La mañana del 2 de julio, el presidente Donald Trump usó su cuenta personal de Twitter para compartir un video de 28 segundos de su aparición en un evento de la WWE en abril de 2007, el cual fue editado para mostrar al millonario golpeando a otro hombre con el logo de la cadena CNN en la cara, seguido de los hashtags “#FraudNewsCNN y #FNN.
El video, retuiteado por la cuenta oficial @POTUS y calificado como digno de un “comportamiento juvenil muy por debajo de la dignidad de su cargo” fue tomado muy en serio por un sector de la prensa estadounidense, que lo consideró una suerte de amenaza a la labor informativa de los medios a los que Trump se ha referido como “enemigos del pueblo”. La propia CNN expresó públicamente que tiene que considerarse un día triste cuando el presidente de Estados Unidos alienta la violencia contra los periodistas.
Diversos usuarios reportaron la publicación a Twitter, por considerar que violaba las reglas del servicio que prohíben la incitación al odio. La compañía, sin embargo, respondió que tras revisar cuidadosamente la denuncia, se determinó “que no hubo violación de las normas de Twitter respecto al comportamiento abusivo”.
Twitter avaló, pues, el matonismo virtual y el comportamiento tabernario y sin argumentos de Trump, quien días antes de arremeter contra CNN, atacó a la presentadora de televisión de la cadena MSNBC Mika Brzezinski, a quien llamó “loca de bajo coeficiente intelectual”, lo que ocasionó que la televisora manifestara su decepción de que el presidente de Estados Unidos gastara su tiempo “intimidando, mintiendo y vomitando pequeños ataques personales, en lugar de hacer su trabajo”.
Como ha explicado el periodista Chris Cillizza, el que el republicano haya recurrido a la lucha libre para mostrar su animadversión contra quienes considera sus adversarios, es una metáfora perfecta de cómo actúa como presidente. La lucha es un montaje en el que los protagonistas son lo mismo atletas que actores; las rivalidades son obra de un guion y el resultado de un combate es acordado abajo del ring, antes de la función.
El punto es que muchos de los partidarios del actual presidente creen realmente, como lo hace un gran porcentaje de los aficionados a la lucha libre, que todo lo que ocurre ahí es real. Al igual que el manager general de la WWE crea villanos con características que hagan que la gente se enfurezca y muestre su repudio, la administración Trump ha trabajado agresivamente en pintar a los periodistas como la caricatura de un villano soviético que canta el himno nacional ruso en el medio del ring, enardeciendo al público.
Cillizza advierte, sin embargo, una diferencia fundamental entre la WWE y Donald Trump, y es que el sueldo del segundo es pagado con dinero de los contribuyentes y su trabajo es gobernar y representar dignamente a una nación de 300 millones de personas ante la comunidad internacional.
El hostigamiento verbal de Donal Trump en descrédito de algunos de los medios más importantes de Estados Unidos —piensan muchos— alienta a los demagogos y populistas de izquierda y derecha, que ven en la libertad de prensa el primer obstáculo para su proyecto.
Por lo pronto, Jared Yates Sexton, el periodista que identificó al creador del video difundido por Trump como un usuario en Reddit que se caracteriza por sus mensajes racistas y antisemitas, admite que este tipo de comportamiento agresivo no es nuevo en internet; sin embargo, hoy muchos de estos personajes se sienten empoderados y han encontrado una especie de héroe en el magnate, por lo que también han abrazado su odio a la prensa, incluso llamando al derramamiento de sangre.
Sexton advierte que estamos en un punto de inflexión y no descarta que alguien resulte muerto de las continuas incitaciones del presidente, tal como también llega a advertirlo la periodista de CNN, Ana Navarro. La conclusión es que cuando empiezas a llamar a un grupo de personas “enemigos del país”, cuando les llamas “escoria”, se sientan las condiciones para que un trastornado tome la iniciativa; el mayor problema es que este entorno viciado es creación del hombre en la Casa Blanca. ~
Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).