Las consultas culturales de Morena, sin rumbo

Entre sus adeptos, Morena y su aspirante a la presidencia han realizado consultas con el sector cultural. De ellas trasluce una crítica al fracaso de la gestión actual y la falta de un plan hacia el futuro.
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Antes de que se confirmara que Claudia Sheinbaum Pardo sería la coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta Transformación (acepción utilizada para referirse a la candidata para la presidencia de México por parte de Morena que de antemano eligió el presidente), causó pasmo que, a pesar de cinco años de sistemática y deliberada destrucción del sector cultural por parte de la 4T, aún haya simpatizantes que no dudan en proponerle un plan de trabajo. La respuesta que escucharon no fue alentadora.

Dado que la gestión cultural en la Ciudad de México ha sido ampliamente cuestionada –la remoción del conjunto escultórico de la glorieta Colón, los conciertos “gratuitos” en el Zócalo, el desaseado manejo de los Faros y Pilares, entre otros aspectos–, Sheinbaum decidió abordar el tema en redes. El 7 de agosto subió un empalagoso video en la red social X, que se remonta a su infancia, donde aparece tocando la jarana. Escribió: “Queremos que el acceso a la cultura y el arte sea un derecho. México necesita más científicos, más ingenieros, pero también más poetas, escritores, filósofos e historiadores”. Extraño posicionamiento, pues ese derecho lo garantiza, desde el 30 de abril de 2009, el artículo cuarto de la Constitución.

En el video, apunta en voz en off:

A lo largo de mi vida he encontrado en el arte una fuente de inspiración y libertad. Cada movimiento, cada acorde, es un viaje compartido hacia la belleza. La música nos muestra que la armonía y el trabajo en equipo van de la mano. Aprendí la importancia de la perseverancia y la disciplina. Cuando tomo una decisión, recuerdo la precisión de la ejecución. Porque el arte y la pasión son fuerzas que transforman el mundo. El arte es una herramienta para el futuro. Por ello queremos que el acceso a la cultura y al arte sea un derecho.

“Soy Claudia”, se lee al final.

Sabina Berman dio la bienvenida al pronunciamiento. “No suelo retuitear a candidatos, pero este anuncio es lo que muchos hemos querido escuchar desde hace 12 años”. Estaba refiriéndose a los sexenios de Enrique Peña Nieto y AMLO. No se extendía hasta el de Felipe Calderón, periodo durante el cual Sergio Vela y Consuelo Sáizar fueron los titulares del Conaculta y en el que, en efecto, la cultura recibió el más alto apoyo presupuestal del siglo XXI. A sus albricias la precedió la almibarada entrevista que el 28 de julio le hizo a la entonces todavía precorcholata Sheinbaum en su programa “Largo Aliento” que trasmite el Once.

El 14 de agosto ocurrió el encuentro “Claudia Sheinbaum. Reunión con la comunidad cultural y artística de México”, en el espacio cultural La Nana. La selección del lugar llama la atención, pues fue fundado por Lucina Jiménez, actual directora del INBAL. Hoy día La Nana carece de titular y sólo cuenta con una administradora, Sandra Medina. En el consejo directivo figura Sabina Berman. Berman y Jiménez son autoras de Democracia cultural. Una conversación a cuatro manos, publicado en 2006 por el FCE, en el contexto del cambio del sexenio de Vicente Fox.

Jiménez fue coordinadora del Consejo Consultivo Asesor de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados de 2009 a 2012. En ese periodo, La Nana recibió recursos etiquetados por 16 millones 888 mil pesos. Un conflicto de interés semejante se ventiló en 2020, ya como titular del INBAL. La convocatoria Espacios Escénicos Independientes en Resiliencia de 2020, lanzada por la Secretaría de Cultura a través del INBAL y el Centro Cultural Helénico benefició a La Nana.

En consecuencia, el 12 de junio de 2020, Alejandra Frausto emitió el oficio SC/121/2020 donde apeló a los altos valores que deben regir a los servidores públicos, condenó cualquier asomo de conducta que se aparte de tales preceptos y sentenció: “Es por ello que, en caso de que se llegase a detectar una actuación bajo conflicto de interés, se hará de conocimiento de las autoridades competentes para que procedan a fincar las responsabilidades a que hubiera lugar”.

Lucina Jiménez lo ha negado.

Justo en ese lugar ocurrió la reunión entre los colectivos y Sheinbaum.

