La seguridad social para los trabajadores de la cultura sigue sin resolverse

La Secretaría de Cultura lanzó una supuesta alternativa para que los trabajadores de la cultura accedan a la seguridad social. Esta no resuelve el problema.
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Luego de cinco años de promesas, la Secretaría de Cultura lanzó una convocatoria que ofrece una supuesta alternativa al desafío de la seguridad social para los trabajadores de la cultura. A los agentes culturales se les concedió un plazo demasiado breve para aplicar al beneficio, y el subsidio que recibirían cubre solo el periodo de las campañas presidenciales. La propuesta tampoco es novedosa, no resuelve la problemática de fondo, y acaba volviéndose excluyente, dispendiosa y clientelar.

El registro en línea al Estímulo para la Incorporación Voluntaria al Régimen Obligatorio del Seguro Social corrió del viernes 24 de noviembre al lunes 11 de diciembre de 2023 a las 13 horas. Los resultados se sabrán el viernes 29 de diciembre. El plazo fue de solo 18 días naturales, por debajo del promedio del periodo de vigencia de cualquier convocatoria. Por ejemplo, la beca de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales corrió del 12 de octubre al 6 de diciembre a las 15 horas, 56 días naturales, tres veces más.

El planteamiento es equívoco de inicio a fin. La Secretaría de Cultura afilia al IMSS hasta a 20 mil agentes culturales durante 6 meses y cubre sus cuotas equivalentes a un salario mínimo, aproximadamente mil 500 pesos por persona, sin que ello implique una relación laboral. De alcanzarse el tope de 20 mil inscritos, la SC gastaría 180 millones de pesos. Luego de este lapso, el beneficiado se responsabiliza del pago de sus cuotas, con base en sus ingresos y su actividad. El aplicante debe estar registrado en Telar, el Registro Nacional de Espacios, Prácticas y Agentes Culturales.

La SC es la única secretaría que ha ofrecido un subsidio semejante, por lo cual la prerrogativa o es clientelar o al menos despierta suspicacias La fecha de caducidad del apoyo de la SC para el pago de cuotas de los agentes culturales coincide con las elecciones de 2024. Al menos hubieran disimulado, extendiéndola más. Vencido el plazo, si el derechohabiente no cumple con el pago de sus cuotas, deberá darse de baja “temporal”, tal como establece la normatividad del IMSS.

Solo que los trabajadores de la cultura apenas sufragan los gastos básicos –hospedaje, alimentación, transporte— y con dificultad tendrían un excedente que les permita cubrir sus cuotas con puntualidad. El sondeo “México Creativo, Desarrollo Cultural Sostenible” de 2021, de la propia Secretaría de Cultura, establece que 53.8% obtienen ingresos inferiores a los 6 mil pesos al mes. Además, 77% no tiene ahorros, 4.3% los tiene para 1 o 2 meses, 8.5% para 2 a 5 meses, y solo 10.2% para 6 meses o más. Estas cifras muestran que el problema no se resuelve con el “estímulo” y solo acaban malgastándose 180 millones de pesos.

La cifra de hasta 20 mil agentes culturales coincide en lo general con la cifra de 19 mil 279 reportada en el “Informe Telar” de agosto de 2020. Tres años después, la cifra habría ascendido a 26 mil 800, Al menos ese fue el dato que se dio a conocer el 27 de junio de 2023, ocasión en la que la Academia de Danza México denunció que el sitio de Telar había sido hackeado.

Telar no es indicativo del total de agentes culturales en México. Es un registro al cual se integran los interesados de manera voluntaria. La SC no está buscando resolver el desafío histórico de la seguridad social para los trabajadores de la cultura, sino de los registrados en su base, para eventualmente ampliarla. Según la Cuenta Satélite de Cultura 2022, el sector alcanzó el 1 millón 494 mil 745 puestos de trabajo. En tanto, el sondeo de México Creativo, mil 32 respuestas que nos sirven de referencia, indica que 47.4% no tiene seguridad pública ni privada.

La propuesta de la SC es excluyente, dado que otorga preferencia a los agentes culturales que la propia secretaría considera como “población prioritaria”: “personas adultas mayores, afromexicanas, indígenas, mujeres, personas con discapacidad y personas de la diversidad sexual”. Si el interesado es hombre, heterosexual, blanco o mestizo, sin discapacidad y su edad fluctúa entre los veinte y los 50 años, ¿absténgase? Y peca de opacidad. ¿Quién o quiénes decidirán? ¿Los altos mandos de la SC? ¿Son elegidos por insaculación, como estila la 4T? ¿Sabremos sus nombres?

Luego del anuncio de la SC, algunos colectivos consideran la posibilidad de iniciar, entre marzo y abril de 2024, acciones para conseguir que la SC se comprometa a pagar de manera permanente la cuota mínima de los agentes culturales registrados en Telar. Una prueba más de que la solución, improvisada y clientelar, derivará en un gasto que no resuelve la problemática y será la causa de un conflicto político entre la Secretaría de Cultura y los beneficiados de manera temporal.

Con sus deficiencias –que no eran pocas, pero que en principio apuntaba al largo plazo para resolverlas–, el Seguro Popular era la alternativa, tanto para los trabajadores de la cultura contratados por honorarios o de manera informal, como para los trabajadores en general no afiliados ni al IMSS ni al ISSSTE. Solo que el actual presidente de México lo extinguió, lo reemplazó por el INSABI, que fracasó y al que desapareció, y creó al IMSS Bienestar, al que solo le trasladó el presupuesto del desaparecido instituto.

Desde 2019, Alejandra Frausto anticipó una solución a la problemática de la seguridad social. El 13 de enero de 2022, en conferencia virtual, garantizó que quedaría listo para ese año.  No fue así. En esta fecha la titular reiteró asimismo que buscaría la regularización de los trabajadores capítulo 3000 del INAH y del INBAL. Esto no sucedió y no iba a suceder, pues desde 2019 la instrucción de la Secretaría de Hacienda fue que no habría contrataciones. Todo indica que la regulación laboral para los trabajadores de la cultura ya no se resolvió durante la actual administración federal. ~

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Es autor del libro digital 80 años: las batallas culturales del Fondo (México, Nieve de Chamoy, 2014), de Política cultural, ¿qué hacer? (México, Raya en el Agua, 2001, y de La palabra dicha. Entrevistas con escritores mexicanos (Conaculta, 2000), entre otros. Ha sido agregado cultural en las embajadas de México en la República Checa y Perú y en el Consulado General de México en Toronto.


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