El 22: el canal que ya no es cultural

Bajo los gobiernos de Morena, el Canal 22 ha incumplido la promesa de ser un canal con independencia editorial y puesto al servicio de la sociedad, no del gobierno.
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I

Para los gobiernos de Morena, la trayectoria del Canal 22 ha sido objeto de poca consideración, por lo que se han dedicado a aniquilarlo. Alejandra Frausto, la secretaria de Cultura de AMLO, sometió la programación a las prioridades ideológicas y mediáticas del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, nombró titulares de dudosa capacidad, desdeñó la inaplazable actualización tecnológica, asfixió el presupuesto, redujo el personal. Claudia Curiel, la titular de cultura de Sheinbaum, la emula y acelera su deceso.

A principios de mayo, la emisora se relanzó como “Canal Veintidós” –con letras–, rebautizada como “el canal de las culturas de México”. El plural es solo en apariencia incluyente, pues en los hechos continuará con la agenda de propaganda política del gobierno federal y, además, inexacto, ya que ofrece como un hecho inédito una cobertura de la diversidad cultural del país, cosa que está por confirmarse en los hechos, y que en realidad se remonta a la época del primer director de la emisora, José María Pérez Gay, 32 años atrás.

La postura habitual, mezcla de ignorancia y soberbia, de la 4T: el pasado nunca existió.

Solo que, al igual que ocurre con el resto de las instituciones culturales creadas y consolidadas durante el México contemporáneo, ese pasado existe.

II

La historia inició el 15 de septiembre de 1990. La Secretaría de Gobernación anunció la “desincorporación” de las frecuencias permisionarias de la red nacional 7 y de dos canales locales: el 22 del Distrito Federal y el 8 de Monterrey. Era el inicio de la venta de los medios del Estado. Lo confirmó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes el 27 de enero de 1991: la desincorporación incluiría 250 estaciones de radio y 150 de televisión. Era el sexenio de las privatizaciones de Carlos Salinas de Gortari.

La red nacional 7 y el Canal 22 concentraron la atención.

Entre los compradores potenciales fueron mencionados Miguel Alemán Velasco, Clemente Serna Martínez y Clemente Serna Alvear, Juan Francisco Ealy Ortiz, Carlos Abedrop Ávila y Federico Bracamontes. No obstante, en realidad no había demasiado interés por parte de los empresarios. El costo ascendía a 150 millones de dólares más una inversión de igual monto a mediano plazo, pues la tecnología era obsoleta. Alemán Velasco se deslindó de manera pública. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes tampoco se interesó. Eduardo Sepúlveda Amor, director general de Producciones Audiovisuales, declaró que el Conaculta no contaba con la infraestructura ni la capacidad productiva para ofrecer una programación de calidad de 8 a 10 horas diarias.

Las privatizaciones parecían condenadas al fracaso.

III

La “Carta abierta de la comunidad cultural de México al presidente Carlos Salinas de Gortari”, publicada el 26 de enero de 1991 y que congregó a más de 800 abajofirmantes, modificó el escenario. Los responsables y redactores de la publicación eran Carlos Monsiváis y Héctor Aguilar Camín. Escritores, editores, creadores de artes plásticas y visuales, música, danza, cine, teatro, y televisión, académicos y periodistas, científicos, estados de la República, universidades, colegios, academias e institutos solicitaban al Ejecutivo que no se vendiera el 22 y se volviera un canal cultural.

A Salinas de Gortari le tomó solo seis días tomar la decisión. El comunicado de la Presidencia del 2 de febrero precisó que era la respuesta a la “carta abierta”. Varios de los abajofirmantes interpretaron con suspicacia la celeridad de Salinas.

Otros protagonistas disímbolos pusieron en cuestión la validez del canal.

Dos días antes del anuncio de Salinas, el 31 de enero de 1991, César Hernández Espejo, gerente de la Cámara Nacional de Radio y Televisión, calificó de “absurdo” que “un grupo de señores (…) le dijera al gobierno qué hacer con el canal, puesto que la experiencia ha probado que ese tipo de proyectos han sido un fracaso”. “Así como se organizaron para publicar un desplegado, yo los invito a que formen un capital y adquieran esa televisora (…) si el gobierno la está vendiendo –creo que es lo mejor— es porque desafortunadamente no es la mejor forma de hacer televisión”.