Tania Mena y Teresa Zacarías, encargadas del equipo cultural de Sheinbaum, fueron las organizadoras. Las dos tienen una sólida trayectoria en la gestión cultural. A consulta expresa, Mena informó por escrito: “El 7 de julio pasado lanzamos una invitación por WhatsApp a la comunidad cultural y artística donde se les decía que Claudia Sheinbaum quería escuchar sus puntos de vista sobre la cultura y las artes”. La iniciativa, pues, fue de la precandidata. Llamaron a la convocatoria #CulturaconC. Ello derivó en 23 zooms y 11 chats que congregaron a 600 personas, donde se definieron y discutieron “12 grandes temas”.

Aunque se solicitó, en la respuesta por escrito no se informó de la lista de los colectivos, gestores culturales y artistas participantes en los debates. No se compartieron tampoco “los puntos nodales de lo que este colectivo concluyó como el bosquejo de un largo camino a analizar y proponer en políticas culturales”. Los “voceros” –Celso Duarte, Inna Payán, Maricarmen Velasco, Alberto Estrella, Paulina de Labra y Regina Orozco– contaron con 3 minutos para exponer 2 temas, es decir minuto y medio para cada uno. Para colmo, Sheinbaum Pardo llegó con  más de una hora de atraso. La consulta continúa y los resultados finales se conocerán a “mediano plazo”.

La senadora y presidenta de la Comisión de Cultura de la Cámara Alta, Susana Harp Iturribarría, quien también fue consultada para este artículo y respondió a través de su secretario particular, informó que acudió al evento de La Nana solo como invitada y no se pronunció más al respecto. Estuvo sentada al lado de Sheinbaum Pardo. La vicepresidenta de la Asociación Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, Inna Payán, según versiones, lo habría hecho a título personal. Tampoco respondió a nuestra solicitud.

 Los “12 grandes temas” tocados en el evento fueron: diagnóstico; legislación; operación de programas y actividades; perfil de funcionarios; formación de públicos y formación de talleristas y promotores; descentralización equitativa; reactivación urgente; relaciones internacionales y promoción de las artes en el exterior; seguridad social para artistas; consejos estatales de seguimiento a los programas y rendición de cuentas; educación artística y cultural; e infancias y cultura.

Mientras, las “12 disciplinas” fueron arquitectura;  artes escénicas; artes visuales; cine; cultura comunitaria; cultura popular y de pueblos originarios y afromexicano; estados; gestión y promoción cultural; literatura y mundo editorial; medios públicos; música; y patrimonio y museos.

En el acto, Mena destacó: las conclusiones no se presentarían a ningún otro de los entonces precandidatos de Morena.

En estos temas se trasluce la crítica al fracaso de la política cultural actual. ¿Legislación? Muchas atoradas en las cámaras alta y baja. ¿Descentralización equitativa? Ni una cosa ni la otra. ¿Reactivación urgente? El sector lleva cinco años paralizado. ¿Relaciones internacionales y promoción de las artes en el exterior? Un inútil Consejo de Diplomacia Cultural, un presuntuoso Mondiacult y una Dirección Ejecutiva de Diplomacia Cultural y Turística de la cual ninguno de sus proyectos prosperó. ¿Seguridad social para artistas? La promesa de enero de cada año, y nada. ¿Consejos estatales de seguimiento a los programas y rendición de cuentas? Los institutos fueron hechos al margen. Y así sucesivamente.

Muchos “temas” del desastre actual ameritan más atención.

Uno de ellos, el patrimonio cultural, que ha sido motivo de escándalo durante el sexenio, tanto por los descuidos y atrasos en la reparación de los daños causados por los sismos de 2017, como por el avasallamiento de zonas y sitios arqueológicos, la pulverización del tejido social y cultural de comunidades indígenas y el ecocidio a consecuencia del Tren Maya. El ejecutivo se sentiría incómodo si una crítica figurara en la consulta cultural de su candidata. El otro tema es el Proyecto Chapultepec, que drena el 20% del presupuesto cultural, y cuya obra urbana y vial benefició directamente la gestión de Claudia Sheinbaum como jefa de gobierno. Este asunto sin lugar a dudas también causaría honda incomodidad en la precandidata de Morena a la presidencia de México.

En el primer ejercicio de consulta del chat #CulturaconC no hubo pues una concepción integral de la política cultural en México. De tal manera, pareciera que los “grandes temas” dependieron del interés o desinterés de unos y otros sectores en participar o en no hacerlo. No habría sido tanto una consulta a la comunidad cultural y artística en su conjunto, sino un “corre la voz” entre los simpatizantes de la 4T y de Claudia Sheinbaum Pardo, para apoyarla en sus aspiraciones a la presidencia de México. Y eso sesga el debate cultural.

