Foto: imagen de "¿Por qué el recuerdo?", de Juan Pablo González

Un ciclo excepcional. CalArts en Cineteca Nacional

Durante un par de semanas, en la Cineteca Nacional proyectarán un ciclo poco común en la ciudad de México.
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Salvo algunas proyecciones durante festivales, la programación de cine más arriesgada en la Ciudad de México no pasa por espacios institucionalizados de exhibición. Por ello resulta alentador que Cineteca Nacional ofrezca un ciclo inusual, “CalArts presenta… Ventanas sin límites en movimiento”, durante esta y la siguiente semanas para disfrute de los cinéfilos capitalinos.

El California Institute of the Arts (CalArts) es una de las escuelas de arte y cine más reconocidas de Estados Unidos. En sus aulas han dictado clases artistas como Allan Kaprow y John Baldessari o, actualmente, los cineastas Thom Andersen y James Benning. De su departamento de cine se graduaron, por mencionar unos cuantos nombres, Tim Burton, Deborah Stratman y, más cerca a nosotros, Naomi Uman, quien ha tenido un influencia decisiva en la escena fílmica no industrial en nuestro país.

El ciclo fue organizado por la artista y cineasta Valentina Pelayo. Uno de sus principales objetivos consiste en dar a conocer la obra Billy Woodberry (Estados Unidos), que como gran parte del cine negro de Estados Unidos, no ha recibido la atención que merece en nuestro país. A él, sumó a la reconocida Sharon Lockhart (Estados Unidos), dos jóvenes profesores, Pia Borg (Australia) y Juan Pablo González (México), y un exalumno, Luciano Piazza (Argentina). Vale la pena, también, entender el ciclo en el marco de la Iniciativa para América Latina con la cual CalArts ha redoblado sus esfuerzos de vinculación al sur del río Bravo –nada desdeñables, junto con los de otras instituciones de educación superior, a la luz de la postura de la Casa Blanca, entre la obcecación mercantil y la nostalgia monroeista, hacia la región.

El ciclo inicia hoy con And When I Die, I Won’t Stay Dead (2015, 89′) y Marseille après la guerre ( 2016, 10′) de Billy Woodberry, uno de los fundadores de L.A. Rebellion. Este movimiento fue encabezado, entre finales de los años sesenta y ochenta, por cineastas afroamericanos egresados de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) inspirados en el neorrealimso italiano, y el tercer cine latinoamericano (Glauber Rocha,  Fernando Solanas, Octavio  Getino, etc.) y africano cuyas prácticas contracinemáticas y comprometidas políticamente reinterpretaron para el contexto estadounidense). 

And When I Die…, segundo largometraje de Woodberry en treinta años, es un documental sobre el poeta beat Bob Kaufman (1925-1986), izquierdista fervoroso cuyos poemas fueron publicados gracias a las transcripciones de su esposa y amigos. De talante improvisional y “callejero”, Woodberry describe la obra y vida de Kaufman, y su propio acercamiento cinematográfico, con una cita de Federico García Lorca, a quien el poeta admiraba: “La poesía es algo que anda por las calles. Que se mueve, que pasa a nuestro lado. Todas las cosas tienen su misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas.”

En Marseille.., obra modesta a partir de un caché de fotografías que encontró durante una investigación sobre el Sindicato Nacional Marítimo de Estados Unidos, Woodberry evoca el mundo que presenció el escritor y cineasta senegalés Ousmane Sembène durante su trabajo en el puerto marsellés; experiencia de la cual abrevó para escribir su primera novela Le docker noir [El estibador negro].

El viernes 13 se muestra Las Vegas in 16 parts Las Vegas en 16 partes, 2015, 53′) de Luciano Piazza y una versión corta de Windows by Night ( 2013, 16′). Además de su labor como cineasta, Piazza fue director de proyecto y, junto con Jesse Lerner, co-curador de Ism, Ism, Ism: Experimental Cinema in Latin America (Ismo, Ismo, Ismo: Cine Experimental en América Latina) en el Los Angeles Filmforum, parte de la iniciativa Pacific Standard Time: LA/LA liderada por el Getty. Las Vegas…, como sugiere el título, es una película ensamble que incluye tanto el registro de sus visitantes esforzándose en pertenecer a la idea de Vegas como el de la ciudad en sí. Estas otras imágenes, a la manera del ensayo Aprendiendo de Las Vegas para la arquitectura, ofrecen una nueva lectura de la forma cinematográfica de la ciudad, siguiendo el vernáculo-consumista de sus símbolos y decorados. Filmado en 16mm, será proyectado en el mismo formato. En Windows, Piazza ensaya acerca de la soledad a escala global asomándose, a través de sus ventanas, a los apartamentos de vecinos en Buenos Aires, Nueva York, Chicago, Caracas, Londres y Roma. Como una puesta en abismo, el espectador solitario asiste a la función de otra película en la que, tras una pantalla arquitectónica, actores/directores inconscientes se interpretan a sí mismos. (La versión completa (90′) se presentará en el Foro al aire libre el domingo 15.)