Alejandra Lajous, directora del Canal 11, se inconformó a su vez, pues consideraba más adecuado que se fortaleciera la emisora del IPN en lugar de crear otra, y así se lo planteó a José Carreño Carlón, director general de Comunicación Social de Salinas de Gortari, en carta fechada el 12 de junio de 1991. En distintos diarios, varios columnistas cuestionaron la pertinencia de un canal de tal naturaleza, ante el desinterés de las audiencias por contenidos de esa índole. Lo cierto es que, al margen de la nobleza de proyectos así, las televisoras estatales y culturales y las radiodifusoras culturales habitualmente suelen ser reacias a someterse a los estudios del rating.

IV

La televisora intentó despegar, pero enfrentó turbulencias. Antes de su lanzamiento y del nombramiento de Pérez Gay, el Canal 22 transmitió El coloquio de invierno, encuentro de intelectuales realizado en febrero de 1992 y organizado por Nexos, el Conaculta y la UNAM. Era una réplica de El siglo XX; la experiencia de la libertad, que la revista Vuelta dirigida por Octavio Paz llevó a cabo en agosto y septiembre de 1990, trasmitido por Televisa y con apoyo de empresas privadas, sin financiamiento gubernamental.

Paz renunció al FONCA, del cual fue uno de sus principales promotores. En la edición de Vuelta de abril de 1992, “La conjura de los letrados”, varios escritores e intelectuales de la revista expresaron, junto con Paz y a título individual, su malestar y condenaron que el Estado, a través de una institución pública –el Conaculta–, diera prioridad a un grupo intelectual por encima de los demás. Luego de una memorable polémica, Salinas de Gortari removió a Flores Olea del Conaculta.

El 24 de agosto de 1992, un año y siete meses después del anuncio presidencial, el canal aún no salía al aire. En una entrevista concedida al autor de este texto y publicada en el semanario Proceso (No. 825, 24 de agosto de 1992), José María Pérez Gay aceptó las “reglas” y la “normatividad” de la “burocracia mexicana” como causas del atraso, pero anticipó los avances de una heterogénea barra de contenidos.

Finalmente, el presupuesto del canal, antes del propio arranque, pasó de 70 mil millones de pesos (mdp), a 48 mil mdp, a 32 mil mdp. La televisora se integró finalmente al Conaculta e inició transmisiones el 23 de junio 1993. El 22 no fue de todos, como en la entrevista se comprometió su director, sino del propio Pérez Gay –quien marginó al Consejo de Planeación–, aunque hubo diversidad. Esa sería la tónica en años posteriores.

V

En los sexenios siguientes la emisora pasó por espléndidos momentos. La barra programática incluía contenidos nacionales y extranjeros. El noticiero abrió horizontes hacia lo que sucedía en la capital y en distintas entidades. Solo que el tiempo inevitablemente transcurrió: dentro del canal faltó autocrítica; directivos y personal asumieron que, dado que eran el único canal cultural, era el mejor canal cultural, y no se le dio atención a los necesarios cambios que impone la actualización.

Lo mismo que ocurre en la inmensa mayoría de las instituciones culturales del país.

Entonces el canal comenzó a decaer: hubo altas y bajas, recortes de presupuesto y personal, envejeció la tecnología, se eternizaron algunos programas y conductores, surgieron los intereses creados y cotos de poder. El noticiero continuaba con su buena cobertura, aunque comenzaba a volverse redundante y falto de originalidad, en exceso institucional. No se esperaba que fuera crítico de la política cultural –era un canal de difusión cultural y no de periodismo cultural, dos asuntos distintos, y además estaba adscrito al Estado– pero sí que no se anquilosara.

En el sexenio de Peña Nieto, el 22 prácticamente iba al garete. En seis años, hubo cuatro directores: Magdalena Acosta (2012), Raúl Cremoux (2013-2015), Ernesto Velázquez (2016) y Raúl Cota (2017-2018).

El presupuesto pasó de 252 mdp en 2013 a 172 mdp en 2018, un descenso del 32%.

Entonces llegó la 4T y el 22 fue presa fácil.

VI

El primer titular del canal durante el sexenio de AMLO, Armando Casas, llegó alborozado a las instalaciones de Río Churubusco: prometió libertad de expresión.

A propuesta de AMLO, un “gran frente” –Canal 22, IMER, Radio Educación, el SPR– “no hegemónico, no homogéneo, con independencia editorial”, estaría al servicio “de la sociedad, no del gobierno”, aseguró Casas. Hasta llamó “escandalosa” la reducción del presupuesto durante el sexenio de Peña Nieto. Si el 22 de la 4T arrancaría con 149.2 mdp –22 mdp menos que en 2018–,se debía solo “a la política de austeridad” del gobierno federal.

