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Katie Ledecky: la soledad de quien hace de la excelencia rutina

A pesar de ser prรกcticamente imbatible y de vencer a sus rivales por mรกrgenes amplรญsimos, la prensa y el pรบblico parecen no reconocer a la nadadora Katie Ledecky. ยฟNos hemos acostumbrado a su nivel de excelencia?
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A รบltima hora de la tarde del sรกbado 29 de julio daba comienzo en Budapest la final de los 800 metros libres femeninos. Ocho eran, como siempre, las aspirantes, pero solo una la segura ganadora: la estadounidense Katie Ledecky. Ledecky llevaba hasta ese momento 99 victorias consecutivas en pruebas de fondo y medio fondo, es decir, de 400 metros libres en adelante. La gran mayorรญa de dichas victorias sacando distancias a sus rivales que rozaban la humillaciรณn.

Aquella era la รบltima prueba individual de una tarde prodigiosa, de las mejores que se recuerdan en la historia de los Campeonatos del Mundo de nataciรณn y, quizรก por eso mismo, se podรญa apreciar en el rostro y en el nado de Ledecky algo de resignaciรณn, de conformismo: nada de lo que hiciera iba a eclipsar lo que acababa de hacer Caeleb Remel Dressel, ganador de las pruebas de 50 metros libre y 100 metros mariposa en un margen de apenas cuarenta y cinco minutos.

Asรญ, Ledecky, en vez de poner distancia desde el principio, de empezar a girar en un lado de la piscina cuando sus rivales empezaban a girar en el contrario, prefiriรณ imponer un ritmo lento, como si no quisiera sentirse sola, como si llevara demasiado tiempo, pese a sus escasos veinte aรฑos de edad, ejerciendo una dictadura exagerada. La estadounidense Leah Smith y, sobre todo, la adolescente china Bingjie Li le tomaron la palabra y la escoltaron durante toda la prueba a una distancia que nunca puso en peligro la victoria de Ledecky pero que creaba al menos la ilusiรณn de que aquella podรญa llegar a ser una prueba competida.

Y es que no hay duda, lo habrรกn leรญdo mil veces, que estos campeonatos han sido los campeonatos de Dressel y sus siete medallas de oro โ€“solo cuatro en pruebas olรญmpicas, eso sรญ- que le acercan a la leyenda de Michael Phelps, el mismo Michael Phelps con el que ya ganรณ en los pasados Juegos Olรญmpicos el oro en los relevos de 4×100 libre. La potencia de Dressel es imponente: no tiene el cuerpo musculoso de Phelps ni ese estilo que parece devorar el agua segรบn avanza… pero sรญ tiene su capacidad de resistencia en los metros finales, esa posibilidad de completar en apnea las รบltimas dos o tres brazadas para no perder en cinco metros lo que ha ganado en los noventa y cinco anteriores.

Dressel copรณ tantas portadas -como lo hicieron la local Katinka Hosszu con sus cuatro medallas, la sueca Sarah Sojstrom, ganadora de tres medallas de oro con dos records del mundo incluidos, el chino Sun Yang, imparable en las distancias masculinas de fondo y medio fondo, o el impresionante bracista inglรฉs Adam Peaty, quien tambiรฉn consiguiรณ batir el record del mundo de los 50 metros en dos ocasiones a lo largo de un solo dรญa – que Ledecky, la llamada a ser la gran reina de la competiciรณn, pasรณ a un injusto segundo plano que quizรก habrรญa que revisar.

La estadounidense abandonรณ Budapest con cinco medallas de oro y una de plata. Lo triste es que solo se la recordarรก por esta รบltima, la que consiguiรณ en los 200 metros libres, superada in extremis por la eterna Federica Pellegrini, una leyenda de la nataciรณn contemporรกnea. Algo tan habitual como perder una carrera se convirtiรณ en una especie de delito para Ledecky. ยฟPor quรฉ? Porque desde que se decidiera a acometer todas las distancias desde los 200 a los 1500 libres en grandes competiciones, Katie no habรญa perdido ninguna final. Ganรณ cuatro oros en los Panamericanos de 2014, otros cuatro con dos rรฉcords del mundo en los Mundiales de 2015, tres en los Juegos Olรญmpicos de 2016 porque ahรญ las mujeres no nadan los 1500, y tres ahora en los Campeonatos del Mundo de Budapest.

A todo ello hay que sumar el oro olรญmpico que ganรณ en los 800 de los Juegos Olรญmpicos de Londres, cuando solo contaba con quince aรฑos y los tres de 400, 800 y 1500 en los Campeonatos del Mundo de 2013, cuando ya habรญa cumplido diecisรฉis. Pese a su traspiรฉ en los 200, su dominio ha sido exultante… pero nos hemos acostumbrado tanto a ese dominio que casi no le damos mรฉrito. Es una gran injusticia. Ser la mejor un aรฑo, vale, pero ser la mejor un aรฑo tras otro y sin apenas rivales es propio de las campeonas legendarias. Sin duda, puede que Dressel, Sun, Peaty, Sojtrom y compaรฑรญa estรฉn en esa categorรญa o lo vayan a estar en el futuro… pero no nos olvidemos del presente, es decir, de Ledecky. Pese a su aรฑo de estudios en Stanford, su nivel sigue siendo descomunal. Estamos hablando de alguien que sacรณ casi veinte segundos en los 1500 a la segunda clasificada, la mismรญsima Mireia Belmonte.

Nada hace pensar en un estancamiento de la estadounidense. De hecho, todo apunta a un futuro en pareja: Dressel y Ledecky, Ledecky y Dressel. Los dos nacieron con apenas un aรฑo de diferencia โ€“Dressel en 1996, Ledecky en 1997- y tienen probablemente al menos un par de Juegos Olรญmpicos por delante. Es cierto que el margen de mejora de Caeleb es mayor porque aรบn tiene en el bolsillo la carta de los estilos, pero, ยฟquiรฉn sabe? Tal vez Ledecky se anima a mejorar la braza o la espalda o la mariposa y la vemos tambiรฉn aspirando a siete, ocho o nueve medallas de oro. Lo importante es no olvidar lo que ha hecho este aรฑo porque la excelencia no puede convertirse en rutina. Es tan buena que a veces nos cansamos de decirlo. Perdiรณ el atractivo de lo novedoso y queda solo la contundencia. El problema es que la contundencia, en ocasiones, por sรญ misma, no vende. 

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(Madrid, 1977) es escritor y licenciado en filosofรญa. Autor de varios libros sobre deporte, lleva aรฑos colaborando en diversos medios culturales intentando darle al juego una dimensiรณn narrativa que vaya mรกs allรก del exabrupto apasionado.


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