A Claudia Sheinbaum le bastaron unas palabras para sincerarse:

Por supuesto que hay muchos más derechos que se tienen que cumplir en México. Todavía hay muchos otros millones de mexicanos que están en la pobreza. También necesitamos consolidar la educación como un derecho (…) y falta consolidar el derecho a la salud. Vivimos dos años de pandemia, además de un rezago a la salud de mucho tiempo (…) Por supuesto que después de atender durante dos años una sola enfermedad, estamos en el proceso de construir un verdadero sistema de salud pública. Y de igual manera la cultura es un derecho (…).

Los convocó para desilusionarlos.

Para esta pieza también se solicitó la intervención completa de Sheinbaum. No fue enviada.

Más adelante, el 22 de agosto, ante académicos y científicos, la ex jefa de gobierno, ya en su caracterización de “coordinadora de defensa de la Cuarta Transformación” redondeó su planteamiento, aunque basándolo en la educación, en la defensa de la disparatada e impugnada Nueva Escuela Mexicana, en las fallidas y mal llamadas “universidades” Benito Juárez y en las becas Jóvenes Escribiendo el Futuro.

Uno de los grandes derechos es el derecho a la educación (…) En esencia, hablar del derecho a la educación (…) es abrirle la puerta a otros derechos. Porque si no hay derecho a la educación tampoco hay derecho a la salud, porque no hay suficientes médicos, enfermeros (…) si no hay suficientes ingenieros, ingenieras, tampoco se da probablemente el derecho a la vivienda. Si no hay poetas, tampoco hay derecho a la cultura. Si no hay historiadores, tampoco se escribe la historia de México (…) La educación es el centro de la transformación y hay que continuar con los esfuerzos actuales. Los esfuerzos de la Nueva Escuela Mexicana (…) evitar que deserten los estudiantes de educación media superior a través de las becas, las universidades Benito Juárez y seguir construyendo más universidades, más educación (…) pero también que tengamos más humanistas, que tengamos más historiadores, que tengamos poetas, que tengamos filósofos, filósofas que sigan escribiendo la historia de México y la profundidad de esta Cuarta Transformación de la vida pública.

Tal como en los regímenes comunistas, para Sheinbaum los “humanistas” tienen la función de escribir sobre “la profundidad” de la 4T. 

El mismo día que se llevó a cabo el encuentro de Sheinbaum Pardo, el 14 de agosto, Paco Ignacio Taibo II informó que el Consejo Nacional de Morena lo había designado junto con su esposa Paloma Saiz como responsables para preparar el anteproyecto del Programa Nacional de Cultural 2024-2030. En tal carácter, convocó para el 18 de agosto a la asamblea “Foro nacional Arte y cultura para profundizar la transformación”, que se llevó a cabo en el Salón d’Luz, ubicado en San Luis Potosí 24, Colonia Roma.

El recinto, reza la publicidad, es “la opción perfecta si estás buscando el espacio ideal para tu boda”. Ofrece “Decoración y floristería, bar, Servicio de meseros y capitán de meseros, Grupo de música en vivo, Mariachis, Sonido, Mantelería, Vajilla, Cristalería, Pista de baile, Cocina para el uso del catering de su boda y una propuesta gastronómica adaptada a tu gusto es tan solo parte de su amplia cartera de servicios.” Fue también la sede donde se fundó Morena.

Los interesados en participar de manera no presencial podían enviar una cuartilla con sus comentarios y propuestas al formulario de Google titulado “Foro de Proyecto de Nación en Arte y Cultura”. Al igual que la convocatoria #CulturaconC, el ejercicio de consulta de Taibo II careció de una visión de política cultural integral ni tomó como referente las problemáticas actuales. Sobre los criterios para la valoración, Taibo se limitó a señalar que las propuestas por escrito serían analizadas “por el movimiento”. Al aventón, pues.

Tampoco se supo cómo ni cuándo el Consejo Nacional de Morena seleccionó a los cónyuges ni si hubo otros postulantes para asumir esa responsabilidad. El anuncio no lo hizo ni el área de prensa ni el Consejo como tal, sino el propio beneficiado por el nombramiento. A Tania Mena se le consultó sobre la relevancia del ejercicio de Taibo, si tal encomienda es paralela a la consulta solicitada por Sheinbaum, y si Taibo informó a la precandidata o su equipo cultural al respecto. No hubo respuesta.

Los participantes de la “asamblea” del 18 agosto estuvieron a la altura del Salón d’Luz. Antonio Martínez Velázquez, ex vocero de la Secretaría de Cultura, que luego asumió como titular del Instituto de Cultura de Tlaxcala para elevarlo de rango y volverse así secretario de cultural estatal, propuso la desaparición de la SC federal. La razón que esgrimió fue que la secretaría había sido un “sueño de Rafael Tovar de Teresa para pertenecer a la élite política”. El funcionario explicó que, sin embargo, la institución para la cual trabajó “en la práctica no funciona”.

