones cinematogrรกficas. Aunque su inicio ocurre en Transilvania, la mayor parte de la historia se lleva a cabo en Londres: en el manicomio del Dr. Seward, en la (ficticia) abadรญa de Carfax, en la mansiรณn de los Westenra (donde Drรกcula se alimenta de Lucy) y, en menor medida, en las calles londinenses. Aunque algunas adaptaciones cinematogrรกficas han prescindido del contexto inglรฉs (la mรกs notable de ellas es Nosferatu, de Murnau, y su remake, dirigido por Werner Herzog), la gran mayorรญa de las cintas de Drรกcula transcurren en Londres. La mรกs famosa de todas es quizรกs la adaptaciรณn de Francis Ford Coppola, estrenada en 1992, con Gary Oldman en el papel principal. Aquรญ, de nuevo, el ambiente londinense es crucial para la historia: la neblina que rodea los amplios jardines de la mansiรณn de los Westenra, las calles empedradas y hรบmedas, las esquinas saturadas de peatones con sombrillas negras. Sin embargo, en la novela de Stoker, Drรกcula jamรกs explica por quรฉ ha escogido Londres como su nueva casa. En retrospectiva, su decisiรณn puede parecer arbitraria. Despuรฉs de todo, la capital inglesa es una ciudad lejana, a la que debe de llegar en barco, que no habla su idioma. Pero la decisiรณn del conde se justifica en el instante en el que leemos (o vemos) a Londres por primera vez. Su travesรญa, de los Cรกrpatos a Inglaterra es, en sรญ, un salto hacia la modernidad, y la capital britรกnica le abre los brazos –y le expone las yugulares- en seรฑal de bienvenida.
No obstante, hay algo en la narrativa de Stoker que es aรบn mรกs interesante. Drรกcula es, en tantos sentidos, el personaje opuesto al Destripador de Moore. Mientras que From Hell presenta a un criminal atacando y degollando a prostitutas inmigrantes desde la cรบpula del poder y el privilegio, la novela de Stoker invierte las reglas: Drรกcula es, primero que nada, un inmigrante ilegal que llega a Londres para transformar a dos vรญrgenes londinenses en sus concubinas; en “mujeres de la noche”. No queda claro si Stoker (รฉl mismo un inmigrante irlandรฉs) llevรณ a cabo, a travรฉs de Drรกcula, una especie de venganza vicaria o si, mรกs bien, el vampiro es una extensiรณn xenรณfoba del resquemor decimonรณnico frente al inmigrante (el inmigrante que envenena a la crema y nata de la sociedad londinense). Lo cierto es que Drรกcula gravita alrededor de conflictos y temas especรญficamente londinenses correspondientes a la era Victoriana.