Quizá para ilustrar esa “independencia editorial” que se extendería a lo largo del sexenio, la conferencia matutina de López Obrador fue integrada de inmediato a la programación. En el primer trimestre del 2019 el 22 lanzó los programas Chamuco TV, Me canso, ganso, Por si las moscas y Debate 22, dedicados a la propaganda oficial y a la descalificación de los críticos del régimen.

El 20 de junio de 2021, Jenaro Villamil, presidente del SPR, entrevistó al agrónomo Octavio Romero, director de PEMEX, para el programa especial “Deer Park: ¿la nueva joya de PEMEX?” Villamil también entrevistó para el 22 a Manuel Barlett, director de la CFE. A finales de ese mes, en el contexto de la consulta para llevar a juicio a los expresidentes, la emisora dedicó un programa en contra de Ernesto Zedillo. El repudio entre expertos en comunicación se generalizó. Era año de elecciones intermedias.

VII

Para diciembre de 2021, el canal arrastraba un déficit de 20 mdp en pago de servicios personales, de acuerdo al Informe de Labores del tercer trimestre. La primera quincena de diciembre y el aguinaldo tampoco habían sido pagados al personal. No fue Casas quien respondió, sino la Secretaría de Cultura, que se comprometió a cubrir los adeudos del 22 y los de la Fonoteca: la demora crónica de cada fin de año en varias instituciones del sector cultural.

Entre enero de 2019 y febrero de 2022, Casa despidió a 120 trabajadores del canal, varios de ellos durante la pandemia de covid-19. Es cierto que restituyó 100 plazas, pero con sueldos más bajos y personal con menos trayectoria. Las 30 demandas que acumulaba la televisora implicaba un total de 40 mdp en pasivos.

El 6 de abril de 2022, Javier Aranda Luna asumió como director de noticias. Esa posición había ocupado con anterioridad entre 2003 y 2006, durante el sexenio de Vicente Fox. En este retorno, ahora para la 4T, era optimista: “pretendo contar el cuento de la verdad de la vida cultural (…) la cultura es el mejor antídoto contra la barbarie y la mejor manera de general riqueza de manera legítima (…) en el corazón de la cultura palpita lo diverso (…) la cultura no es un elemento más de la democracia sino su centro de gravedad”.

Casas había prometido igualmente que la actualización tecnológica sería una de sus prioridades, pues la unidad móvil y los equipos de transmisión estaban obsoletos. No pasó de una declaración. Estos rotundos fracasos –el desplome del presupuesto y las ruinas en las que dejó el canal–, junto a las versiones según las cuales había utilizado una banda de la emisora para su lucro personal, presagiaban su despido.

VIII

En Facebook, La Red de Cultura y Derechos Culturales anticipó, en 12 de octubre de 2022, la remoción de Casas y la llegada de Pavel Granados, protegido de Alejandra Frausto, quien había dejado devastada la Fonoteca Nacional, con despidos de tres cuartas partes del personal, más el patrimonio sonoro en el abandono y en alto riesgo de sufrir daños irreversibles, como documentamos en su momento. Su nombramiento se formalizó el 1 de octubre.

Desprestigiado y sin experiencia en la televisión cultural, Granados no fue bien recibido por el personal.

El nuevo director continuó la demolición del canal. La cobertura noticiosa siguió descomponiéndose. Granados hizo su debut sumándose a la transmisión, el 27 de noviembre de 2022, de la “Marcha por la Transformación”, con la que AMLO respondía a la marcha realizada dos semanas antes contra la reforma electoral. No solo el 22 fue partícipe: IMER, Radio Educación, el canal oficial de YouTube del SNR y Capital 21 –la televisora de la Ciudad de México que dirigía Alonso Millán Zepeda, quien sería nombrado como director del Canal 22 en el el sexenio de Claudia Sheinbaum.

El 18 marzo de 2023, de nuevo la cargada mediática oficialista: el 22, el 11, Capital 21, el IMER y el SNR transmiten el mitin de López Obrador por el 80 aniversario de la expropiación petrolera. En el evento, los simpatizantes del presidente quemaron en efigie a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, defensora de la independencia del poder judicial.

Eran las muestras de la “independencia editorial” y la “libertad de expresión” del Canal 22.

Y el 23 de julio de 2024, el director de noticias Aranda Luna escribe un texto laudatorio de las Utopías de la morenista Clara Brugada en Iztapalapa, la jefa electa de Gobierno para la Ciudad de México.

Pero no sirvió de nada la disposición para adular a la 4T por parte de los directores del canal ni de los directivos de noticias.

