Eureka

Tucรญdides dijo: โ€œLa historia es filosofรญa que enseรฑa con ejemplosโ€. Y con frecuencia hay mejor enseรฑanza en ciertos ejemplos dudosos que en los vagamente certeros.
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Cuando niรฑos, mi hermano y yo descreรญmos muy pronto de Santa Clos, pero รฉl me sugiriรณ que fingiรฉramos que aรบn creรญamos, โ€œo nos dejarรกn de dar regalosโ€. Es difรญcil mantener tal fantasรญa cuando la tradiciรณn indica que se trata de un personaje gordo que entra por inexistentes chimeneas, y aun en los paรญses con semejantes modos de calefacciรณn los cuentos hablaban de deshollinadores que pasaban la vida negros y tiznados y pringados.

No tengo ningรบn problema con convertir en ficciรณn a San Nicolรกs o cualquiera de sus versiones. Sin embargo, hay otras leyendas y fantasรญas que me cuesta abandonar.

Todos conocemos la anรฉcdota en la que el rey Hierรณn le pide a Arquรญmedes que averigรผe si su corona es de oro puro o si el orfebre le puso alguna cantidad de plata. Creo que el relato nos sobrevive por la mano de Vitruvio, quien lo cuenta asรญ:

Arquรญmedes se tomรณ con empeรฑo este encargo; por pura casualidad, se dirigรญa al baรฑo y cuando se introdujo dentro de la baรฑera observรณ que se derramaba fuera de la baรฑera una cantidad de agua proporcional al volumen de su cuerpo, que iba sumergiendo. Esta puntual experiencia le hizo ver la soluciรณn del problema y, sin perder tiempo, lleno de alegrรญa, saltรณ fuera de la baรฑera, desnudo se dirigiรณ hacia su propia casa manifestando a todo el mundo que habรญa encontrado lo que estaba buscando; corriendo gritaba una y otra vez ยกeureka!, ยกeureka!

Pero llegan los historiadores contemporรกneos a asegurar que tal relato es falso.

Pasa lo mismo con el famoso corredor Filรญpides que, luego del triunfo griego en la batalla de Maratรณn, corre los mรกs de cuarenta kilรณmetros hasta Atenas para dar la noticia. La versiรณn mรกs emblemรกtica la cuenta Luciano de Samรณsata, pues es quien asegura que Filรญpides muere tan pronto pronuncia las buenas nuevas. โ€œSe dice que fue Filรญpides el corredor quien primero lo empleรณ en este sentido, cuando al anunciar la victoria a los magistrados reunidos, que estaban preocupados por el final de la batalla, les dijo: โ€˜Adiรณs, hemos vencidoโ€™, y diciendo estas palabras se muriรณ, y expirรณ coincidiendo con la noticia y el adiรณs.โ€

Difรญcil de traducir es la palabra que aquรญ se presenta como โ€œadiรณsโ€, y en otras versiones como โ€œalรฉgrenseโ€ o โ€œregocรญjenseโ€.

Diez aรฑos despuรฉs de Maratรณn, viene la batalla de Salamina, en la que los griegos de nuevo vapulean a los persas. Es uno de los grandes momentos para quienes amamos la cultura occidental. Yo celebro cada septiembre este aniversario. Pero ahora ciertos historiadores euroculpables dicen que no es para tanto, que en realidad ganaron los persas, pues ocuparon y destrozaron Atenas, y que รฉse era el propรณsito de su expediciรณn punitiva.

Se sabe que Nerรณn incendiรณ Roma, aunque no se sepa. Que a Constantino se le apareciรณ la cruz, aunque no se le haya aparecido. Que Pilato tenรญa la costumbre de liberar a un preso, aunque nunca lo acostumbrรณ.

Dรกndole buen sabor de renacimiento al Renacimiento, Manetti cuenta que Filippo Brunelleschi y Donatello hicieron un viaje a Roma para estudiar detenidamente los modos de construir y escarbar en busca de esculturas antiguas. Vasari tambiรฉn se esmera en relatarnos cuรกn intensamente trabajรณ este par de artistas durante aรฑos para redescubrir la grandeza de aquel pasado. โ€œDe inmediato se prepararon para medir las cornisas y realizar planos de los edificios, laborando continuamenteโ€ฆ No hubo sitio que no visitaranโ€ฆ ni omitieron tomar mediciones de cualquier obra meritoriaโ€ฆ Filippo se entregรณ tanto a sus estudios que no se daba tiempo para comer ni dormirโ€. Pero luego de siglos de tener esa imagen apasionada y ejemplar de dos artistas ebrios de arte, ahora leo a un historiador que lo tilda de leyenda y escribe: โ€œNo hay evidencia documental para ubicar a Brunelleschi en Roma en ningรบn momento de su vidaโ€.

Pero en fin, hay otros historiadores que proponen que el Renacimiento no existiรณ como una explosiรณn de creatividad y de enaltecimiento del ser humano, sino como una lenta continuaciรณn de la Edad Media, que tambiรฉn se conoce como Aรฑos Oscuros. Seguramente desde Florencia, Francesco Petrarca sรญ percibiรณ alguna luz en su presente, y vio oscuridad en aquel pasado que รฉl llamรณ el pasado oscuro y por eso bautizรณ a esa รฉpoca secoli bui.

Parte del encanto de los Borgia, sobre todo del papa Alejandro VI, es que liquidaron a decenas de sus enemigos con un veneno llamado cantarella. Historiadores contemporรกneos lo ponen en duda. Uno de ellos escribe que no habrรกn sido tantos los asesinatos, โ€œquizรกs uno o dos casos, y posteriores investigaciones podrรกn reducir estos casos a ceroโ€. A Lucrecia Borgia tambiรฉn la rebajan con agua los cronistas modernos.

Sabemos que luego de ser obligado a renegar del sistema heliocรฉntrico, Galileo Galilei dijo: โ€œY, sin embargo, se mueveโ€. Pero historiadores aseguran que tal frase nunca se pronunciรณ. Sabemos que a Newton le cayรณ en la cabeza la teorรญa de la gravitaciรณn cuando vio caer una manzana, aunque los portadores de la verdad histรณrica nos digan que eso es un mito. Conocemos bien la frase โ€œQue coman pastelesโ€ o โ€œQu’ils mangent de la briocheโ€, pronunciada por la reina Marรญa Antonieta, aunque tales palabras han sido muy malabareadas y puestas en duda.

Por alguna razรณn me siento mรกs a gusto con el efecto de putrefacciรณn que Edward Gibbon le da al cristianismo en su Historia de la decadencia y caรญda del Imperio romano, que con otros libros mรกs contemporรกneos que presentan otro sabor de los hechos.

Hallo mejor alimento para el alma en ciertas versiones dudosas que en las supuestas verdades. Por ejemplo, mรกs rico para el espรญritu resulta el Renacimiento que romantizaron algunos historiadores antiguos como Vasari o Burckhardt, con sus leyendas y exageraciones, que el mรกs sobrio, diluido y mejor investigado de ciertos especialistas contemporรกneos.

Siguiendo a Tucรญdides cuando dijo: โ€œLa historia es filosofรญa que enseรฑa con ejemplosโ€, veo que con frecuencia hay mejor enseรฑanza en ciertos ejemplos dudosos que en los vagamente certeros. Pero termino acorralado, pues dicen los historiadores que Tucรญdides nunca dijo eso. ~

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(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.


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