Xeb y Kemag

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La primera vez que Xeb y Kemag vieron a Unus y Zeke fue en el aeropuerto de Las Vegas. Se saludaron como viejos conocidos. Entre abrazos y gritos, Xeb y Kemag se subieron a una Cherokee sport y emprendieron el camino rumbo al strip. La familiaridad con la que se saludaron โ€“Xeb dice haberlos reconocido de lejosโ€“ no era resultado del azar, sino de dos aรฑos de convivencia semanal, sin interrupciones, vรญa un juego de internet llamado World of Warcraft. Durante mรกs de dos aรฑos, Xeb, Kemag, Unus, Zeke y otras siete personas (tambiรฉn presentes en Las Vegas) habรญan sido no sรณlo conocidos, sino aliados: compaรฑeros guerreros dentro de la misma facciรณn. En el transcurso de la amistad en lรญnea habรญan batallado contra alimaรฑas gigantes, dragones, colosos de fuego y perros de tres cabezas.

World of Warcraft es un juego conocido como RPG (Massive Multiplayer Online Role Playing Game), en el que una comunidad de jugadores crean un avatar e intentan hacerlo avanzar de nivel llevando a cabo diversas misiones y conociendo un mundo vasto y, por supuesto, virtual. En el transcurso, los jugadores se ven obligados a estrechar alianzas con otros, a integrar grupos y, eventualmente, a dividirse en facciones con las cuales visitan los calabozos mรกs complicados dentro del universo ficticio.

Cuando Xeb (que, en el mundo de carne y hueso, es un buen amigo mรญo) me platicรณ que viajarรญa en pocas semanas a Las Vegas con el afรกn de conocer a los compaรฑeros de su facciรณn, sentรญ envidia: al fin y al cabo, yo tambiรฉn habรญa formado parte, hasta hacรญa poco, de aquella comunidad en lรญnea, y no habรญa salido con ninguna amistad con quien reunirme en algรบn lugar del mundo. Luego me pareciรณ una idea descabellada: Xeb y su hermano, Kemag, lo habรญan logrado y, ahora que me hablaban de su plan, no pude mรกs que pensar que aquello equivalรญa a llevar la obsesiรณn demasiado lejos.

A decir verdad, mi preocupaciรณn tenรญa fundamento. En el transcurso de mi propia experiencia como jugador de World of Warcraft, me habรญa dado cuenta de quรฉ tan complicado era cimentar una relaciรณn dentro del universo sintรฉtico que no estuviera atada โ€“por completoโ€“ al juego en sรญ. Mis conversaciones con otros avatares jamรกs se alejaban de alguna misiรณn que tuviรฉramos que llevar a cabo, o sobre la dificultad de eludir o eliminar a un monstruo, o la estrategia para terminar con un calabozo. Las relaciones virtuales, en mi opiniรณn, estaban supeditadas a lo que uno conocรญa o necesitaba de ese universo sintรฉtico. Recordaba cรณmo, en un momento de aburrimiento (sรญ, aun cuando estaba aburrido, no me desconectaba de World of Warcraft), habรญa ingresado en un canal โ€“dentro del mismo juegoโ€“ de trivia. Las preguntas, por supuesto, estaban relacionadas con World of Warcraft: la cantidad de golpes que se necesitaron para matar al segundo dragรณn dentro de Blackwing Lair, el incremento de salud del nivel veinte al veintiuno en un hechicero, el nombre del lago mรกs grande de uno de los tres continentes del mapa. De cien preguntas a que nos enfrentamos, contestamos bien 98. Al terminar la trivia, el canal pareciรณ comenzar de nuevo, arrojando preguntas que, esta vez, estaban relacionadas con la historia del mundo real. De cien preguntas, yo y mis compaรฑeros respondimos treinta.

Y si esto servรญa como indicaciรณn, la conclusiรณn parecรญa ser la siguiente: ninguna relaciรณn comenzada dentro de la tierra ficticia de World of Warcraft puede sobrevivir en el mundo real. Quizรกs ahรญ estaba el รบnico dato auspicioso dentro del plan de Xeb: su encuentro se llevarรญa a cabo en Las Vegas, un universo casi tan plรกstico como el virtual. ยฟQuรฉ mejor lugar para quitarse las mรกscaras de los avatares que una ciudad hechiza, donde los casinos tienen el cielo pintado en el techo y una pareja puede ser declarada como marido y mujer por un Elvis Presley falso?