El sábado 14 regresa Woodberry con Bless their Little Hearts (1984, 84′). Escrita y fotografiada por Charles Burnett, director de la también fundamental Killer of Sheep (1977), la película retrata los estragos del desempleo y la marginalización en una familia en el barrio, entonces predominantemente afroamericano, de Watts en Los Ángeles. Seleccionada para el Registro Nacional Fílmico de la Biblioteca del Congreso (que busca preservar el patrimonio fílmico de Estados Unidos), la película fue restaurada por los Archivos de Cine y Televisión de la UCLA. A la par, se proyectará The Pocketbook (1980, 13′). Adaptación del cuento ”Thank You, Ma’am” de Langston Hughes, el corto acompaña a un chico de los juegos con sus amigos a su intento fallido de atracar a una lavandera quien, tras confrontarlo, termina por perdonarle.

Antes de las funciones del viernes y sábado se mostrará un programa doble de cortometrajes. De Pia Borg se incluyen Abandoned Gods (2014, 36′) que obtuvo el premio al mejor corto internacional en Locarno 2014 y Silica (2017, 23′), que además de participar en numerosos festivales formó parte del pabellón de Malta en la 57ma. Bienal de Venecia.

Abandoned Gods, co-dirigida con el artista Edward Lawrenson, a medio camino entre el documental y el ensayo fílmico, sigue a una de las mayores colecciones de arte bruto de Gran Bretaña. Construido principalmente con materiales de archivo un tanto inquietantes e imágenes de las obras filmadas con una cámara rostrum, el cortometraje da cuenta del tránsito de los objetos, producidos por los pacientes de un hospital psiquiátrico, mientras pasan a lo largo de los años de un estatus meramente clínico a otro terapéutico y, con su exhibición en una galería parisina, artístico. A la distancia, las lecturas médicas acerca de tales objetos, mutables según su contexto, terminan por diagnosticar las obsesiones de una época antes que los rasgos de un padecimiento individual. Los destellos de la lente al filmar algunos de ellos recuerdan el fervor de la creatividad ante las circunstancias más desfavorables. Silica es un ensayo fílmico alucinante alrededor de un pueblo minero en el desierto australiano. Utilizando las notas de una locacionista para una nueva adaptación de Crónicas marcianas como hilo conductor, Borg combina fotografías de 35mm con imágenes microscópicas de ópalo y otras generadas por computadoras para explorar los lindes entre lo real y su réplica; entre el paisaje apocalíptico del terreno y otro, mineral y luminoso, que alimenta las esperanzas y supersticiones de mineros e indígenas.

Del jalisciense Juan Pablo González se presentan ¿Por qué el recuerdo? (2014, 20′) sobre el duelo de José, ranchero, tras el suicidio de su hijo Nando, y Las nubes (2018, 20′) testimonio, en un único plano, de otro padre ante una pérdida familiar: la de su hija, quien huye a Estados Unidos. de los lances de un cabecilla local de traficantes. González es un cineasta de la ausencia y del terroir: su interés por el ambiente de una localidad y el clima de la vida cotidiana, moldeado por el cuidado formal de la imagen, es atravesado, en términos narrativos, por el abandono y la desaparición. El primer título, premiado en Slamdance, y el segundo, actualmente recorriendo el circuito de festivales, ofrecen un respiro a los convencionalismos de cierto subgénero narco- y migra- documental.

Los programas del 20 y 21 están dedicados a la artista Sharon Lockhart , cuyo nombre y obra fotográfica, aunque no sus filmes de circulación limitadísima, seguro resultan más familiares al público mexicano. En ellos se proyectarán Goshogaoka (1997), Lunch Break  (2008) y Rudzienko (2017), a mi entender todos ellos estrenos en nuestro país.

El principio del ciclo en su totalidad, como es de esperarse en una colaboración institucional, se limita a una grata coincidencia: el paso de estos artistas, de distintas nacionalidades, generaciones y preocupaciones estéticas, por CalArts. Sin embargo, ese horizonte artístico, que no contrapone diversidad y calidad, es una de las señas distintivas de la escuela.  Cada programa individual de “CalArts presenta…” ofrece la ocasión propicia para que Cineteca Nacional salga al encuentro de espectadores ávidos de otra clase de cine que, aun siendo ejemplar, cuenta con escasas oportunidades de exhibición en nuestra ciudad.

 

Las proyecciones contarán con la presencia de los directores. La entrada es libre. Para los horarios consulta la cartelera de Cineteca Nacional.

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Escritor, editor y crítico de medios.


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