El dislate del titular de cultura de Tlaxcala evidenció que ignora aquello que tendría que conocer en su carácter de funcionario cultural: la trayectoria de Tovar de Teresa en la cultura y la diplomacia mexicanas. Tal vez no tendría que estar al tanto de que el suegro fue presidente y que en su árbol genealógico figuran varios referentes de la cultura y la política de México, aunque acaso sepa que fue jefe de su ex jefa, la secretaria actual. Rodrigo Borja, director general de la Red Nacional de Bibliotecas, lo secundó. Luego, Martínez Velázquez dijo que no dijo lo que dijo.

La tónica de la asamblea de Taibo fue un chaparrón de comentarios, solicitudes y quejas sin ton ni son. Una de las más simpáticas fue que volvieran a impartirse clases de gimnasia en el Zócalo de la CDMX. Quizá para apaciguar los reclamos, Epigmenio Ibarra, el camarógrafo de AMLO y quien recibió un préstamo de 150 millones de pesos por parte de Bancomext, exhortó a los asistentes a no solo plantear propuestas, sino también a dar a cambio obra artística que deje registro de la “epopeya de la Cuarta Transformación”. Lo que Ibarra hace y por lo cual cobra, pero gratis.  

Lo mismo para lo cual quiere Sheinbaum Pardo a “los humanistas”.

Jubiloso ante la cámara, Taibo llamó a su experimento un suceso único. “Decidimos que la mecánica más interesante sería construir una asamblea propositiva. Esto es inédito, que un plan de gobierno sea sometido a una primera consulta de propuestas es poco común y no es habitual”. El director del FCE e historiador olvidó que hace seis años su “movimiento” organizó una consulta encabezada por la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, a quien conoce. Es más, Frausto realizó dos.

En el curso del primer semestre de 2018, Sheinbaum se reunió con distintas personalidades del ámbito cultural en sus distintas vertientes, desde cocineras tradicionales y artesanos hasta arquitectos y galeristas privados. Una de las sedes de los encuentros fue el restaurante Contramar, ubicado en Durango 200, colonia Condesa, propiedad de la chef Gabriela Cámara. La chef luego se volvió asesora en política alimentaria del Ejecutivo, organizadora de las recepciones en Palacio Nacional y miembro del al final de cuentas inútil Consejo de Diplomacia Cultural.

De esos encuentros variopintos surgió el cuadernillo El poder de la cultura, el cual se presentó el 20 de junio en el auditorio Divino Narciso de El Claustro de Sor Juana. El evento finalizó con la interpretación de la canción “Yo te AMLO, compuesta por Fernando Rivera y Alfonso André, en la voz de Regina Orozco y cuya letra, hoy, resulta una sátira involuntaria, pues mucho ya dejaron de amloarlo. Lo prometido por Frausto en el cuadernillo no se cumplió, como dejamos constancia en su momento.

No está de más recordarlo, pues tampoco esa consulta fue tomada en cuenta al final.

El 8 de octubre de 2018 iniciaron las 13 mesas y los 4 ejes de diálogo, en el auditorio del Centro de Cultura Digital, debajo de la Estela de Luz, conocida como “La Suavicrema”. El evento de Frausto tampoco destacó por su organización. El registro de asistencia fue en línea, pero el cupo fue limitado y las intervenciones fueron de 5 minutos como máximo. Los que quisieran podían enviar por escrito posicionamientos más amplios –a diferencia de Taibo II, que estableció 1 cuartilla como máximo— y también se los prometió que serían leídos y tomados en cuenta.

A la par, y derivado de una carta difundida el 5 de noviembre, dirigida a Frausto y firmada por expertos en la materia, se añadió la mesa “diplomacia cultural”. La futura secretaria tomó la iniciativa de dedicar otra al “periodismo cultural”, y una más a “archivos y memoria”, temas de la predilección de la esposa del entonces presidente electo. Estas mesas no se llevaron a cabo y no se explicó la razón. El registro en línea se suspendió y se informó que se anunciarían nuevas fechas. Los contenidos de la consulta, prometió, podrían consultarse en el repositorio transicioncultura.mx, que desapareció. La segunda consulta también fue un embuste.

Mal arrancan las no consultas.

Se prevé el mismo chasco. ~

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Es autor del libro digital 80 años: las batallas culturales del Fondo (México, Nieve de Chamoy, 2014), de Política cultural, ¿qué hacer? (México, Raya en el Agua, 2001, y de La palabra dicha. Entrevistas con escritores mexicanos (Conaculta, 2000), entre otros. Ha sido agregado cultural en las embajadas de México en la República Checa y Perú y en el Consulado General de México en Toronto.


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