Casi de inmediato, Unus โ€“el lรญder de la facciรณn en el mundo virtualโ€“ les pidiรณ a todos que revelaran sus verdaderos nombres, para asรญ no tener que llamarlos por el de sus รกlter egos. Xeb admitiรณ llamarse Diego. Los demรกs โ€“todos estadounidenses, salvo mis amigosโ€“ dieron los suyos. A diferencia de sus avatares, รฉstos eran ordinarios: John, Jake, Pete. En el transcurso del viaje โ€“entre equivocaciones impulsadas por el alcohol o el simple olvidoโ€“, los once miembros de la facciรณn de Team Tiger (asรญ se llamaba el grupo dentro de World of Warcraft) alternarรญan sus nombres de pila con los de sus avatares.

En un intento por romper el hielo (o por mostrar un lado humano lo mรกs rรกpido posible), Unus decidiรณ platicarles cรณmo, poco tiempo antes, habรญa estado a punto de matar a un hombre que lo perseguรญa en su coche. Cuando el atacante se estacionรณ frente a Unus cerrรกndole el paso, sacรณ un bate de su cajuela y decidiรณ destrozar el cofre del auto. Unus abriรณ la puerta de su vehรญculo, tomรณ una espada de bambรบ que usaba como divertimento y, sin saber bien lo que estaba haciendo, la estrellรณ en la mandรญbula de su atacante. Despuรฉs se dio a la fuga. Para Xeb, habรญa algo extraรฑo en escuchar la conversaciรณn de un viejo compaรฑero de guerra virtual โ€“รฉste era el lรญder de la facciรณn, el guerrero, la carne de caรฑรณnโ€“ platicar sobre un combate ocurrido en el mundo de lo real.

Para Xeb y sus camaradas, Las Vegas fue sรณlo el escenario en el que se dio el encuentro. Los casinos, las putas, los antros, las montaรฑas rusas dentro de los hoteles no tuvieron un papel importante. Los momentos clave โ€“los actos de comunicaciรณn genuinamente humanosโ€“ ocurrieron en bares cuyos nombres no recuerda; sobre las calles repletas de inmigrantes mexicanos que dan volantes de prostitutas; en un Planet Hollywood; en los cuartos de hotel de cada uno de ellos. Fue en uno de estos bares donde, ya borrachos, Unus comenzรณ a platicarles de su vida fuera de World of Warcraft. Les contรณ de su gusto por los juegos de rol: Dungeons and Dragons y Real Life RPGโ€™S, en que un individuo simula ser un guerrero y el otro un mago, por ejemplo. Y allรญ, entre mezclas indescifrables de caballitos, Xeb cayรณ en la cuenta de que Unus (Jake, John o Pete, quiรฉn sabe) se esforzaba por llamarlo por su nombre de pila, intentando pronunciar โ€œDiegoโ€ correctamente, sin que la โ€œoโ€ final sonara como una โ€œuโ€, como si el espaรฑol fuera su lengua materna.

Al tercer dรญa, dos miembros de la facciรณn que se habรญan conocido en el ejรฉrcito decidieron casarse en Las Vegas. Invitaron a todos. La ceremonia fue oficiada por un rastafari vestido de hawaiano. Los reciรฉn casados le platicaron a Xeb de sus experiencias en el ejรฉrcito: adolescentes desmembrados por minas, familias que en un mes se quedan sin hijos, vidas destrozadas. Muchos de estos jรณvenes โ€“le dijeronโ€“ terminaban jugando World of Warcraft al regresar a su casa, viviendo, tras la barrera de la simulaciรณn virtual, otro tipo de guerra interminable: una que ocurre entre lugares fantรกsticos y montaรฑas gigantes, en donde unos elfos aniquilan los demonios y los orcos juran venganza frente a los humanos. Xeb sรณlo se dedicรณ a escuchar esa noche. Le pareciรณ impropio, me dice, hablar sobre guerra siendo mexicano.

El grupo se despidiรณ entre abrazos en el mismo lugar donde se habรญan encontrado, jurando visitar Mรฉxico pronto. Todos los que habรญan ido al viaje coincidieron โ€“vรญa posts en el canal de la facciรณn y mensajes vรญa messengerโ€“ en que la visita a Las Vegas habรญa sido uno de los grandes viajes de su vida.

Al poco tiempo de volver de Nevada, Xeb y Kemag dejaron World of Warcraft, quizรกs para siempre. Continuaron comunicรกndose con Unus, Zeke y los demรกs, vรญa internet. Xeb admite que, a veces, sigue conectรกndose al universo virtual de World of Warcraft, pero que el impulso no obedece a la necesidad de dar muerte a ningรบn dragรณn o visitar algรบn calabozo. Cuando entra, suele deambular con su alter ego sin matar alimaรฑa alguna, en espera de que algรบn miembro de su facciรณn โ€“aquellos que conociรณ sin el cobijo del avatarโ€“ le haga conversaciรณn. El proceso se complica, me dijo, porque nadie estรก disponible: todos estรกn en algรบn calabozo, intentando destripar a algรบn monstruo o malvado emperador, en alguna torre, en algรบn monasterio, en alguna ruina virtual. ~

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