El presupuesto de 2019, de 149.2 mdp, ascendió a 155.8 mdp para 2020, aunque por el recorte federal a los gastos administrativos a causa de la pandemia el canal habría ejercido solo 120 mdp, 20% menos que el año precedente. En 2021, los 134.14 mdp asignados no compensaban el rezago. Para el 2022, un discreto avance: 134.6 mdp. 2023 y 2024 fueron años de supuesta recuperación: 141.8 mdp y 150 mdp, respectivamente. Por debajo del presupuesto más bajo que le fue otorgado en 2018, el último año del sexenio de EPN, de 172 mdp.

Casas no logró dar marcha atrás a lo que llamó la “escandalosa” reducción del presupuesto durante el sexenio de EPN –ni tampoco Granados.

IX

El 11 de septiembre de 2024, Sheinbaum Pardo –y no la secretaría de Cultura federal, como sucedía en administraciones anteriores– nombró a Alonso Millán Zepeda –su entonces titular de Capital 21– como nuevo director del 22.

Un vistazo a la “parrilla de programación” de lo que hacía Millán en la CDMX constata el amateurismo, la ocurrencia, la improvisación.

En su debut en el canal, a Millán Zepeda le asignaron un presupuesto de 143.8 mdp, 4% menos que en 2024. Entre sus primeras disposiciones estuvo dar de baja a los trabajadores del IMSS. Siguió el retraso del pago de la primera quincena de enero de 2025, que “se encuentra en proceso de definición”, según informó la subdirección general de Administración y Finanzas al personal asimilado, a causa de los procesos de autorización de la SHCP. El canal 22 empezó a firmar contratos hasta marzo, solo que de naturaleza civil y sin prestaciones.

A mediados de enero, se le notifica a Aranda Luna de su cese –acepta que fue liquidado conforme a la ley. El periodista afirmó que se le había solicitado diera prioridad en el noticiero a las distintas actividades de la Secretaría de Cultura –lo cual era en buena medida lógico, pues es el canal cultural del Estado– y no se diera relevancia a otros sucesos, como el Premio Cervantes a Álvaro Pombo –lo cual denota una actitud provinciana por parte del nuevo director de la emisora–. A Millán tampoco le interesaba la cobertura de los “adversarios” de la 4T –la FIL de Guadalajara– ni de museos privados. Lo que inició con optimismo acabó en desencanto.

El anuncio del “Veintidós”, “el Canal de las culturas de México” repite lo que se ha dicho acerca de su espíritu desde su lanzamiento en 1993 y no ofrece solución a los problemas acumulados a lo largo de su existencia. El discurso es reiterativo e ideológico: “los medios públicos” –apunta Millán Zepeda– “competimos con los medios hegemónicos, queremos ir con las audiencias más allá, queremos ser más cercanos y cubrir más territorio”, aspiración incumplida desde sus orígenes y que no parece haber razones para que ahora vaya a volverse realidad.

X

Un revoltillo de ocurrencias tomadas de aquí y allá busca darle al canal una inviable coherencia que lo alejará aún más de los televidentes y cuyo único hilo conductor es la ideología de Morena y las prioridades de Sheinbaum Pardo. No hace falta decir en qué consistirá Ancestras: las mujeres gobernantes durante el periodo prehispánico. Llegamos todas retoma la malograda frase de la Ejecutivo durante su toma de posesión. Remata la agenda de género femenino con Sobre cultura femenina: Un acercamiento a Rosario, sobre la obra de Rosario Castellanos.

A ras de piso será un cajón de sastre: abordará desde migración hasta criptomonedas, desde cambio climático hasta inteligencia artificial. Dos programas están dirigidos a los migrantes y puede anticiparse su talante militante y propagandístico: You’re welcome será un “homenaje” a los 38 millones de mexicanos que contribuyen al desarrollo de Estados Unidos y México –hubiera sido más adecuado titularlo Your remesas are welcome, para apegarse a lo que verdaderamente se busca–; más Un día en la vida de mexicanos.

El videpodcast Chismecillo cultural “desmitificará” a las personalidades relevantes de la cultura –¿parte de la campaña ideológica para acentuar el repudio a la cultura, con C mayúscula?–, El taller de las audiencias  será un espacio para conocer la opinión del público y es previsible anticipar el perfil de los invitados. Los sobrevivientes: Pepe Gordon y La oveja eléctrica –llega a su vigésima temporada–, Silvia Lemus y Tratos y retratos –más de 30 años–, Laura García, Germán Ortega, Eduardo Casar y Pablo Boullosa con La dichosa palabra. Los caricaturistas de Chamuco TV repiten por segundo sexenio consecutivo, como era de esperarse.

Veremos en qué acaban estas cosas.

Lo único cierto es que el canal cultural 22 ya no es cultural. ~


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